Sueco

Capítulo 53

Hortensia estaba convencida de ir al psicólogo, más allá de que nunca se había analizado. Ella era de la época en que la gente afirmaba << Para qué voy a ir a un psicólogo, para eso me encuentro con un amigo y le cuento mis cosas. Y encima me sale más barato >> Pero ahora no pensaba lo mismo. Y lo que más la había hecho tomar la decisión de analizarse fue que Victoria se lo había recomendado, y también Lili. Aunque Lili lo hacía desde un lugar diferente al de Victoria (qué lo hacía desde el lugar de hija y de futura psicóloga), los argumentos de Lili habían sido casi determinantes. Hortensia sabía que cuando hablaba de lo que hablaba y la forma en que lo hacía, le hacía doler a la gente y sobre todo, le dolía a Lili. Y como Lili decía, ella no había elegido nacer donde nació, y por otro lado el lugar donde había nacido no era como para sentir culpa.
Al otro día Hortensia se levantó temprano y fue al psicólogo. Llegó al consultorio y se presentó con la secretaria. Luego de una breve espera ingresó al consultorio. EL psicólogo era un hombre mas o menos de su edad, bastante creído lo que lo hacía un tanto soberbio. A Hortensia no el gusto para nada esa primera impresión, pero a medida en que se fue sucediendo la sesión comenzó a aflojarse, en realidad ambos se aflojaron., y a Hortensia comenzó a gustarle más como el licenciado llevaba la sesión.

- Yo a mi yerno lo odio, bueno...no es todavía mi yerno por suerte. Voy a hacer todo lo posible para que nunca lo sea, pero lamentablemente mi hija está enceguecido con ese chico. Un chorrito. Un tipo que entró en mi casa a robar, armado, doctor. Y mi hija va y se engancha. ¿A usted le parece?
- Hortensia, el amor es una manifestación de nuestros sentimientos que no podemos dominar. Uno siente o no siente. En el caso de Victoria veo mucho amor, y lo que vos ves como un obstáculo, me refiero a que el chico haya entrado a tu casa a robar, ella lo vio como algo positivo, me refiero a que perdonó y que siente que ese chico, al cual vos llamas chorrito, se puede redimir. Victoria es una gran persona por actuar de esa forma.
- Pero es una locura. Yo no quiero nietos chorritos, ni que se vistan como él, ni que hablan como él. Esa gente no es como nosotros. Yo no lo puedo digerir todavía, y aparte como le digo a mi hija una y otra vez: la esencia nunca cambia. Este pibe en algún momento va a mostrar la hilacha nuevamente.
- Pero vos me contaste también que tu amante, pareja o como quieras llamarla es del mismo origen que su yerno... en ella no ves todo lo malo que ves en él.
- Claro que sí, doctor. Yo estoy agazapada. La diferencia es que yo ya soy una mujer grande y sé que esa chica me puede cagar, no estoy enceguecida. Mi hija va a terminar formando una familia con ese chico... ¡Qué horror!
- Pero usted ante la decisión de su hija no puede hacer nada. Ella ya es mayor de edad y va a hacer lo que quiera, ya lo está haciendo. Usted debería ser más flexible. Yo lo que veo es que usted desea que ocurra algo, que el chico se mande alguna. Porque usted quiere tener la razón, quiere decir << Vieron, tenía razón >> Usted no está pensando en su hija, está pensando en usted. Deje que las cosas ocurran porque van a ocurrir mas allá de que usted lo siga atacando a él o aunque se ponga en contra a su hija, por lo que me contó Victoria no es influenciable. Y entonces... ¿Para qué hacer las cosas difíciles? Deje que todo fluya, se va sentir mejor.
- Claro, es fácil decirlo. Pero es verdad, nada que yo haga cambiara la decisión de mi hija, y yo estoy segura de que el chico ese se va a mandar alguna.
- ¿Y si no se manda ninguna?
- No contemplo esa posibilidad, doctor.
- Debería tomarla en cuanta. Es tan probable como su “profecía” en cuanto a él.
- Yo le voy a contar algo que me estoy tragando hace tiempo. Este chico, Abel, como le conté es del mismo barrio de Lili. Se llevan bien. Son amigos. Tienen los mismos códigos. Pero yo desde hace un tiempo veo cosas raras entre ellos, miradas, cuchicheos...
- ¿Usted cree que pueden tener algo entre ellos? ¿Qué pueden ser amantes?
- No. Era una posibilidad al principio, tuve dudas, pero Lili no es bisexual. Le gustan solo las mujeres. Es otra cosa. Son cosas raras. Como el dije, ellos tienen códigos que no tenemos ni yo ni Victoria, y hay veces que hay cosas que no entendemos. Aparte como son dos pendejitos, se creen vivos y que yo no veo nada, pero yo veo todo. Yo me hago la tonta.
- Pero no entiendo a donde va, Hortensia.
- Para mi se están confabulando para algo, para robarnos. No tengo dudas. Yo por ahora no le dije nada a mi hija, pero estoy muy atenta y vigilante. Y sobre todo no he cambiado mi relación con Lili, no quiero que sospeche que yo sospecho. Es como un juego de ajedrez, el tema es que estos pibes no saben jugar ni a las damas. Aparte tuve un sueño feo con ellos.
- Bueno, no nos podemos basar en un sueño para sospechar de alguien, Hortensia.
- Usted ríase, se va a quedar sin paciente en cualquier momento.

EL psicólogo se puso serio, pensó como que había estado mal en reírse, que había sido poco profesional, pero Hortensia por momentos era muy graciosa cuando contaba cosas supuestamente serias.



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En el texto hay: policial, romance accion y drama, romance

Editado: 28.05.2018

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