Capítulo 32
Hortensia sintió el golpe pero no se iba a dejar doblegar por una adolescente. Se dio cuenta al instante que le había contado a Abel. Se tragó todas las palabras que tenía para decir simplemente porque estaba su hija presente, se hizo la tonta y siguió el juego.
- Y de qué es la torta, nena. Seguramente las debés hacer muy bien, la comida te salió deliciosa. Se nota que tenés buena mano…
- Si, señora Hortensia, creo que me salió bien. Espero satisfacerla…a usted y a los chicos.
- Seguramente que así será. Bueno a mi tráeme torta, ¿ok?
Cuando Hortensia dijo “¿Ok?” volvió a clavarle la mirada a Lili, pero esta vez sus ojos parecían rojos. Lili sintió ese fuego que la quemaba entera, tragó saliva y se fue para la cocina. Puso los postres en una bandeja y los sirvió. Justo en ese momento estaban hablando de ella.
- Nena, estábamos hablando con mi hija, es muy tarde. ¿Por qué no te quedás a dormir? Viste el cuartito que está al fondo al lado del lavadero. Yo después te alcanzo unas sábanas que tengo en mi habitación. Seguramente ese cuartito es mejor que el de tu casa…
- No, señora. Muchas gracias, aparte vivo cerca. Me acompaña Abel a mi casa.
- Pero no seas boba, Abel se queda a dormir. No acepto un no como respuesta, Lili. – mientras Hortensia le guiñaba un ojo –
Lili lo pensó bien y sabía que lo mejor era no contradecirla. Igualmente sabía que Hortensia se vengaría de ella por lo que había pasado en la mesa. Sabía que solo era cuestión de tiempo, o era esa noche o sería al día siguiente cuando estuvieran solas. Así que aceptó.
- Bueno, acepto. Me quedo. Aparte de que Abel se queda a dormir vi en la tele que anunciaron lluvias por esta zona.
- Muy bien, Lili. Me gusta que seas obediente. Vos lava toda la vajilla que yo después te bajo la ropa de cama.
- Señora no se moleste, yo las voy a buscar.
- No, déjame a mí. Esta dentro de mi placar y no me gusta que nadie meta la mano ahí…
- Está bien.
Lili se fue para la cocina y Hortensia, Abel y Vicky se quedaron conversando.
- Es una criatura…vos sabés lo que es para esta chiquita quedarse a dormir en esta casa…en su puta vida soñó algo asó. Hay que ser bueno con este tipo de gente, mirá vos tu novio, tampoco soñó estar con una chica de tu nivel…
- Mamá cortala con tus comentarios tan asquerosos. Lili es una chica laburadora y buena. No molestes con esos comentarios. Más allá de todo me gusta que hayas cambiado la onda con ella…
- Si…- dijo Abel con una sonrisa socarrona –
- Abel, que te pasa a vos con esa sonrisita “sobradora” ¿Tenés algo que decir? decilo ahora, dale... – lo desafió Hortensia -
- No, Hortensia. No tengo nada que decir. Simplemente me alegro de que se lleve bien con Lili. Me pone contento porque ella es mi amiga y la quiero mucho. Y, por cierto, porque usted es mi futura suegra.
- ¡Futura suegra! Te falta tanto a vos, nene…son muy jóvenes todavía. Vivan el momento y después vean.
- Yo le quiero dar un nieto…
- Abel, no seas bobo. No me gusta que hables de esas cosas – le recriminó Vicky –
- Pero en algún momento tendremos un hijo…
- A ver…todavía falta para ello. Y ojo con tener un hijo ahora. Vos tenés que cambiar de laburo, no quiero tener un nieto que tenga un padre con olor a muzzarella. Tenés que trabajar en una oficina, estudiar. Mi nieto tiene que ser un príncipe…bueno…sé que va a costar por el padre que tiene…pero vamos a sacarlo bueno.
- Gracias por la parte que me toca, Hortensia…
- Nene, la verdad no te tiene que ofender.
- Mamá, basta. Por favor. Como cansás.
- Bueno nena, le pongo un poco de pimienta a la sobremesa. Vos sabés como soy.
Hortensia esperó hasta último momento que se fueran a su cuarto Abel y Vicky. Se sentó en el sillón de la sala simulando ver con atención la televisión, pero en realidad su ansiedad se debía a su visita al cuarto de Lili. Una vez que subieron, ella esperó unos diez minutos. Fue a la cocina y le dijo a Lili que iba a ir a buscar las sabanas. Lili le dijo que la esperaría en su habitación. Hortensia subió las escaleras y sentía que su corazón estaba a punto de salirle por la boca. Sentía cosquillas en todo el cuerpo, hacía tiempo que no sentía una excitación semejante. Entró a su cuarto, abrió el placar y sacó un juego de sabanas de seda blanco, pensó que harían un buen contraste con la morena piel de Lili. Salió de su cuarto y antes de bajar fue al cuarto de Vicky para percatarse que no saldrían del cuarto. Tocó la puerta y Vicky tardó un rato en abrir, seguramente algo estarían haciendo.
- Perdón que los moleste, pero como voy a llevarle esto a Lili.- mostrándole las sábanas - … ¿Quieren algo de la cocina?
- No, mamá gracias. Pero…¿Qué te pasa? Estas muy colorado…
- No, nada nena. Deben ser los calores. La menopausia, a vos también te va a llegar…
- Ay mamá…necesitas un novio…
- No, a mi déjame tranquila. bueno, hasta mañana. Bajo esto y ya me voy para la habitación.
- Hasta mañana, mamá.
- Hasta mañana, Hortensia – saludó desde lejos Abel –