Chapter Three

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Will it be a sign of destiny?!

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12 de febrero de 2023, Verona, Italia

El sol se filtraba por las persianas del apartamento de Remus. El aroma a café llenaba la habitación mientras el chico rubio de ojos verdes se despertaba. Hoy era un día especial, y no solo porque Verona seguía desplegando su encanto romántico. Remus se levantó con una sonrisa. El almuerzo estaba en sus manos, y tenía una misión: visitar el Mercado del Sábato, un mercado que se celebraba los sábados en el barrio Borgo Trento. Allí encontraría productos frescos y locales para preparar una comida memorable.

Se puso una chaqueta y salió a la calle. El aire fresco de la mañana lo llenaba de energía. El mercado estaba a solo unas cuadras de distancia. Mientras caminaba, pensó en Dylan, su amigo de ojos avellana. ¿Cómo estaría? ¿Seguiría explorando la ciudad?

Al llegar al mercado, Remus se sumergió en la multitud. Las paradas ofrecían frutas jugosas, verduras coloridas y quesos aromáticos. Compró tomates frescos, albahaca y una baguette crujiente. Pero mientras elegía una rueda de queso pecorino, algo captó su atención.

Allí, entre las paradas de productos, estaba él: Orión. El chico con el que había chocado días antes. Orión llevaba una camisa sin mangas de una banda de rock, su cabello en una pequeña cola de caballo y unos lentes negros que le daban un aire misterioso.

Remus se quedó paralizado. ¿Qué hacía Orión aquí? ¿Era una coincidencia o un signo del destino? Sus miradas se cruzaron, y Orión sonrió. -Nos encontramos de nuevo-, dijo.

-Remus, ¿verdad? No pensé que volveríamos a vernos tan pronto.-

-Sí, parece que sí. ¿Te gustan los quesos?- pregunto pues estaban en un puesto de quesos artesanales, aun asi el chico no dejó de sentirse avergonzado

-Mucho. ¿Vienes aquí a menudo?- Dijo el pelinegro levantando sus lentes.

-Es mi primera vez. Pero creo que podría convertirse en un hábito.-

-¿Crees en las casualidades o en el destino?- Dijo Orion con una sonrisa coqueta?!!

-No lo sé. Pero este encuentro... siento que es especial.-

Y así, entre quesos y miradas cómplices, Remus y Orion compartieron un momento en el mercado. ¿Qué significaba este encuentro? ¿Era solo casualidad o algo más? Remus no lo sabía, pero decidió disfrutarlo como un regalo inesperado en la ciudad de los amantes.

...

Después de su encuentro en el mercado, Remus y Orion decidieron tomar un café en una pequeña cafetería cercana. El aroma del espresso llenaba el lugar mientras se sentaban en una mesa junto a la ventana.

-¿Así que es tu primera vez en el mercado? ¿Qué te trajo aquí hoy?-

-Estoy preparando un almuerzo especial. Quería encontrar ingredientes frescos. Y tú, ¿qué te trae al mercado?-

-Soy un amante de la comida local. Me encanta explorar los mercados y descubrir nuevos sabores. Además, me gusta la sensación de comunidad aquí.-

-Es cierto. Verona tiene algo mágico. Como si cada rincón guardara una historia.-

-¿Crees en las casualidades, Remus?-

-A veces. Pero este encuentro... siento que es más que eso. ¿Tú qué opinas?

-Quizás el destino nos cruzó de nuevo. ¿Te gustaría compartir ese almuerzo especial conmigo?-

Remus sonrió. -Me encantaría.

Y así, entre risas y miradas cómplices, el momento terminó.

...

Remus entró al apartamento con una sonrisa en el rostro. El aroma a café aún flotaba en el aire, y las enredaderas que trepaban por las paredes parecían susurrar secretos. Dylan estaba sentado en el sofá, hojeando su diario.

-Dylan, amigo mío, hoy ha sido un día increíble. ¿Recuerdas a Orion, el chico con el que choqué en la calle?-

-¡Claro! El misterioso de los lentes negros. ¿Qué pasó?-

-Pues... lo encontré de nuevo en el mercado. Hablamos, compartimos risas y... acepté su invitación para almorzar.-

-¿En serio? ¡Eso es genial! ¿Cómo fue?"-

-Fue como si el destino nos hubiera guiado. Orion es interesante, Dylan. Tiene esa chispa, esa curiosidad. No sé qué significa todo esto, pero...-

-¿Pero qué?-

-Creo que podría ser un signo. ¿De amistad? ¿De algo más? No lo sé. Pero quiero descubrirlo.- Dijo el Rubio con un leve brillo en los ojos

-Remus, a veces las casualidades nos llevan a lugares inesperados. Disfruta el viaje, amigo. Y si necesitas consejos sobre el amor, ya sabes que soy un experto en novelas románticas.-

-Gracias, Dylan. Por estar siempre aquí. Por ser mi Julieta en esta historia.-

Y así, entre risas y complicidades, Remus compartió su día con Dylan.