Lucas paso el día completo montando bicicleta con su amigo, les encantaba hacer travesuras todo el tiempo hoy por ejemplo colocaron cartas en el ring para hacerlas sonar por toda la calle, fue tal el escándalo que hicieron que la vieja vecina tuvo que salir a perseguirlos para que pararan.
Ya cuando cayó el sol Lucas se despidió de su amigo yéndose a su casa por el camino de siempre. Esa noche no tuvo nada de particular, Lucas ceno, vio los dibujos animados y le rogo a su madre quedarse hasta tarde porque pasarían una película de horror pero su madre se negó rotundamente diciéndole que era muy pequeño.
A Lucas nunca le había gustado la excusa de que era muy pequeño más bien lo atormentaban un poco porque para sacar la basura por las noches era bastante grande, pero no era lo suficiente para leer las revistas que tenía papá en su cuarto, era grande para ir solo a casa de la abuela pero no lo era para ver películas hasta tarde aunque al día siguiente no tuviese que ir a la escuela.
Esa dualidad lo frustraba por el hecho de no poder decidir cuando era grande o y cuando no, él se sentía grande todo el tiempo y lo demostraba haciéndole muecas al espejo mientras se cepillaba los dientes.
Su madre entro a la habitación y lo vio aun despierto jugando con sus camiones ella ladeo la cabeza un poco y le dijo calmadamente:
-Lucas es hora de dormir.
-Pero no tengo sueño- respondió sin mirarla.
-Vamos, mami está cansada.
-Y Lucas no lo está- la madre dio una sonrisa y fue directo a cargarlo dándole una vueltas por el cuarto, Lucas reía pidiendo que lo bajen y finalmente su madre lo dejo en la cama arropándolo.
-Viste ya estás listo para dormir.
-Hiciste trampa- dijo riendo.
-Mmm, tienes razón mañana te lo compenso con un rico desayuno.
-Hecho- la madre le quito los anteojos y lo beso en la frente, se levantó para finalmente apagar la luz mientras que Lucas trataba de decir-. Ma…
Su madre había olvidado encender la pequeña lamparita que estaba en el enchufe que se ubicado en la otra esquina del cuarto. Lucas se sentía algo tonto por aun temerle a la oscuridad, estaba convencido que eso era definitivamente algo que no haría una persona grande así que el infante tomo fuerzas de alguna parte para conciliar el sueño de a poco.
Respiro profundo y pronto sus ojos se acostumbraron a la oscuridad del cuarto dejándole ver su televisor, sus juguetes en el suelo, el armario entre otras cosas. Estos detalles cotidianos lo convencieron de que no había nada que temer así que cerró los ojos.
Al conciliar el sueño un aura extraña lo envolvió, veía imágenes extrañas, pequeñas manchas negras en un fondo blanco que de a poco iban creciendo conectándose, las marcas parecidas a un test de rorschach con figura deformes que pronto se convertían en imágenes nítidas haciéndolo ver la cara de un perro con enormes colmillos. El fondo blanco se convirtió en las manchas de un lúgubre lienzo negro haciendo la cara de un ser amorfo que de pronto empezó a moverse como si intentara romper el molde para saltar sobre el infante.
Al despertar por poco no pego un grito al ver que en el techo de la habitación había una enorme silueta, solo duro un segundo pero fue más que suficiente para implantar en su mente la imagen de una enorme mano huesuda. De golpe se cubrió con la cobija aterrorizado hasta que un ruido llamo su atención, era un sonido no muy grato pero conocido era un trueno.
Lucas se quitó la cobija y un trueno volvió a caer dejando ver la silueta de la mano sobre el nuevamente pero al mirar por hacia la izquierda vio el árbol del patio, la “mano” era solamente la sombra que hacia el árbol con la luz.
Esto sin duda lo puso más tranquilo, otra vez no había nada que temer así que se colocó de lado para no ver el techo y solo veía como el cristal de su ventana se llenaba de gotas por la tormenta que empezaba a caer.
Ahora soñaba con otra cosa, estaba en un circo más específicamente en una gran fila llena de niños para recoger un algodón de azúcar, la música circense adornaba el sueño y había mimos haciendo trucos para alegrar a los niños. La fila avanzaba muy rápidamente emocionando a Lucas que ya podía saborear su dulce favorito después de las galletas oreos, una sensación recorrió su cuerpo una especie de hormigueo, no le tomo importancia estaba enfocado en otra cosa.
La sensación paso de un hormigueo a un golpe, uno sutil bajo la tierra, luego a otro que levanto las piedritas, los golpes se hacían más fuertes al punto de que los otros niños se dieron cuenta, ahora no solo se sentían sino que emitían sonido, uno parecido a una piedra golpeando un metal.
El siguiente golpe sacudió tan fuerte que lo niños de la fila se cayeron, mientras se levantaban ocurrió otro que los tumbo nuevamente, el sonido metálico penetraba en la mente de Lucas quien se vio forzado a taparse los odios porque aparte de hacerse más fuertes el espacio entre un golpe y otro se achicaba.
El suelo comenzó a agrietarse, la máquina de algodón de azúcar cayo destrozándose, los niños corrían por todas partes y los mimos de la fila hacían una expresión de estar gritando, los estruendos comenzaron a abrir una grieta y la tierra se abría debajo de los pies de Lucas haciéndolo caer sobre unas enormes llamas que…
Volvió a despertar esta vez muy hiperventilándose, sentándose en la cama llevando las rodillas al rostro, contaba hasta diez tratando de retomar la compostura hasta que un ruido familiar lo aterrorizo, era ese golpe, el sonido del circo y esta vez se escuchaba muy cerca.
Y la cercanía era porque el sonido se trataba del árbol batiendo contra el cristal de la ventana al entenderlo Lucas se rio, otra vez no había nada que temer, la mente le jugaba trucos esto no hubiese pasado si lo dejaban ver su película, mañana se lo reclamaría a mamá sin falta eso era seguro, se recostó de lado durmiendo nuevamente, ahora estaba más a gusto porque no tenían imágenes raras en sus sueños, de hecho no veía nada.