Suddenly, Everything was about you.

Chapter Four

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Thousands of espressos

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13 de febrero, 2023

El viernes 13 de febrero, Remus recibió una llamada de Alice, una amiga a la que conocía desde la infancia. Alice era actriz, tenía 20 años y era rubia. La llamada fue inesperada y emocionante.

Alice propuso un pequeño viaje al sur de Italia, y sugirió que se encontraran en Verona.

-¡Alice! ¿Cómo estás? ¿Qué sorpresa verte llamando después de tanto tiempo.-

-¡Hola, Remus! Sí, ha pasado mucho tiempo. Escucha estoy en un pequeño break, tengo una propuesta emocionante. ¿Qué te parece si nos vamos en un pequeño viaje al sur de Italia? Verona es nuestro punto de partida. ¿Te animas?-

-¡Claro! suena increíble.¿Cuándo partimos?- Dijo el rubio

-¡Exacto! Estoy pensando en la próxima semana. Te paso a recoger en Verona. ¿Te parece bien?-

-¡Perfecto! ¡Estoy ansioso por explorar Verona contigo!- Dijo el rubio con una voz esperanzada

Remus, intrigado por la idea, aceptó de inmediato. Verona, la ciudad de Romeo y Julieta, parecía un lugar perfecto para comenzar su aventura.

...

Remus y Alice llegaron a Florencia el primer destino con los ojos llenos de asombro. La ciudad, cuna del Renacimiento, respiraba arte y cultura en cada rincón. El sol de la mañana iluminaba la fachada de mármol blanco y verde de la Catedral de Santa María del Fiore. Remus se detuvo frente a la imponente cúpula diseñada por Filippo Brunelleschi, preguntándose cómo alguien había logrado construir algo tan grandioso en el siglo XV.

Juntos, subieron los 463 escalones hasta la cima del Campanile de Giotto. Desde allí, la vista panorámica de la ciudad les dejó sin aliento. Las tejas rojas de los edificios se extendían hasta donde alcanzaba la vista, y el río Arno serpenteaba como un hilo de plata.

La Galería Uffizi fue su siguiente parada. Obras maestras de Botticelli, Leonardo da Vinci y Miguel Ángel adornaban las paredes. Remus y Alice se detuvieron frente a "El Nacimiento de Venus", maravillados por la gracia de la diosa emergiendo del mar.

En el Palazzo Vecchio, exploraron las salas históricas y descubrieron secretos que habían perdurado durante siglos. La Torre de Arnolfo les ofreció vistas aún más impresionantes de la ciudad.

El Ponte Vecchio, con sus tiendas de joyería, los condujo al otro lado del río. Remus compró un pequeño recuerdo para Alice: un colgante con un delicado rubí.

Por la tarde, se dirigieron a la Piazza della Signoria. Allí, la estatua de David, esculpida por Miguel Ángel, parecía cobrar vida. Remus comentó sobre la perfección de las proporciones y la expresión en los ojos del joven bíblico.

Para el atardecer, subieron al Piazzale Michelangelo. El sol se sumergió lentamente detrás de las colinas, tiñendo el cielo de tonos dorados y rosados. Remus y Alice se abrazaron, agradecidos por este momento mágico.

...

Remus y Alice llegaron a Nápoles, el segundo destino, con la promesa de una ciudad llena de vida y contrastes. El aroma a pizza recién horneada flotaba en el aire mientras caminaban por las estrechas calles adoquinadas.

En la Piazza del Plebiscito, frente al Palacio Real:

-Remus, ¿puedes creer que estamos aquí? Nápoles es tan vibrante, ¿verdad?-

-Absolutamente, Alice. Y esa pizza que pasó junto a nosotros... ¡me hizo la boca agua!-

Un guía apasionado los llevó a través de los siglos. Remus y Alice admiraron el acueducto de Neapolis, una maravilla de la antigua Grecia y Roma. Las cisternas subterráneas les revelaron secretos ocultos, y la piscina del "príncipe" los transportó a tiempos pasados. Incluso exploraron un refugio antiaéreo de la Segunda Guerra Mundial, donde las paredes aún susurraban historias.

En una trattoria local, compartiendo una auténtica pizza napolitana:

-Remus, ¿alguna vez imaginaste que la pizza podría ser tan celestial? Esta margherita es como un abrazo de Italia.-

-Alice, estoy en el paraíso. Y estos cannoli... ¡son pequeñas explosiones de dulzura!- dijo con emocion.

Bajo el agua, descubrieron la "Pompeya submarina". Columnas, mosaicos y ánforas emergían como fantasmas del pasado. Remus se imaginó a los antiguos marineros cargando mercancías en este mismo puerto.

En el ferry hacia la isla de Procida:

-Remus, mira. Procida parece un lienzo. ¿Qué te parece si compartimos pasta alle vongole en el restaurante junto al mar?-señalando las casas de colores pastel

-Perfecto. Y brindemos con vino local. Por Italia y por nosotros.- Dijo asintiendo

Siguiendo pistas, Remus y Alice exploraron callejones escondidos. Encontraron grafitis vibrantes, pequeñas capillas y tiendas de antigüedades. El premio final: una vista panorámica desde el Castel Sant'Elmo.

En la cima del Castel Sant'Elmo, al atardecer:

-Mira, Remus. El sol se sumerge en el Golfo de Nápoles. Este viaje es un regalo.- dijo con admiración

los dias pasaron y el ultimo dia llego.

...

La última noche en Italia, bajo un cielo estrellado, Remus y Alice se sentaron en una pequeña terraza con vistas al río Arno. Las luces de Sicilia parpadeaban como estrellas caídas en la distancia.

Alice sostenía su taza de espresso, el vapor ascendiendo en espirales. -¿Orion?- preguntó con algo de picardia, mirando a Remus con curiosidad. -¿Quién es Orion?-

Remus suspiró, sus ojos perdidos en la oscuridad. -Orion es mi musa, mi enigma. Lo conocí en una galería de arte en París. Sus ojos eran como constelaciones, llenos de secretos y promesas.-

Alice sonrió. -¿Y qué te hace pensar en él?-

-Todo-, respondió Remus. -El aroma del café por la mañana, las calles empedradas, incluso el sonido de las gaviotas en el puerto. Cada detalle me lleva de vuelta a él.-



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En el texto hay: italia, chicoxchico, taylorswift

Editado: 10.09.2024

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