SueÑo (im) Posible || El Matasanos & La Moribunda * T.E Ii

VII

HOLA MIS AMORES.

HAY DOBLE ACTUALIZACIÓN.

EN LA PARTE FINAL DE LA SIGUIENTE, NECESITO SU OPINIÓN.

PERDÓN POR LA DEMORA.

LES AMA.

JEN <3<3<3

----

ANTONIETA

Era la primera vez que compartía con la familia de su amiga.

Llevaba dos días, y no por voluntad, enclaustrada en el lugar que le asignaron ni bien pisó el castillo de los Duques de Montrose, pero el cansancio se apoderó de ella y su cuerpo solo se activaba para lo estrictamente necesario.

Comer, hacer sus necesidades, asearse, y de vuelta a dormir.

Ni siquiera permitiéndole admirar los maravillosos aposentos adecuados como si fuese una más de…

No se habia vuelto a enfermar, aunque de igual manera su matasanos de cabecera le recomendó guardar reposo para que recuperara fuerzas, haciéndolo a regañadientes, porque tenía ánimos de llevarle la contraria, pero Evolet intercedió con su presencia acompañándola en todo momento, haciendo que el recelo de la pelirroja menor, que no se despegaba de ellas, pese a que de alguna manera era amistosa, creciese, pues le dijo abiertamente que no permitiría que le quitase la atención de su nueva hermana, alegrándose por su amiga, porque por fin habia encontrado un lugar en el mundo, un verdadero hogar que la aceptase con sus hermosos defectos, porque la señora Guillermina nunca la trató como un ser humano, y que el creador la dispensase por hablar de un muerto, pero no podia simplemente estar conforme con su final, cuando su edad y penurias la llevaron a la sepultura sin arrepentirse de lo que Evolet pasó a su lado, diciéndoselo sin ningun tipo de vergüenza cuando le ayudó a su padre a asistirle en su lecho de muerte, recalcando lo que la castaña le provocaba, y no era precisamente algo positivo.

«Esa maldita bastarda está gozando de una vida que no le pertenece.

Evolet nunca ha sido digna ni siquiera del aire que respira.

Es una aberración a la que le di la oportunidad de convivir con nosotros, y mira cómo me ha pagado esa asquerosa malagradecida.

Si tuviese la fuerza suficiente la mataría con mis propias manos, como lo hice con ese perro asqueroso»

Regresó de su ensimismamiento cuando su hombro fue sacudido con poca delicadeza, recordándole que no estaba sola, que se hallaba en una cena familiar, que no habia comido nada de lo que tenía en su plato porque no podia ingerirlo, que era la desconocida, y que claramente le habían hablado y ella aún seguía perdida en sus pensamientos.

No ayudándole el hecho de toparse con la mirada penetrante azul, que con una ceja pelirroja le demostraba como disfrutaba su desorientación.

—Se le han comido la lengua los ratones a la chiquilla en estos días que nos privó de su presencia, porque cuando la conocimos bien que le servía, en gran parte para insultar a mi hijo —la matriarca de la familia fue la primera en hablar demostrando su recelo para con ella, consiguiendo que se mordiese el labio con el rostro caliente plagado de vergüenza por un nuevo desplante.

—Su excelencia, lamento mi… —hizo una pausa para aclararse la garganta —mi momento de dispersión, solo…

—No es lo bastante interesante nuestra compañía como para que obtengamos un mínimo de su atención ¿O me equivoco, señorita Coleman? —la pelirroja mayor de mirada verdosa la atacó, haciendo que abriese los ojos con sorpresa por su actitud.

Era una grosería, pero no creía que fuese para tanto.

—¡Mamá Stewart! —soltó Evolet alarmada por la actitud de la mujer mayor —. Antonieta no ha querido faltarles al respeto, solo está distraída, porque le aseguro que es la chica más amorosa y respetuosa que conozco.

—Un dulcecito relleno de veneno, querrás decir —sabia quien habia hecho esa acotación, y por eso se frenó para voltear a mirarlo porque estaba cohibida o demasiado asediada con las miradas de las personas que no hablaban, teniendo la necesidad de volverlos a identificar.

Miró con nerviosismo las personas con las que compartía la mesa.

En la cabecera de esta los Duques de Montrose, el patriarca, el cual solo miraba la escena en silencio con la vista clavada en el plato intacto que estaba frente a ella, mientras que la duquesa la analizaba de manera retadora, advirtiéndola como una intrusa, que claramente era.

Al lado de ella Aine, a la cual no sabía cómo interpretar, porque parecía curiosa, pero a la vez con algo de la actitud de su madre, seguida de su hermano, el matasanos, que se apreciaba algo serio pese a su sonrisa de medio lado y mirada que no quería descifrar, por eso, no se quedó en él lo suficiente cuando su admiración se inclinó hacia los Duques de Rothesay, en especial la pelirroja de unos ojos bicolores sorprendentes. Esa que, sin conocerle, fue el motivo de las lágrimas de su amiga, estando orgullosa porque estaba confiada en lo que sentía por ella Lord Stewart, de que se veía enamorada y que ahora se quería y aceptaba como era.

Cosa que no tenía como pagarle al pelirrojo de ojos verdes, porque gracias a él su amiga era por fin feliz.

Tenía lo que tanto habían querido las dos para la castaña, y ahora se deleitaba con los resultados del sufrimiento de su amiga, porque fue demasiado por lo que pasó y esa era su merecida recompensa.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.