Hortensia se fue para su casa pensativa, reflexiva. Le había hecho muy bien la sesión y se había entusiasmado con seguir. El psicólogo la había contenido mucho, y ella estaba dispuesta a cambiar. Sabía que era algo difícil, sabía que tenía que empezar a soltar cosas, tenía que perdonar, y no olvidar pero si a comprender a los demás, comprender que le había pasado y porque le había pasado. Llegó a su casa y siguió con sus pensamientos, y sentimientos, profundos. Estuvo en su cuarto casi sin hablar con nadie. Después cuando fue a cenar solo cruzó un par de palabras con Victoria y con Lili, con Abel casi no habló pero comenzó a mirarlo con otros ojos, más allá de sus sospechas. Luego de la cena se quedó un rato con Victoria en el living con la televisión encendida como excusa.
- ¿Cómo te fue con el psico? – le preguntó Victoria a Hortensia con gran entusiasmo –
- Bien... al principio me pareció medio creído, soberbio...
- Bueno, parecido a vos – dijo Victoria largando una sonora carcajada –
- Te estoy hablando en serio, nena...
- Dale, seguí, tampoco te hagas la susceptible. Dale, soy todo oídos.
- Bueno, sigo. Eso, parecía medio como distante y poco hepático, pero luego me gustó. Se lo nota inteligente y capaz, y ahí pensé que bueno, tiene con que para ser soberbio.
- La soberbia nunca es buena, ma.
- No, ya lo sé. Pero pensé que yo soy medio soberbia... y ¿en qué me baso? En ser linda... en ser rápida... en ser un poco culta... no está bueno...
- Bueno, que bien que hables de esta manera. Me encanta que al menos lo pienses, no creo que lo cambies de un día para el otro.
- Claro que no, pero sé que es una cagada. Aparte, yo nací de casualidad donde nací, yo podría haber nacido pobre, en una villa. ¿Y? Lo que quiero decir es que yo no tengo ningún merito en cuanto a donde nací y en que nací linda, me vino todo de fabrica.
- Es la verdad. Me gusta tu mirada.
- Igual todo esto no se lo dije al psicólogo, lo viene pensando cuando venía en el auto para acá. Me colgué pensando en eso, y es verdad.
- Yo no me quiero agrandar, pero yo siempre pensé así sobre mí...
- Y bueno, sos mi obra de arte. Sos una mejor versión de mi misma...
- ¡jajajajajajaja! Ay mami... vos no cambiás nunca...
- No es verdad, voy a cambiar. Y nunca le digas a nadie que no puede cambiar. Nunca le digas a alguien que quiere dejar algo que no lo va a poder hacer. ¿Sabés como jode cuando vos decís << Voy a empezar a hacer dieta >> Y nunca falta el boludo que te dice << ¿Vos vas a empezar una dieta, gordo>> Es una cagada, la gente no se da cuenta, pero eso te hace mierda, te tira para atrás...
- O te da fuerzas, a algunos les da más fuerza.
- Si, pero hay gente muy débil, por eso nunca hay que decir esas cosas.
- Tenés razón...
- Bueno... yo me voy a acostar nena...
- Bueno, mami... buenas noches...
- Ah... pará... te voy a contar algo más...
- ¡Cómo te enganchaste con el análisis!
- ¡Qué análisis ni ocho cuartos! Es otra cosa...
- A ver...
- Mirá... esto se lo conté al psico, como vos le decís...
- Viste... era sobre el análisis
- SI, pero es algo que yo estoy viendo últimamente en esta casa. Veo cosas raras, miradas raras, cuchicheos entre Abel y Lili, y me preocupa...
- Otra vez con lo mismo...
- Sí... algo están tramando. Yo al principio pensé algo sexual...
- ¡Cualquiera!
- Dejame terminar... pensé en algo entre ellos, sexual, amantes, pero no. Lili es re lesbiana no es bi, no le gustan los hombres para nada. Tengo miedo...
Victoria también se había percatado de esos comportamientos de Abel y Lili pero no le había dado mucha importancia y mucho menos se le había ocurrido comentárselo a su madre, sobre todo para no darle letra.
- no pasa nada...
- Vos sos muy ingenua, andan en algo raro. Lili no está gastando un peso. Ella siempre se compra algo, está como guardando plata... no sé para que...
- Te voy a ser sincera, mama...
- Por fin, contame
- Yo también vi lo que decís, y Abel tampoco está gastando plata...
- ¡Viste! Hay que denunciarlos.
- ¡Pará! Si no hicieron nada ilegal.
- Por ahora, o vamos a esperar que nos maten...
- ¡Qué exagerada que sos, vieja!
- ¡Vieja tu abuela! Hay que estar atentas, esta gente es como es, son villeros.
- Sabés que me duele eso que me decís. Espero que el psicólogo te saque esa manera de mierda que tenés al hablar de los demás. Es lo que más deseo, que cambies. A veces me da vergüenza que seas así.
- Ay, nena. Dejá la telenovela para la tele. Esto que esta pasando es serio. Aparte están los dos raros. El otro día salieron los dos juntos... bah... juntos no. Primero salió Lili, me dijo que iba a comprar algo, y al rato escuché que cerraron la puerta de calle bien pero bien despacio, miré por la ventana y los vi a los dos que se iban caminando como para el barrio de ellos, hablando animadamente, riéndose a carcajadas. Seguramente riéndose de nosotros, de nuestro final..
- Bue... después la novelera soy yo. Pero si, es raro. Abel me habla poco, está como muy ensimismado.
- Pero no nos robaron nada. Al menos si robaron se lo llevaron.
- ¿Cómo sabes?
- Porque cuando se fueron revise la habitación de Lili y después las cosas de Abel. No había nada nuestro.
- Sos tremenda, mamá-
- Hay que estar preparadas a todo.
- Voy a estar atenta, pero no creo que sea nada, no sé
- EL tiempo me dará la razón...
- Falta que me digas: la esencia nunca cambia...
- No hace falta, para eso estás vos. Te lo sabes de memoria y sabes que tengo razón, lo que pasa es que no querés dar el brazo a torcer.
- Buenas noches, mamá, hablamos mañana.
- Hasta mañana, nena. Y estate atenta. Y si podés, dormí con un ojo abierto...
#48894 en Novela romántica
#7869 en Chick lit
#4140 en Detective
#1258 en Novela policíaca
Editado: 28.05.2018