Sueco

Capítulo 43

Cuando Abel estaba cerrando la puerta de la habitación donde estaba internada Hortensia, le pasaron por la cabeza millones de pensamientos e imágenes. Por un lado pensó en el dolor que le causaría a Victoria la muerte de su madre, y por el otro pensó en él; pensó en que con el fallecimiento de su suegra terminaría la tortura constante que ella hacía sobre él. Pensó que se sentiría mucho más liviano sin que Hortensia estuviera como examinándolo con una lupa para ver qué hacía o dejaba de hacer. Aunque lo peor no era esa observación; era peor aún el análisis de esas observaciones que hacía Hortensia. Generalmente desacertados, exagerados y llenos de una maldad que ella misma parecía disfrutar. También se le cruzó por la cabeza el hecho de llevar sobre su espalda la muerte de Hortensia, él tenía en sus manos su salvación o su fin. Sabía que su duda era humana, pero que en definitiva debía actuar para salvaguardar la vida de su suegra. Pasaron pocos segundos en el que pensó todo eso, luego de cerrar la puerta caminó unos pasos y fue a buscar a los médicos.

 

  • Doctor, doctor…la señora de aquella habitación, está azul, se está muriendo.

 

Los médicos y los enfermeros entraron rápidamente a la habitación, el azul de la cara de Hortensia era más intenso, oscuro. Cerraron la puerta y Abel fue a buscar a Victoria.

 

  • ¿Qué te pasa, Abel? Qué cara que tenés…parece como si hubieras visto un fantasma…
  • Amor…tu mamá…
  • ¿Qué le paso a mama?
  • No sé, entré a la habitación para buscar tus lentes y estaba azul, se estaba quedando sin aire.
  • ¿y como esta? – gritó Victoria desesperada –
  • No lo sé, acaban de entrar los médicos.
  • Bueno, vamos a esperar afuera de la habitación. Menos mal que me olvide los anteojos, tal vez se hubiera muerto si vos no entrabas en ese momento.
  • Si, vamos a ver como está.

 

Abel y victoria esperaron unos minutos fuera de la habitación, a Victoria no le pasaba más el tiempo, a cada rato miraba su celular para saber la hora.

 

  • ¡Qué desastre, todo esto! Pobre mamá.
  • No te aflijas, va a salir todo bien. Los médicos entraron inmediatamente después de que les avisé. Tranquila.
  • Sí...

 

Luego de una media hora el médico y un par de enfermeros salieron de la habitación, victoria se paría de inmediato y encaró al médico.

 

  • Doctor, soy la hija de la paciente. ¿Cómo está mi mamá?
  • Señorita, si no hubiera sido por este muchacho su madre no contaba el cuento. A su madre se le cerró la glotis por una alergia, tuvimos que darle oxígeno y un medicamento inyectable. Por suerte ya está respirando normalmente.
  • ¡Gracias a Dios! Gracias doctor – le dijo Victoria mientras le daba un abrazo y beso al médico –
  • ¿Podemos pasar al verla? – preguntó Abel –
  • En un rato. Los enfermeros la están higienizando y les van a avisar.
  • Muchas gracias nuevamente, doctor.

 

Por fin los enfermeros les dijeron que ya podían entrar a la habitación de Hortensia. Cuando entraron, Victoria puedo reconocer la cara de miedo de su madre.

 

  • ¡Qué susto, mamá! Y qué cara de miedo que tenés vos…
  • ¡Claro que tengo miedo! No me quiero morir, todavía soy joven. Aparte no hay nada peor a que te falte le aire.
  • Menos mal que me olvidé los lentes y Abel vino a buscarlos. Justo te vio cuanto te estabas ahogando y le avisó a los médicos. Estabas azul…

 

Hortensia se quedó mirándolo a Abel a los ojos, sin pestañear. Abel la miraba y a veces desviaba su mirada, no se la podía mantener a Hortensia.

 

  • Yo te vi, Abel. Pero en tu mirada vi toda la intención de dejarme morir. Nos conocemos. Si yo te viera a vos azul, no le avisaría a nadie. Si la parca te vino a buscar…que te lleve…
  • ¡Qué mala que sos, mamá! Ni ahora lo dejás tranquilo…
  • MI amor, es un chiste. De tu novio puedo pensar cualquier cosa, menos eso. Te ama demasiado y no le gustaría que sufras, no me creas tan tonta como para pensar que lo hizo por mí. Pero bueno, al menos te quiere, eso dalo por hecho. Debe haber sido todo un reto para el tener la posibilidad de que yo quedará ahí, sin aire, muerta.
  • Hortensia, no importa por quien lo hice. Lo importante es que entré justo, lo demás poco importa. Lo hubiera hecho por cualquiera.
  • Tuviste la oportunidad de tu vida y la dejaste pasar…te hubieras hecho el desmayado, no decía nada. Y chau Hortensia. No se te va a dar muchas veces una chance así…
  • Quién sabe, tal vez la próxima la aproveche. Voy a tenerlo en cuenta.
  • ¡Así me gustás! Confrontame, aunque yo te pase por encima. Me gusta que seas combativo, y a Victoria también le gustan los tipos así. La ves a perder, sino. Bah, la vas a perder de todas formas, tarde o temprano. Sos poca cosa para ella. Mi hija está acostumbrada a otro tipo de hombre.
  • Claro, a usted le gustan los golpeadores como Román, ¿no? Lindo tipo de hombre tiene usted. Pero claro, tiene plata, estudia en la universidad…es blanco…una joya el golpeador…
  • ¡Je! Vos nos sos mucho mejor, chorro y asesino de un amigo. Bueno…no lo mataste pero lo intentaste. Lindo amiguito sos…
  • Bastaaaaaaaa. Me tienen podrida. Y vos mamá…ya me cansás. Ahora tenés que estar tranquila. Basta de peleas estúpidas, basta de chicanas. Descansá. En un rato va a venir Lili, ni le avisé de este episodio, no tuve tiempo. Después coméntaselo si querés.
  • Claro que se lo voy a comentar. No voy a perder la oportunidad de ver como se preocupa por mí, como me llora…
  • Mamá…sos tremenda…
  • Demasiado sensible para mí gusto esa chiquilina.



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En el texto hay: policial, romance accion y drama, romance

Editado: 28.05.2018

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