Capítulo 28
Al otro día Lili se contactó con Victoria, estaba tan ansiosa que casi no había dormido en toda la noche. Se la había pasado dando vueltas y vueltas en la cama. Necesitaba el trabajo y quería causar una buena impresión, sobre todo a la mamá de Victoria.
- Hola, Vicky. Soy Lili, la amiga de Abel.
- Hola, Lili.
- Me comentó Abel que querías hablar conmigo para trabajar en tu casa.
- Sí, exactamente. Yo ahora me estoy yendo a la facultad. Vuelvo a eso de la una, porque no te venís, comemos acá y hablamos del tema. ¿Qué te parece?
- Me parece genial. A la una estoy por ahí.
Lili estaba marcadamente excitada, por eso fue a la casa de Abel sin avisarle. La felicidad que sentía no entraba en su diminuto cuerpo. Llegó a lo de Abel y tocó la puerta. esperó un rato y nadie la atendía, golpeó nuevamente, esta vez más fuerte, y Abel le abrió la puerta.
- ¿Qué haces, Abel? No abras sin preguntar quién es, che…
- Te vi desde la ventana. Estoy re dormido.
- Ya hable con la Vicky. A la una me voy a comer con ella a la casa y a hablar del trabajo. Estoy re contenta, Abel.
- ¡Qué bueno! Te va a ir bien, vas a ver. Es un lindo laburo. La casa es re linda y el barrio tranquilo. Y seguro te van a pagar un buen sueldo.
- Lo del sueldo no me preocupa tanto. El tema es que haya un lindo ambiento. Espero no cruzarme mal con la vieja…
- ¡Jjajajajajajajaajajajjaja! Eso no te lo puedo asegurar, es brava y mala.
- Y bueno veremos.
Lili se fue para su casa para arreglarse para ir a la casa de Victoria. Se puso un pantalón negro de vestir, unas chatitas y una remara blanca. Se maquilló muy poco, junto coraje y salió.
Cuando llegó a la casa quedó paralizada, sintió como que se quedaba muda, que no le salían las palabras. Respiró hondo y carraspeó un poco. Los nervios la estaban matando. Hasta que junto coraje y tocó el timbre. Tuvo la suerte que le abrió victoria y encima con una amplia sonrisa. Lili se sintió más que bienvenida, eso la tranquilizó.
- Primero quería agradecerte esta oportunidad, Victoria. Y gracias por recibirme de esa manera tan cordial, me has tranquilizado. No sabés los nervios que tenía cuando llegué a la puerta… ¡Me temblaban las piernas!
- De nada. Pero vos tranquila. Lo único que tenés que hacer acá es mantener la casa limpia y después llevarme los gastos, pagarlos, y nada más. Seguramente Abel te habló de mi madre, y todo lo que te dijo es verdad. Pero vos no le des bola, ya le dije que las órdenes te las doy yo. Así que tranquila.
- Ok. Gracias. ¿Y cuando empiezo?
- Me gusta que tengas ganas de trabajar. Mañana a las ocho acá en casa.
- Ok. Suelo ser puntual así que ese no es problema.
- Mañana llegás y hacés el desayuno para mí y para mi madre. Yo te voy a dejar todo anotado de donde tenés cada cosa. Tenés que hacer panta tostado, jugo de naranja y un café con leche. Nada más.
- Ok. Mañana entonces.
- ¿No te importa saber cuánto vas a cobrar?
- Si…- le contestó tímidamente –
Cuando Victoria le dijo lo que le iba a pagar, no lo pudo creer. Era muy buen salario. La alegría que tenía le salía por los poros. Se levantó, le dio un beso y abrazo fuerte a Victoria y se fue para su casa. A los pocos minutos bajó Hortensia de su habitación.
- Y esta chiquita de color humilde, ¿Quién era? Una amiguita de tu noviecito seguramente…
- No empieces, mamá. Es una chica que va a trabajar en casa. esta casa es muy grande y entre las dos no podemos ordenarla, limpiarla, pagar las facturas.
- ¿No me digas que es con cama adentro? ¡Qué asco convivir con una villerita! Lo único que falta es que venga con un crío con los mocos colgando, todo sucio y caminando en patas por la casa. Me muero.
- Sos insoportable, mamá. Esa villerita, como vos la llamás, tiene más dignidad que vos
- No creas que me herías con ese tipo de comentarios que ni vos te crees. ¿Vos viste como estaba vestida? ¡Cómo el culo! Yo no entiendo a esa gentuza, como tienen tan mal gusto.
- No es que tengan mal gusto, no tienen plata. No les sobra la guíta como a vos. ¿no lo podés entender?
- El gusto y la elegancia no es una cuestión de tener dinero, y vos lo sabés. Espero que aprenda un poco de tu glam…apropósito… ¿Querés poner acá una sucursal de la villa? Tu novio, esta chirucita, tu presencia en el velorio del chorrito que nos vino a afanar…
- ¿Cómo sabes que estuve en el velorio?
- ¡Ay mi amor! Me extraña. A estos negritos le tirás dos mangos y te cuentan hasta la vida de los padres.
- Sos de lo peor, mamá.
- Vos sos igual que yo, el tema es que todavía no te diste cuenta. Sos una García Ureña de pura cepa.
- García y punto. Papá era García y vos Ureña. Nada más grasa que ponerse dos apellidos para aparentar. ¿Sabés donde te podés meter el doble apellido?
- No seas ordinaria… ¿Ves? Ya te estás contagiando de esa gente de cuarta. ¡Qué digo de cuarta! ¡De décima!
- Solo espero que no le hagas la vida imposible a esta chica que viene con todas la ganas de trabajar y de hacerlo bien.
- Mi amor, la vida imposible se la hicieron los padres cuando la trajeron a este mundo. ¿Vos viste lo que eran esas chatitas que tenía puestas? ¡Un horro! ¡Un horrorrrrrr!
- Vos sos un horror. Me avergüenza que seas así.
- Y nunca olvides mi frase de cabecera, hija mía: la esencia nunca cambia.