Sueños

Capítulo 4. Adaptarse

 

Serena despertó con un fuerte dolor de cabeza, siempre era lo mismo cuando tenía una crisis, pero supo por la intensidad, que esta vez todo sería diferente. La aguja en su vena y el tubito que le daba oxígeno a sus pulmones no era buena señal, quería creer que en unos días estaría reestablecida como de costumbre, no obstante, algo dentro de ella le dijo que no sería así. No había pasado buena noche, la enfermera que solía cuidarla durante sus crisis estaba profundamente dormida sobre una silla y era cómico mirarle porque cuando estaba despierta era bastante seria; trató de incorporarse inútilmente y el solo intento le provocó un agudo dolor en el pecho que la hizo desistir. De pronto la posibilidad de morir en cualquier momento la hizo presa fácil del pánico y sin preverlo siquiera comenzó a sollozar débilmente.

Sus minutos estaban contados y no había nada que pudiera hacer, lo supo desde el primer momento que se enteró de ello y no pensaba que después de tantos años esa maldita enfermedad fuera a llevársela, dejando atrás un hijo y un esposo a quienes amaba profundamente.

El sonido de la puerta abriéndose le hizo limpiarse los ojos e inmovilizarse, quizá se trataba de alguien de la servidumbre quien inspeccionaba si se le ofrecía algo, pero en ese momento no le apetecía mirar a nadie, era preferible asimilarlo primero ella antes de siquiera confrontar a su esposo o a los demás. Mas el intruso no se iba y comprendió que tal vez se trataba de Alex, que renuente a acercarse la miraba de lejos, aun así, un cuerpo sentándose a su lado y acariciándole los cabellos, le hizo girar y encontrarse con una mirada similar a la suya.

— Hola dormilona, buenos días~

Aquella simple frase le hizo sonreír y también llorar, todo estaba bien porque July estaba ahí, por otra parte, la rubia pudo percatarse de lo que su hermana había deducido y si propia su angustia era mucha, la de ella era aún más. Tan joven, como madre, como esposa, ella aun tenia demasiado que dar y sin embargo la dama de negro la reclama ya para sí. Asimilar que de un momento a otro podía irse era un martirio constante taladrando el cerebro de su hermana menor así que abrazándola fuertemente trato de transmitirle toda la valentía que en realidad no poseía.

La muchacha simplemente se aferró aún más al cuerpo de su hermana mayor, ya no importaba lo que pasara, solo quería tenerla a su lado.

— ¿Quién es usted? No puede estar aquí.

La inoportuna enfermera había roto con la cálida atmosfera, pero July no se amedrentó.

— Soy la hermana de Serena.

— De todas formas, es muy temprano para...

— Déjalo así, ella es lo mejor que me puede pasar, estoy feliz de que mi hermana este aquí.

La enorme sonrisa de la pelirroja le indicó a la enfermera que debía obedecer, así que se retiró dándoles la privacidad necesaria para que conversaran.

— Qué lindo es verte, al fin respondiste a mis invitaciones.

July se sintió realmente mal por las palabras de su hermana, pero teniendo su arte perfeccionado, sonrió para alejar la culpabilidad de su cabeza.

— En realidad, he venido por una razón.

— ¿De qué se trata?

— Pues... me han invitado a quedarme en esta casa como huésped por una temporada y he aceptado.

Los ojos marrones de la muchacha se vieron iluminados por una intensa alegría que de pronto casi no cabía en su frágil cuerpo.

— ¿De verdad?

— Claro.

— Todo es tan irreal que no puedo creerlo—  dijo borrando las lágrimas de felicidad que repentinamente habían brotado.

¿Cuánto daño le había hecho a su hermana con su ausencia? ...Mucha al parecer, sin embargo, aunque cruel, en verdad no se arrepentía del largo lapsus de separación.

— Serena, quiero recompensarte por todo el tiempo que no estuve, te acompañare siempre que me necesites.

— Pero July, no puedo aceptar eso— contestó la chica mirando a sus iguales.

— ¿Por qué?

— Porque tú ya tienes una vida y no puedo acapararte todo el tiempo, eso sería injusto de mi parte.

La rubia sonrió de buen agrado, su hermana tenía un gran corazón de eso no cabía duda.

— No tienes por qué preocuparte, lo importante ahora eres tú y lo mucho que vamos a divertirnos estando yo presente; pero primero debes recuperarte y...

La joven negó con la cabeza mientras tomaba las manos de su hermana.

— July, yo sé que ya no me queda mucho tiempo, puedo sentirlo.

— Pero...

— Sé que pronto voy a irme sin remedio y espero que ese pedacito que me quede de vida pueda pasarlo a lado de las personas que amo.

— Serena yo...

— Gracias por acompañarme July, y por hacer de mi pequeña estancia en este mundo algo inigualable, gracias hermana.

La mayor sentía como la garganta comenzaba a quebrársele, era increíble ver que la chica ante ella tuviera tanta aceptación sobre su situación, mientras la rubia por su lado aún seguía dudando. Su voluntad de vivir era mucha pero aun así era objetiva, estaba bien plantada a su realidad, sin hacerse esperanzas o ilusionarse por cosas que bien sabía que no pasarían. July volvió a abrazarla, si aquel era el deseo de su hermana, ella lo cumpliría: iba a hacer de sus últimos días una felicidad completa, aunque después solo quedara su cascaron vacío una vez más.

 

* * *

 

Alex había preferido quedarse en casa ese día, era inútil pensar en ir a la corporación y perder el tiempo mientras su mente se ocupaba de cosas que prefería nombrar como pesadillas; bien sabía que ni la enfermedad de su esposa o el hecho de salir de la rutina le molestaban y como siempre era demasiado terco para afirmar las cosas, prefirió dejarlo por la paz.

— No siempre fui así—  musitó cuando la taza de café enfrente de él ya se encontraba fría.

Lo que decía era verdad, a pesar de haber crecido con las desquiciantes ideas de su padre, en un tiempo, quizás el más valioso de su vida, se había permitido un desliz en sus sentimientos y en sus acciones, los cuales le habían terminado matando aún más que los castigos corpóreos de su padre. Había sufrido, pero pensándolo con firmeza había disfrutado cada uno de los momentos de su amada época universitaria, sin pensarlo, se permitió sonreír un poco al recordar la primera vez que tropezó debido a la broma de mayor bufón de la escuela, había sido burlesco verse caer sin más, escuchar risitas a su espalda y mirarse haciendo el ridículo más grande de su existencia, no obstante, también fue el mejor día que pudiera recordar, pues ahí, mientras caía, conoció a la persona que sin aviso revolucionó su vida por completo.




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