Guilian, 19 años, un joven alto, fuerte, ojos llenos de aquella chispa llamada valentía, pero no siempre fue alguien así, “Somos el resultado de todo nuestro camino, cada uno de los pasos tomados y aún por tomar nos define”. Aunque él nunca habló de cosas importantes sobre su pasado con sus amigos de viaje, nos adentraremos en su historia.
Aldea de Veiru, 6 años antes del torneo, en una de las casas había un joven Guilian aún dormido casi pasando el mediodía. Su abuela le despierta tirándole unos golpes en la cara con su escoba tan antigua como ella, con sus cinco sentidos recobrados en un solo instante él se entera que se quedó dormido bastante tiempo por su régimen especial de ejercicio nocturno.
Él sale corriendo con dirección a los campos de cultivo para ayudar a su padre y abuelo y casi choca con su madre en la puerta y afuera de la casa con sus 2 hermanas pequeñas, pero las esquiva con prisas y sale disparado por su retraso colosal. Mientras él está concentrado en correr, toda su familia lo ve con sonrisas en sus caras al verlo lleno de energía y vitalidad.
Es en esta época que, como es evidente, Guilian era un joven despreocupado, toda la disciplina en su vida era debido a sus familiares mayores, pues siendo el único hijo varón de la familia en una comunidad agricultora, él tenía la responsabilidad de cargar con la granja familiar en un futuro poco lejano. Debido a sus hermanas pequeñas, él desarrolló un sentido bufón para divertirlas y eran aquellos momentos los que más disfrutó en toda su vida, algo que sus padres y abuelos le renegaban por no tomarse en serio su instrucción.
Era precisamente en este día, cuando su vida iba a tomar un giro de 180 grados, ya sea por el destino o por casualidad, que su mundo acabaría en solo un instante. Mientras él se esforzaba por arar la tierra con su propio cuerpo en lugar de utilizar ganado por su retraso, unos forasteros llegarían a su aldea.
Todos los habitantes estaban un poco escépticos al principio, pero las historias que contaron sobre el exterior empezaron a cautivarlos hasta el punto de volverse muy populares entre la comunidad. El abuelo de Guilian era el más escéptico de todos, siempre estuvo poniendo un ojo encima de ellos, especialmente con la época de cosecha casi tocando a la puerta.
Durante la noche se llevó a cabo un casamiento, el hijo del jefe de la aldea contrajo matrimonio y toda la comunidad les celebraron. Guilian estaba, como era usual, atragantándose con el festín mientras todos tenían pareja para bailar, comiéndose sus sentimientos mientras se sentía traicionado por sus amigos con pareja.
Debido a lo tarde que era el final de la fiesta, los niños pequeños se quedaron a dormir en sus casas mientras los mayores celebraban. Como Guilian ya casi no podía seguir comiendo, él decidió irse a dormir a su cama para un nuevo día de trabajo, el sermón de su padre y abuelo en verdad le llegó esa mañana.
Pero había algo extraño, había señales de forcejeo en la puerta de su hogar y el movimiento extraño de las luces de las velas se veía desde las ventanas. Corriendo sin siquiera dar un respiro, él entró a su casa y mientras se movía pudo ver que todo estaba hecho un desastre. Con el peor de sus pensamientos tomando todo espacio en su mente, llega al cuarto de sus hermanas solo para encontrar a los perpetradores.
Los forasteros tenían a sus hermanas cautivas mientras buscaban cualquier objeto valioso y él no pudo evitar lanzarse a ellos con gran furia. Pero eso solo provocó que ellos le lanzaran con viento y agua, esos dos eran adeptos. “No te lo tomes personal, solo queríamos algo que vender para sobrevivir. Nos conformaremos con venderlas como esclavas.” Y empezaron a reír sádicamente.
La cólera fue llevada a niveles exorbitantes, tanto que perdió la noción de la realidad y para cuando recobró los sentidos, él estaba afuera de su casa totalmente cubierta en llamas con sus hermanas detrás de él, viendo las flamas alzarse a los cielos. Mientras él intenta saber qué acababa de suceder, se da cuenta de la realidad, de sus manos está saliendo fuego y es entonces que, de forma totalmente inesperada toda la comunidad está contemplando lo que hizo.
Su familia está impactada porque él es un adepto y sus hermanas pequeñas tienen sus miradas totalmente perdidas, aquello que hayan visto durante su ataque de ira las dejó totalmente traumatizadas. Eso solo “le echó más leña al fuego”, pues sin saber lo que en realidad pasó, todos llegaron a la conclusión de que Guilian lo provocó y empiezan a atacarle.
Destrozado, Guilian se dirige fuera de la aldea a toda prisa y sus manos no paran de estar cubiertas en llamas. Después de toda una noche corriendo, él logra dejar de escuchar los sonidos de persecución y empieza a entender lo que sucedió. Su furia despertó su poder de Fuego e incendió la casa, dejando dentro a los forasteros y por la expresión en las miradas de sus hermanitas, los incineró antes que la casa… frente a ellas.
Solo, sin lugar adónde ir o regresar, Guilian empezó a deambular a la intemperie hasta llegar a un pueblo pequeño, donde trabajó unos cuantos días hasta que, sin querer, sus manos volvieron a encenderse y lo atacaran como en su hogar. Y la historia se repitió de pueblo en pueblo, una y otra vez, por años, hasta que él aprendió a controlar su poder.
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Editado: 11.07.2023