SueÑo (im) Posible || El Matasanos & La Moribunda * T.E Ii

III

HOLA MIS AMORES!!!

AQUI VENGO CON UN NUEVO CAPITULO DE ESTA HISTORIA.

ESPERO ME DEJEN SUS IMPRESIONES Y VOTEN PORQUE ESO ME AYUDA MUCHO.

POR OTRA PARTE, EL VIERNES DE NUEVO HABRÁ CAPITULO DE LOS BUFONES DEL AVERNO, Y PUEDE QUE SAQUE DE BORRADORES OTRA HISTORIA.

VOY DE A POCO, PERO SI NO ME COMPLICO LA EXISTENCIA NO ME SIENTO YO.

JAJAJAJA.

ME ENCANTA TENER PRESIÓN.

ES UNA MANERA DE PROBAR SI POR FIN SALGO DEL BLOQUEO.

SIN NADA MAS QUE AÑADIR.

NOS LEEMOS PRONTO.

NO OLVIDEN, QUE PARA LOS QUE QUIEREN TENER MIS HISTORIAS EN FISICO, O DIGITALES EDITADAS, ESTAN EN AMAZON.

ENCUENTRAN EN LINK EN MI MURO.

SIN MAS QUE AÑADIR.

LES AMA.

JEN<3<3<3

---

ANTONIETA

Le gustaba la sensación que le provocaba la fiebre.

La desconectaba de todo lo que la agobiaba.

De aquello que debería de haber asimilado, pero que le seguía calando porque saber que se iba a morir no mitigaba la opresión en su pecho, cuando le tenía miedo a eso mismo para lo que debía estar preparada.

Pero era dificil que su niña interior aceptase cuando ni siquiera supo que era disfrutar de su infancia, porque ver hacer locuras a Evolet, no era lo mismo que explorar el mundo por su propia cuenta.

Caerse y levantarse, en vez de tropezar y tener quien la auxiliase de inmediato para que no se quebrase como si fuese una tacita de porcelana.

Por eso, esa podia ser su única muestra de rebeldía.

De revelación a sus padres, que por miedo a perderle no la dejaron vivir.

Y el pelirrojo con pecas como firmamento era lo más parecido a vitalidad que experimentó en el último tiempo.

Ese mismo que la miraba como si disfrutase con sus locuras, mientras la ayudaba a tomar el brebaje para poder seguir con su especie de conversación.

Un líquido viscoso y asqueroso que se escapaba de devolver, pues la entretenía la mano en su espalda que la acaricia de manera circular a la vez que le habla en tono quedo ronco que la dejó al completo hipnotizada, pues sus ojos son su único punto de enfoque, cuando al tenerlos tan cerca los pudo detallar de manera profunda, notando que no eran al completo azul, que portaban en combinación vetas más verdosas y que lo que rodeaba la pupila eran destellos cafés.

Dejándola por milésima vez sin aliento, mientras se relamía los labios y mordía la lengua para no decirle que sus ojos se le antojaba el mundo mismo.

Esa tierra que encantada pisaría para descubrir los secretos que ocultaba sin temor a que estos pudiesen consumirle, porque era lo que más deseaba en esos instantes.

Si le quedaba algún atisbo de cordura en su cuerpo hubiese frenado algo más que su lengua, porque sus manos con vida propia volvieron a las mejillas de este intentando inútilmente, porque era imposible contar el infinito de pecas que portaba en el rostro.

Y el matasanos escoces tampoco cooperaba, pues toleraba cada uno de sus arrebatos.

Tienes la excusa del delirio, puedes hacer lo que has estado reprimiendo.

El miedo no existe en este momento.

El futuro es incierto, y el tuyo todavía más como para estarlo desperdiciando en los quizás.

—¿En… entonces… me dirás porque lloraste? —suspiró y con la valentía que le daba la fiebre, aunque sentía como los escalofríos iban en descenso, juntó sus frentes sin dejar de mirarle.

—No fue por ti —en sus ojos vio alivio, a la par de recelo porque si claramente él no era la razón, que más podria perturbarle —. De verdad me harás confesártelo.

—Si no quieres… —sonrió con melancolía, escuchando como este frenaba sus palabras y tragaba grueso.

—Fue el día antes de subirnos al barco, cuando tuvimos una discusión muy fuerte ¿Recuerdas? —esta vez fue el turno de asentir del pelirrojo.

—Acababa de dejarte Walsh en la entrada de tu casa, después de que dieron un paseo —el gruñido y desprecio con que dijo aquello no le pasó por alto.

—Y me reñiste por querer aparentar no ser una moribunda —soltó con una sonrisa ligera en los labios, haciendo que la imitase.

—Y tú no te quedaste callada, porque bien que me dejaste claro que era tu problema si salías con la lápida colgada en el cuello como accesorio.

—Te comportaste como un cretino.

—Y tu como una tonta enamorada.

—Solo le acepté un paseo, porque me quería dar un obsequio de despedida —al parecer eso llamó su atención de mala manera, porque se separó abruptamente de ella, haciendo que jadease dramáticamente por haberle quitado la calidez de su contacto.

—¿Un anillo de promesa, en donde deja su palabra puesta de que asistirá a tu velorio? —estaba siendo cruel, pero en vez de afectarle comenzó a carcajearse, mientras se enderezaba agradeciendo que su cabeza ya no dolía tanto como para que la volviese a tumbar a la cama por culpa del mareo.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.