Capítulo 37
Lili se fue a su cuarto para seguir descargándose, la imagen de su hermano robando esa misma casa en donde ahora ella pasaba buenos momentos y se sentía protegida, le hacían mal. Sentía como que el espíritu maligno de su hermano había quedado en ese lugar. Estuvo un rato largo mirando el techo de su pequeña habitación, ya se sabía de memoria las manchas de humedad y las pequeñas grietas que había en él. Sintió que llamaban suavemente a la puerta, al principio se hizo la tonta hasta que escuchó la voz de Hortensia.
- ¿Puedo pasar? Soy Hortensia, abrime por favor.
Lili se secó las lágrimas, se sonó la nariz y se restregó un poco los ojos y entonces sí abrió la puerta.
- Adelante, doña Hortensia.
- No me llames doña que me hacés sentir vieja, decime señora a secas…mmmm…que carucha…estuviste llorando. ¿Qué te anda pasando? – mientras le tomaba suavemente la cara –
- Nada. Ya se me va a pasar.
- No te pasa nada pero ya se te va a pasar, que contradictoria. Y bueno, si no me lo querés contar…no te voy a insistir…
- Bueno, le cuento…
- Ves, sos una nena caprichosa.
Lili le contó con lujo de detalles lo que le habían contado a ella Abel y Victoria.
- Así que Abel fue el otro chorrito…yo ya me lo imaginaba. Y mi hija está loca…como va a estar de novia con un chorrito que nos entró a robar a nosotras…esto des de locos, yo no lo puedo permitir.
- No haga nada, doña Hortensia, si hace algo me va a enemistar con ellos.
- Vos deberías enemistarte, ¿Vos te crees que es verdad que se le escapó el tiro a Abel? No seas ingenua. Tu hermano estaba repasado de droga, seguro que quiso hacerle algo a Vicky y Abel disparó, a quemarropa. No lo mató de casualidad. Este tipo no lo quiero en mi casa. Chorro de mierda.
- Yo no creo eso señora, Abel sería incapaz de dispararle a mi hermano apropósito...
- Tenés que agarrarlo un día solo y que te lo niegue, tenés que mirarlo bien a los ojos. Yo me cansé de esta farsa, mi propia hija mintiéndome como si yo fuera una estúpida. Ya me va a escuchar.
- Señora, no haga lio.
- A vos te parece que me tengo que quedar con los brazos cruzados, ni loca. Me van a escuchar y ahora mismo.
Hortensia se fue para la sala y llamó de un grito fuerte y seco a Abel y a Victoria. Lili la había seguido y estaba parada al lado de la mesa principal. Abel y Victoria no tardaron en bajar.
- ¿Qué son esos gritos, mamá? – dijo Vicky entre sorprendida y enojada –
- Esos gritos no son nada al lado de la que se viene, Victoria. Y ni te digo a vos, Abel. Ya me cansé de que me tomen por estúpida.
- Pero, ¿Qué le pasa, suegra?
- No me digas suegra, te lo dije mil veces. Estuve hablando con Lili y me contó todo. ¿Victoria, como te atreves a traer a mi casa a un ladrón? No solo un ladrón, sino un tipo que nos quiso robar a nosotras. ¿Qué locura es esta? O te manejas por la calentura de tu vagina, te aseguro que si te enganchás otro se te va a calentar igual.
- Mamá, no me avergüences…
- ¿Qué no te avergüence? Vos me tomás el pelo trayendo a nuestra casa a un villero y chorro y la que te avergüenza soy yo, no tenés cara. No tenés moral. Yo sabía que esto iba a terminar así. Con este tipo de gentuza no se puede tener ningún tipo de relación.
- Mamá, dejá de herir a la gente. Y papa era otro chorro. O te olvidás que estuvo procesado por coimero.
- Lávate la boca antes de hablar de tu padre, como lo vas a comparar con esta gente que encima te vienen a robar armados. Son unos cobardes que tienen que drogarse o estar borrachos para hacer esas cosas. Tu padre era un ladrón de guante blanco, como lo vas a comparar con esta lacra. Que encima le disparó en la nuca al amigo. Negame eso Abel, mirala a Lili a los ojos y negaseló. Cobarde.
Abel no aguantó más y se fue de la casa dando un fuerte portazo. Victoria lo siguió. Quedaron solas Hortensia y Lili.
- Señora, yo no quería esto.
- No importa lo que vos querías, en algún momento se tenía que caer la careta. Ese pibe no sirve para nada, ese tipo no puede ingresar a mi familia. Mi hija está loca, hasta me habló de tener hijos con él. Yo lo voy a denunciar y va a estar preso varios años. Robo calificado e intento de asesinato. Mi hija va a tener que atestiguar, y si miente va ir presa ella también.
- No haga eso, no lo haga.
- Quiso matar a tu hermano y te la va de buen amigo, no lo defiendas más, no seas tonta. Ya parecés mi hija por lo buenuda. Sacate la venda. Ese tipo no cambiará jamás, es un chorrito como tu hermano, te lo digo aunque te duela. Vos sabés que esa gente nunca cambia. La esencia nunca cambia ni cambiará.