Capítulo 51
Abel se quedó pensando en la advertencia que le había hecho Hortensia, pero más allá del paupérrimo concepto que tenía de él no la veía con la frialdad necesaria para matar a una persona. Igualmente estaría preparado por si alguna sorpresa lo asaltaba al respecto. Tampoco estaba en sus planes asesinar a su suegra, no solo porque Victoria adoraba a su madre, sino porque no era tampoco cuestión de andar matando gente por ahí por el simple hecho de que esa persona te cayera mal. Era toda una locura ese pensamiento en que lo había obligado en caer Hortensia. Evidentemente lo había manipulado de tal forma que Abel había entrado en la trampa de dudar hasta de sus propios futuros actos, y también, de sus presentes acciones. Trató de pensar en otra cosa y se fue para su habitación. Hortensia estaba en su cuarto cambiándose para ir al gimnasio. Abel cerró bien la puerta para que no lo molestaran. Se acostó en la cama y se quedó dormido.
Hortensia salió de su cuarto lista para ir al gimnasio, antes pasó por el cuarto de Lili.
- Lili…que feo lo que soñé…
- Bueno…menos mal que solo fue un sueño.
- Si, pero los sueños siempre tienen algo de realidad.
- Nunca escuché eso, pero no lo creo.
- Sabes lo que pasa, este chico Abel no me gusta nada y vos sos amiga de él…a mí no me gusta nada tener el enemigo en mi propia casa.
- ¿De qué enemigo habla, Hortensia?
- Ustedes están de un lado y mi hija y yo de otro. De eso no hay dudas. Para ustedes nosotros somos los garcas los ricachones, y ustedes para nosotros son los villeros, los pobrecitos, los que se victimizan, los vagos. Esa es la realidad,
- Yo no creo eso. Si tenemos prejuicios, pero hemos dados muestras de que esas barreras se pueden romper. Mire a Vicky y Abel, o incluso a nosotros…
- Ay…Lili…vos sos muy ingenua. Yo estoy segura de que Abel está con Vicky por una cuestión monetaria, de status. Ese tipo no es trigo limpio. No te olvides lo de tu hermano…
- Yo no me olvido de nada, Hortensia. Pero me parece que la que tiene los prejuicios más a flor de piel es usted. Vive atándolo a Abel y conmigo, a veces, es muy hiriente. Muy agresiva sin sentido.
- ¿sabes lo que pasa, querida? Si a ustedes no los tratamos así, ustedes nos agarran el codo en lugar de la mano. No es culpa nuestra…
- Pero la gente como ustedes nos han cagado toda la vida…
- Viste…ahí te salió la zurda resentida de adentro, yo sabía que pensaba así...
- Y si es la verdad. ustedes pisotean a todo el mundo, viven señalando a los demás y ocultan sus mierdas debajo de la alfombra. Fíjese lo que pasa cuando algún niño bien mata a alguien con su auto estando en pedo, no pasa nada. Lo excarcelan, le “obligan” realizar tareas comunitarias que nunca cumplen y acá no ha pasado nada. Y los hay peores: los que les ofrecen dinero a la familia de las víctimas para que no les hagan juicio, esos son de los peores.
- Mmmmm…estás mezclando todo. Tu resentimiento es muy grande mi chiquita…
- Yo no soy su chiquita. Su plata no me compra. Sus lujos no me deslumbran, usted me parece una pobre mujer. Solo tiene plata. No tiene nada más y el día de mañana se va a quedar sola y va a ser una bolsa de silicona a la que nadie va a querer.
- Epa…¿Qué te pasa? De golpe te salió toda la mierda que tenías adentro. Ves…lo tenías tan guardado que ahora cuando te sale, te duele. Es como cuando te sale el pus de una herida, como te duele…
- Claro que me duele. Claro que tengo resentimiento. Como no lo voy a tener si desde que tengo uso de razón gente como usted se la pasa cegándonos, pisándonos. Y usted se hace la victima porque la abusaron, a mí también me abusaron y no ando por ahí haciéndome la víctima. También me pegaron y no ando poniendo un cartel fluorescente en mi cabeza. Usted cree que es la única persona que sufrió en este puto mundo, usted es una egoísta. Usted es mala gente. A usted no la quiere nadie, o en realidad solos su hija, pero ella también un día se va a cansar y se va a ir con Abel y usted se quedara sola y para siempre.
A Hortensia ya no le gustaba ni el tono y no todo lo que Lili le estaba diciendo, por un momento dudo de ella misma, pensó que de todo lo que le decía Lili había mucho de verdad.
- Bueno, no extralimites. Vos acá sos la empleada. No te pagamos para que vengas con eso discursos de cuarta.
- No se haga problema. Ya me estoy yendo, renuncio. No quiero estar ni un minuto más en esta casa.
- Dale, no te hagas…
- No me hago nada, yo me voy.
- Dejate de hablar pavadas. En ningún lugar te van a pagar lo que te pagamos acá…
- Se da cuenta que no entendió nada…no es una cuestión de plata. Es una cuestión de respeto y de dignidad. Su plata se la puede meter donde más le plazca. No quiero que me joda más, no quiero escuchar otra ironía más contra mí, contra Abel o contra la gente que es como yo. Me cansó, hortensia. Me hartó.
- Bueno. Como vos quieras. No creas que te voy a pedir por favor que te quedes, si es tu decisión…
- Claro que es mi decisión. Me voy.