La luz me molestaba abrí mis ojos sintiendo incomodidad, estaba en mi cuarto y en un par de segundos las lagrimas hicieron presencia, recordé lo que mi madre me dijo ¿que era lo que estaba pasando? ¿Por que querían desconectar a Hoseok? Mi pecho se oprimía con cada pensamiento negativo, no podía parar de llorar quería salir pero no tenia fuerzas para levantarme ¿que seria de mi, sin Hoseok? No quería aceptarlo, mi padre era tan cruel como para matar a su propio hijo, empecé a gritar y arañar mis brazos. Escuche como abrían la puerta y como una silueta masculina se acercaba, me hice a un lado pensé que me harían daño.
-Tranquila, soy yo- Su voz era amable pero yo no podía parar de llorar, empecé a sollozar mas fuerte y el solo daba palmadas en mi espalda.
-Vete no quiero ver a nadie- Mis palabras eran cortantes y enserio no quería ver a nadie quería salir de este lugar ver el rostro de mi hermano, poder abrazarlo y volver a ser como era antes. Jamás haber cambiado, volver a ser aquella chica que siempre sonreía y tenia un motivo para vivir, ser la hija que mi madre amaba y por la cual sonreía, ser muy amigable con todos, no haber intentado quitarme la vida y nunca haber pisado este lugar. --Por favor déjame- Suplique por último viajando mi cabeza dejando que mis lagrimas choque con mis piernas
-Esta bien pero no te vallas a seguir haciendo daño, te daré tu espacio pero estaré cerca- Dijo saliendo de la habitación.
Ahora me sentía más miserable, me dolía la cabeza de tanto llorar y la mandíbula de tanto apretarla.
-Hoseok... Me duele el pecho y la cabeza me fastidia mucho- susurraba para mi misma- no me dejes- solloce mas fuerte. En algún momento quede dormida.
-te vas a caer!!!- gritaba Hoseok viendo como yo estaba que saltaba de la alegría al ver este hermoso lugar. Era un prado con una vista espectacular el atardecer era hermoso. Tenia un pequeño lago en medio, también había flores hermosas de un amarillo claro y unas color blanco era simplemente perfecto, el cielo estaba mas anaranjado.
- Hobi esto es hermoso, pásame mi cámara- el solo reía de mi manera tan infantil de ser, me pasó la cámara y empecé a tomar fotografías- ¿por que vinimos tan tarde? Ya veras es mi regalo por tu cumpleaños, ya no eres una niña, creciste mucho. Dijo con un aire de melancolía. Nos iremos tarde, cuando anochezca es que podrás agradecerme
-Es muy lindo este lugar, ¿como lo encontraste? -Pregunté algo curioso, este lugar no se encuentra así por así.
-Cuando salía de la universidad me gustaba salir por las carreteras para buscar lugares lindos donde tomar buenas fotos- Comento muy alegre.- Mira ya esta anocheciendo, vamos a sentarnos- Apunto un lugar donde no habían flores.
-¿Qué esperamos exactamente?- Cuestioné, no sabia que esperábamos y ya había tomado muchas fotos. El solo rio y me dio un golpe en la cabeza, pero fue un golpe suave sin la intención de hacerme daño- que impaciente, solo espera.-
Bufe un poco molesta no me gustaba esperar. -Entonces cuéntame una historia mientras esperamos quien sabe que-
-Bien... hace un tiempo una pareja de novios viajo de vacaciones a una cabaña, ambos estaban felices pero uno de ellos de alguna manera estaba triste, en la primera noche el que se sentía triste tuvo un fuerte dolor en el pecho se levanto de su cama y empezó a llorar escribiendo una carta y al terminar la guardo y volvió a acostarse con su amado, al día siguiente todo estuvo bien aquel chico tuvo dolores el pecho pero su novio no lo noto y por la noche el mismo suceso que la noche anterior. Pasaron 5 o creo 6 días cuando el mayor de los dos llevó al otro a un paramo como este, el menor le preguntó si lo amaba y el contrario respondió que mas que a nada y que haría cualquier cosa, el chico empezó a llorar y su novio solo lo abrazaba y lo mimaba hasta que quedo dormido y el otro lo llevo a la cabaña. En la noche paso lo que aquel chico mas temía el dolor en su pecho era más fuerte así que con las fuerzas que le quedaban empezó a escribir la que seria su última carta, cansado volvió a acostarse y susurró que había sido feliz y se quedo dormido para siempre...- fe interrumpido por mi grito
-¿Se murió?!!- estaba sorprendida con esa clase de historia
Déjame terminar- dijo con tono quejoso y yo solo asentí. -Su novio al despertar y ver al chico tan pálido se asusto demasiado y lo movió y comprobó que estaba muerto grito hasta que su garganta se seco. Pasaron varios días y el mayor estaba deprimido ya habían velado y enterrado al que era su novio y ninguno de esos días se atrevió a leer las cartas que le había dejado. Un día se decidió y fue al mismo páramo donde vio sonreír por última vez al que fue su gran amor. Leyó las cartas y lloro en silencio el no sabia lo que estaba pasado con su novio, llego la noche y se levanto emprendiendo camino a cierto lugar, sentía como el viento chocaba con su cara y como el sonido del bosque llegaba a sus oídos. Vio a los lejos aquel rio en el que alguna vez jugo con el otro, subió a la cima de la cascada y entro en el agua, la corriente quería arrastrarlo pero el no se dejo. Sus ultimas palabras fue que el no podría vivir sin su amor y que lo amo mas que nada, fijo su mirada en las orillas del rio y pudo ver como su novio jugaba en el agua con una sonrisa se lanzo y se golpeo con una roca y se hundió en lo mas profundo...- yo lo observaba con atención.
-¿Sabes porque el mayor llevo a su novio al páramo? -Yo solo negué y el sonrió.- Es porque el quería que en la memoria de su amado quedara una vista hermosa, ahora ___ tienes que sentirte afortunada de tener un hermano como yo que te traje a un lugar como este- Dijo con cierto orgullo tomándome de los hombros para que mirara lo que había en frete de nosotros, me sorprendí demasiado, sin saber que el tiempo había pasado tanto la noche había llegado, y para mis sorpresa del suelo subieron unas luciérnagas adornando mas el paisaje, me quede boquiabierta al ver tan hermoso lugar. Mi hermano se acerco a mi oído.