Capítulo 30
Luego terminaron el desayuno sin muchos sobresaltos, solo algún que otro nuevo dardo de Hortensia para Lili, quien aún estaba con sus armas bien guardadas. Victoria se iba para la facultad, pero antes advirtió a su madre.
- Mamá, no la vuelvas loca a Lili. Dejala trabajar en paz mientras se va aclimatando con la casa y se va acostumbrando con sus tareas. Hoy se va a quedar todo el día acá, si necesitas algo avisale pero no como si fuera tu esclava. Empezá a respetar un poco a la gente.
- Está bien, nena. Yo ahora me voy un rato a la habitación y después almorzaré. Quédate tranquila.
- Si, re tranquila…no te conozco, vieja. Chau.
- Vieja tu abuela, chau.
Victoria se fue. Hortensia se quedó un rato en la cocina mientras Lili limpiaba la vajilla.
- Y vos nena… ¿Qué estudios tenés?
- Llegué a tercer año de la secundaria, señora. Mi idea es retomar.
- Si, harías bien. No te expresas muy bien, no parece que hayas llegado a tercer año. Te falta vocabulario, te tragás las eses. Te falta mucho, nena. Así no vas a ir a ninguna parte y vas a ser siempre una mucama.
- Hay cosas que yo me las sé de memoria, señora. No sea tan hiriente conmigo ni con la gente como yo que no tuvo oportunidades. Parece que disfrutara con su ironía y mal trato.
- No mijiita, no te pongas así, yo solo digo la verdad. Acá tenés a una amiga de ley, jamás te voy a decir una cosa por otra. ¿O te gusta que te mientan?
- A nadie le gusta que le mientan, pero tampoco gusta que a uno lo estén agrediendo permanentemente y remarcándole sus defectos. No está bueno, uno la pasa mal. A usted no le gusta que le digan su edad o que le digan vieja, mire si yo le dijera a casa rato eso…
- Ah…¡No querida! Te estás extralimitando. Vos a mí no me podés decir nada, y mucho menos eso…yo no soy vieja, soy una señora mayor. Pero una señora de bien, de alta alcurnia y glamour. Vos nunca será como yo. Nunca te olvides de eso.
- Fue solo un ejemplo, pero bueno veo que usted no entiende y sigue disfrutando con sus humillaciones. Me voy a limpiar las habitaciones, con permiso.
Lili subió a las habitaciones mientras unas gruesas lágrimas se deslizaban por sus morenas mejillas. Le daba mucha bronca que hortensia la tratara de esa manera. Al principio le había causado gracia pero ya la pedecía. Entró al cuarto de Victoria, lo ventiló y barrió. Cuando estaba por hacer la cama le llegó un mensaje de Abel.
- Y, loquita… ¿Cómo va el primer día de laburo?
- Bien…pero la vieja es insoportable. Se la da no sé de qué. Sabés las ganas que tengo de mandarla a la mierda.
- Tranquila. Esa vieja ladra pero no muerde. Tené en cuenta que la que maneja todo ahí es Vicky, ella siempre te va a defender. Creo que la odia a la madre.
- Y…no se puede querer a una persona así aunque sea tu madre…vieja del demonio. Encima es una vaga, se va a quedar acá todo el día.
- Sí, si no labura. Vive de rentas la vieja. Se la rasca todo el día. Jajajajajajajajaja…tiene casi sesenta y no tiene una puta arruga. Al menos va al gimnasio, en algún momento de la tarde te va a dejar tranquila.
- Espero. Sí. Ojalá.
Lili empezó a escuchar un ruido a lo lejos, venía de la parte baja de la casa. no le dio importancia. Hasta que escuchó un grito de Hortensia.
- Nena, ¿Sos sorda?
- ¿Qué?
- Bajá. Te estoy llamando hace dos horas…
- No la escuché, solo escuchaba un ruido que no sé qué era
- Es una campanita, así te voy a llamar.
Lili bajó y la vio a hortensia sentada en el living moviendo una pequeña campana de un lado para el otro produciendo un sonido chillón y odioso.
Lili fue hacia la cocina, abrió la heladera, sirvió un vaso de jugo y se lo llevó.
- Gracias. Podes seguir con tus tareas.
Lili no la soportaba más. Fue hacia la habitación de victoria y terminó de ordenarla. Cuando iba para la habitación de Hortensia, escuchó un grito de ella.