Cuento completo.

Y, ¿Qué pasaría si los sueños en realidad son nuestras almas paseándose por otros mundos?

Junto con el inconsciente soñamos cosas maravillosas o aterradoras, soñamos con nuestros seres queridos, un cálido abrazo de alguien que ya no está, o con horrorosos monstruos que quieren matarnos.

Bueno, pues Hanna tuvo un sueño, uno largo. Y no se puede clasificar como pesadilla, pues tuvo sus momentos lindos.

El sueño de Hanna empezó con un paseo por el parque junto a su padre, que era el unico familiar vivo que tenía, pero luego, todo se volvió oscuro.

Hanna se encontraba balanceándose en una hamaca, con su padre empujandola por la espalda cada vez mas alto. La felicidad de Hanna era inmensurable, el parque lleno de flores, el arroyo lleno de peces bellísimos, el hermoso atardecer, y su amado padre, todo era perfecto. Cuando de repente, el día se hizo noche, el arroyo, pantano y las flores se marchitaron.

Al ver tremendo cambio en solo segundos, se volvió a ver a su padre, pero su rostro se torno en algo tan aterrador que la niña salió corriendo asustada, en medio del barro y las serpientes corrió y corrió, hasta que se cansó y se echó debajo de un arbol muerto, sin ninguna hoja. Se echó a llorar.

Al despertar, sus hermosos zapatos rojos estaban llenos de tierra y hojas muertas, su vestido de seda blanca se habia vuelto marrón y verde, pues se vió obligada a nadar en el pantano para escapar del monstruo, su padre.

se dio cuenta que toda la vida que ella creía maravillosa y todo el amor que su padre le brindaba era una farsa, y cuando despertó, lo comprobó.

Se encontraba en un hospital, había despertado del coma producido por fármacos que su mismo padre le había inyectado mientras dormía. Y además, estaba la policía, ya que se acusaba al padre de haber abusado de ella.

Verán, quizá los sueños sean escapes, pero tambien pueden ser una advertencia.