Capítulo 45
Victoria se había quedado muy preocupada con la charla que había sostenido con su madre. Le daba mucho temor que la idea del suicidio le siguiera dando vueltas por la cabeza aún tomando los medicamentos que le habían recetado los médicos. Por eso pensaba que el dejar de darle la medicación no alentaba ningún riesgo ya que el riesgo ya existía en la cabeza de su madre. Quería entenderla pero no podía. No podía comprender como una mujer como su madre que en apariencia lo tenía todo pensara en terminar con su vida. No podía sentir empatía con ella en ese tema. Luego de un día agotador volvía a hablar con ella del tema.
- Mamá, me quedé preocupada con lo que me dijiste. Yo te necesito. No te quiero perder.
- No me vas a perder, mi chiquita. Son cosas que se dicen. Me vas a tener siempre a tu lado, y cuando no esté me vas a sentir. Vos tranquila. tenés que pensar en vos, en formar una familia el día de mañana. Seguir tus estudios. Tranquila, mi amor.
- Bueno, está bien. Me quedo tranquila. pero no hagas locuras y no pienses tonterías.
- No te aflijas más, quiero que seas feliz, muy feliz. Y te lo mereces porque sos buena gente, sos mejor que yo.
- No digas eso, yo soy así por vos. Te haces la mala y sos la más tierna que hay.
- Quédate tranquila, en serio.
Victoria no sé quedó nada tranquila. Entonces decidió seguir dándole la medicación. Igualmente lo consulto con Lili.
- Tenía pensado sacarle la medicación a mamá, pero con un par de cosas que me dijo la verdad que decidí seguir dándoselos. ¿Vos que pensás?
- Y…a mí no me gusta verla así, pero si los médicos dijeron que hay que dárselos… ¡Hay que dárselo!
- Si, pero los médicos no son dioses, también se pueden equivocar.
- Ya lo sé, pero nosotros sabemos menos que ellos y nos podemos equivocar más si queremos hacer algo prescripto por ellos. A mí no me gusta verla así a la señora, pero creo que es lo mejor para ella.
- Si, y también para todos nosotros. Es muy difícil convivir con una persona así. Pero a mí me pasa lo mismo que a vos, extraño a mi vieja y su personaje tan afilado.
- ¡Ja! Si, a mi llegaba un momento que ya me causaba gracia, aunque había veces que decía cosas muy hirientes.
- Bueno, no hablemos en pasado. Tal vez se recupere y dejen de darle esas pastillas de porquería. Tengamos fe.
- Ojalá, Vicky. Dios te oiga.
Vicky siguió con la preocupación y luego de la cena tuvo una charla sobre lo mismo con Abel. Aunque sabía que no era la mejor persona como para tratar el tema, pero tenía ganas de hablar sobre el asunto para ver qué pensaba Abel.
- Al final no le voy a quitar los remedios a mamá, es un riesgo que no estoy decidida a afrontar.
- Me parece muy bien. Aparte tu madre así está bien…
- ¿Está bien? ¿Vos me estás cargando?
- No…
- Pero no ves que está hecha un zombi. No es ella, es otra persona y vos me decís que está mejor así. Claro, eso lo decís desde tu egoísmo, solo te importa lo que te pasa a vos.
- Pero…digo que está mejor porque no está con la depresión. ¿Qué tiene que ver eso conmigo?
- Encima no tenéis los huevos para decirme la verdad. vos decís que está mejor porque ya no tenés que escuchar sus reproches, su mala onda y sus ironías hirientes.
- ¡Obvio que lo dije por eso! Pero, justamente, como no soy hiriente como ella por eso te dije que está bien para ella. Me tenía podrido con todas las cosas que me decía. Vos te crees que es lindo llegar a una casa y saber que hay un integrante que te está esperando con dos piedras en la mano todo el tiempo. ¿Vos te crees que es fácil? No es fácil, es una mierda. Y a pesar de eso yo nunca me victimice, pero la verdad que ya me tenía harto.
A Abel se le paso por la cabeza decirle a Victoria << Y si se muere mejor así no la tengo que soportar nunca más >> Pero calló. No quería herirla a Victoria. La amaba demasiado como para decirle eso y, aparte, sabía que si le decía una cosa así la iba a herir para siempre ya que nunca se olvidaría que su pareja le había dicho semejante cosa, semejante barbaridad aunque lo sintiera.