Sueño de los Guardianes I-1: Ascenso

Capítulo 7 – Apego

Después de andar llorando por algunos minutos, Hanna se levanta con una sonrisa que enamoraría a cualquier joven de su edad y le da las gracias más sinceras del mundo a su mentor. Chris solo se limita a sonreír y retrocede un poco por la incomodidad de tener a alguien agradeciéndole, por haber ayudado exitosamente a alguien y recibir una recompensa, así es, su recompensa es aquel sentimiento extraño de haberle enseñado bien a alguien.

 

Yendo de regreso a la ciudad en pleno amanecer disfrutan de la caminata y el paisaje, algo que casi nadie hace, aunque es una tierra de ensueño. El silencio es incómodo así que Chris invita a Hanna a un paseo por la ciudad como recompensa por su trabajo duro y ella felizmente acepta. Aunque para cuando están en pleno mediodía es Hanna quien dirige el paseo puesto que Chris es extranjero y nunca tuvo oportunidad de conocer mucho de la ciudad.

 

Comida, tiendas de ropa, de utensilios, bibliotecas, todos los lugares a los que Hanna ya había ido y también a los que nunca pudo ir por miedo a descontrolarse los visitó con una enorme sonrisa en su rostro. Las personas, aunque ya estaban más que familiarizados con los rumores sobre el pasado de Hanna, siempre se le quedaban viendo con su nueva personalidad. ¿En verdad era una persona tan alegre? Es la pregunta que tenían prácticamente escrita por toda la cara.

 

Durante su travesía por toda la ciudad terminaron deambulando hasta la cantera, Guilian ya era famoso entre las personas que trabajan en la cantera y hasta lo admiraban por su poder de destrucción. Todos los obreros le tienen mucho respeto al manos de fuego que se ha estado fortaleciendo por trabajar más tiempo y más duro que todos en el sitio.

 

A Hanna le incomoda un poco el comportamiento de Guilian, pero confía en la opinión de Chris de que es un buen chico. Surge una explosión y cae una enorme piedra del risco, los adeptos de Tierra usan sus poderes para frenarlo, pero es demasiado grande y no pueden frenarlo por completo.

 

De no hacerlo aterrizar apropiadamente, la piedra de 8 metros de diámetro rodará colina abajo hasta llegar a la ciudad. Es entonces que saltan a la acción Chris y Guilian, con sus poderes los dos se encargan de una mitad de la piedra, haciéndola estallar en piedras más pequeñas y liberando a los obreros.

 

Hanna contempla por primera vez a Chris en acción y queda impresionada mientras todos ovacionan al par de adeptos extranjeros por salvar el día y comienzan a inspeccionar qué lo causó. Nadie logra explicar de dónde salió la explosión, pero algunos obreros reconocen que se usó pólvora, un recurso que no tienen en Vodheim, lo que levanta aún más sospechas.

 

Con un callejón sin salida, Chris y Hanna se despiden de Guilian y proceden a visitar a Tsubaki, quien estaba entrenando en la cima de una de las montañas que rodean la ciudad, en un campo de entrenamiento para adeptos de Aire. El personal y los estudiantes hablan muy bien de Tsubaki, siendo una prodigio en el control del aire, pues completó los cursos de nivel principiante e intermedio en solo una semana. Actualmente está por terminar el curso avanzado para proceder a forjar su estilo propio. Eso deja impresionada a Hanna, pues siempre ha escuchado lo difícil que es el curso.

 

Chris observa las instalaciones, las cuales son tres torres conectadas por cuerdas gruesas, mientras que en las plataformas que cuelgan en la zona intermedia se encuentran una serie de paneles rectangulares los cuales deben hacer girar de forma determinada según el nivel de dificultad del ejercicio.

 

El nivel más avanzado es hacer girar todos los paneles rectangulares mientras los tres paneles circulares en cada uno de ellos giran en el sentido contrario. Tsubaki sigue un tanto atorada en controlar las ráfagas de aire de forma milimétrica, pero se ha acostumbrado a danzar con el flujo del viento.

 

—Algunos maestros cambian las corrientes de aire y tienes que mantenerte ilesa al progresar por el laberinto giratorio. —explica Tsubaki mientras los tres observan a los alumnos practicando el ejercicio —Aunque por ser extranjera, noté que los maestros lo hicieron más difícil y estuve recibiendo muchos golpes por semanas.

 

Un ventarrón golpea la montaña y hace caer a algunos estudiantes, Tsubaki reacciona y genera corrientes de aire para amortiguar la caída de los adeptos inexpertos. Chris se percata de lo complejo que debe ser el control del aire para hacer remolinos que protegen a los jóvenes de siquiera hacerse raspones en las rodillas al tocar el suelo.

 

Los maestros protegen la zona de la tremenda corriente de aire que los azota, no les parece normal en absoluto. Tsubaki percibió algunas perturbaciones en el aire y pudo reaccionar al suceso. Los estudiantes se ven forzados a resguardarse y Tsubaki se despide de Chris y Hanna.

 

—¡Nos vemos en la posada para planificar el viaje a Heinburn! —grita Tsubaki para que su voz no se pierda por el viento.

 

En la tarde, mientras seguían por su paseo, Hanna empezó a darle vueltas en su cabeza a aquel detalle, que el tiempo que tenía junto a Chris estaba contado, y como si de leer las mentes se tratara, Chris de inmediato le pregunta respecto a su futuro.




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