Subterfugio

7 - Epílogo

Ihsahan entró a la Academia Sith de Dromund Kaas siendo seguido por Mirana, esta lo dejó en la sala de reuniones más grande que había visto. Su guardia lo saludó con respeto para luego intercambiar una mirada con Madari, que venía detrás de ellos. Dentro, se encontró con una gran cantidad de siths. Todos eran importantes, ya que sus presencias los anunciaban desde la distancia. La gigantesca mesa tenía siete tronos a los lados más el trono principal de la Emperatriz en la punta que daba a un ventanal. Ya sabía quiénes eran los que debía reconocer. Darth Masseh Indo era un hombre obeso, cosa que no era rara entre los siths, ya que muchos de ellos no necesitaban su cuerpo para pelear y, dependiendo de la persona consultada, entrenar no era algo que un sith debería hacer. Su aprendiz era una togruta que lo miraba llena de lujuria. Su maestro estaba parado junto a su trono, hablando con Lord Rohus. Lo despidió para atenderlo a él.
“Ah, el sith del momento.” Dijo divertido mientras intercambiaba una mirada con el gigante.
“Buen trabajo, sith.” Dijo con seriedad Rohus mientras pasaba a su lado.
“Espero que puedas reconocer a los siete Dark Lords en este recinto.” Dijo jocoso Tharan.
Un wookiee fue el último en entrar, sus ojos se posaron en él. Su túnica era negra y llevaba un gigantesco sable colgado en su cinturón.
“Ah, Frogo… Es uno de los nuevos aprendices de Darth Indo. Es un berserker, como solemos llamar a su clase de sith. Asesinó a todos los alumnos de la Academia de Ziost, por suerte el director es uno de los nuestros. Supuestamente va tomar tu lugar en el Imperio.” Dijo divertido Tharan. “Esta va a ser una de tus prioridades, Ihsahan…”
Indo se detuvo cerca de ellos para mirarlo con curiosidad.
“Así que este es el famoso sith de Korriban…” Dijo con desprecio el sith. “No me estaría llenando de terror.”
“Es uno de sus talentos, Indo.” Dijo divertido Tharan. “Veo que tienes un nuevo… aprendiz.”
“Tú sabes que me gusta tener más de uno, suelen ser frágiles y poco ambiciosos…” Dijo sonriente Indo. “Esa máscara va a traerte problemas, Ihsahan… debería estar en un museo.”
“Fue un regalo de nuestra amada Emperatriz.” Opinó divertido Tharan. “Siempre podrías ser el nuevo Mandalore.”
“Eso sería digno de ver, Tharan.” Dijo Indo mientras hacia un gesto con su mano.
La togruta se acercó para mirarlo con fijación. Era mayormente roja y tenía una gigantesca armadura.
“Aquí tienes a Ihsahan, Uriah.” Dijo jocoso Indo. “No es nada extraordinario.”
“Ya lo conocerán cuando tengan que trabajar juntos.” Dijo divertido Tharan.
La Emperatriz entró sin decir una palabra para que todos los siths fueran al lugar donde tenían que estar. Él terminó parado junto a su maestro, como la mayoría de los aprendices principales del resto de los siths. Xania se sentó con cuidado para dedicar un segundo a cada Dark Lord. Terminó con sus ojos posados en él.
“¿Desde cuándo traemos jedis a estas reuniones?” Dijo con seriedad un purasangre.
Sus ojos eran amarillos y los tentáculos de su cara tenían unos brillantes aros.
“Ese es Darth Pandemios.” Dijo con telepatía Tharan. “Está a prueba para ser una Sombra, pero como se enteró de nosotros sin ninguna invitación, está teniendo que probarse con algo más importante que tan solo recursos.”
“¿Crees que un jedi pudiera ocultarse entre nosotros? Sentirías su pureza en el aire, Pandemios.” Dijo divertido Tharan, ahora en voz alta. “Supongo que querrán conocer al sith del momento.”
“Ihsahan es uno de los espías del Dark Council.” Dijo en voz alta Xania.
Ihsahan se quitó la máscara para que todos lo miraran. Cada uno tenía su propia reacción.
“Es más que una cara bonita.” Dijo divertido Tharan. “Como habrán notado en los videos.”
“Sigue sin parecerme demasiado.” Dijo jocoso Indo.
“El hecho que no pueda sentirlo es más de lo que esperaba, Tharan…” Dijo con curiosidad una humana.
Sus cabellos eran grises y sus ojos amarillos, llevaba una túnica verde y su cara estaba marcada por la oscuridad, ya que tenía todas las venas marcadas e irradiaba una profunda ira.
“Siempre has tenido talento para encontrar… siths como él.” Agregó mirando a Tharan.
“Aprendiz, deberías dejar que Zatannia te conozca mejor.” Dijo divertido su maestro.
Ihsahan liberó su presencia, lo único que lo delataba eran sus brillantes ojos rojos.
“Ah…” Dijo divertida la sith. “Delicioso…”
“Espero que eso baste.” Dijo con prestancia Xania. “De lo primero que necesitamos hablar es de…”
“No quiero ser mal educado…” Interrumpió un gran.
Su armadura era gigantesca y Ihsahan estaba seguro que su brazo era mecánico.
“¿No deberíamos hablar de la guerra? Ya estoy… estamos hartos de mirar desde el costado…”
“Parece que mis palabras no fueron claras.” Interrumpió con severidad Xania.
“No es que no confíe en tus decisiones, Xania, pero me gustaría volver a escuchar las razones por las que estamos estancados en esta guerra fría, viendo como los jedi crecen sin parar…” Dijo con calma el sith.
“Ihsahan, ¿Qué te parece que nos falta en comparación a la República?” Preguntó con prestancia Xania.
“Fervor.” Respondió de inmediato el sith. “El miedo y el terror no llegan tan lejos como el fervor en la guerra. Un hombre puede pelear hasta sus límites sabiendo que será ahorcado hasta la muerte por el sith que lo manda, pero un hombre romperá todos sus límites para proteger su hogar y lugar en la galaxia. La República está desorganizada y dispersa, pero cuando es el momento de pelear, ese fervor es lo que marca la diferencia.”
“¿Fervor? Ningún fervor ha ganado una guerra…” Dijo ofuscado el gran.
“¿Dónde estaba el Imperio hace unos cien años?” Preguntó al aire Ihsahan. “¿Dónde estaba la Orden hace cien años?”
Xania sonrió divertida.
“Responde la pregunta, Koros.” Dijo jocosa.
“Ese es el punto, milord. No queremos repetir los errores del pasado, por estamos forjando este Imperio para traer orden a la galaxia. Cada uno de nosotros, los ciudadanos del Imperio, tenemos un trabajo que cumplir.” Agregó con seriedad Ihsahan.
“Ah, me encanta este muchacho.” Dijo divertida Tudra. “Deberías escuchar al jedi, Koros, ya tiene más integridad que tu parva de inútiles que llamas Ejército Oscuro.”
“Ihsahan sabe de primera mano cómo funciona la República, como maniata el pensar de sus ciudadanos con sus mentiras de libertad, para luego abandonarlos en las manos de los piratas en el Outer Rim.” Dijo divertida Xania. “Esta semana se dio un gran paso para ganar el fervor de nuestra gente, ahora tenemos un símbolo para proteger al Imperio. Ihsahan ese ese símbolo, el primero de muchos.”
“Has hecho un gran trabajo, Ihsahan.” Dijo con severidad Rohus.
“Una lástima que te guste tanto usar las manos.” Dijo divertida Tudra.
“Ese bakuuni oscuro es una de las mejores técnicas que he visto.” Dijo divertido Tharan. “¿Algo más que agregar?”
“La República está copiando nuestras tácticas. Encontré unos mandalorianos enviados al planeta por Mathos, aunque él ya no va a ser un problema.” Dijo con seriedad el sith.
“Hemos sido informados.” Dijo pensante Tharan. “Eso nos abre algunas puertas…” Agregó divertido. “Gracias por tu trabajo, aprendiz.”
“Ah, ¿Necesita unos mimos?” Preguntó divertido Indo.
“¿Has conocido alguno de mis aprendices, Indo? Nadie había estado a mi altura, Ihsahan es todo lo que he estado esperando y puedo asegurarte en este momento que va a terminar sentado en ese trono que tu gordo e inútil trasero ocupa.” Dijo con severidad Tharan.
Indo largó una carcajada, que duró mucho menos de lo que esperaba.
“Un niño bonito de la República nunca va a sentarse en esta mesa, Tharan. Ese hombre no es un sith, es un caído…” Dijo sonriente Indo.
“Ya veremos de que está hecho, por lo pronto debería continuar con su trabajo.” Dijo divertido Tharan. “Ahora solo tienes que escuchar, aprendiz.”
Ihsahan estuvo presente en las deliberaciones de los siths, que eran mucho más frívolas de lo que esperaba.



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Editado: 14.04.2023

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