July no había dormido nada, durante toda la noche dio vueltas en la cama y cuando sintió que de un momento a otro estallaría había decidido salir de la mansión y caminar por ahí para tratar de recuperarse un poco, pero era imposible hacerlo, cuando varios encabezados sensacionalistas que había leído no en una sino en diez revistas, sumándole todos los chismes en internet, diferentes surcaban sus pensamientos sin parar, sobre todo porque recordaba claramente las palabras de Natalia.
— "No es la primera vez que sucede July, ya ha habido otros escándalos, pero este sin duda ha sido el más grande; las fotografías son contundentes, obviamente las dos sabemos que Killian y esa mujer no fueron a esa hora a ese lugar para tomar té y galletitas... mucho menos cuando ella le abraza y le besa tan desinhibidamente".
La rubia pensaba como la dark, mucho más cuando Killian engañaba a su hermana en sus narices, entendía que una cosa era proteger su salud y otra muy diferente hacerla pasar por tonta. Serena debía enterarse, al menos para que no siguiera defendiéndolo o haciéndole ver como el súper hombre del año. Su indignación era demasiada, aunque ya no sabía si en realidad era por su hermana o por el hecho de saber que Killian tenía otras amantes.
— Maldito— murmuró nuevamente tras patear uno de los tantos arboles a su alrededor.
Quizá era su culpa por no haberse enterado antes y prevenir a su hermana, pero a ella ciertamente no le gustaba acercarse a la farándula, excepto cuando era necesario.
— ¿Qué voy a hacer?, todo es una mierda, si no es una cosa es la otra, Dios, voy a enloquecer.
— No creo que sea para tanto, señorita.
Las palabras le causaron un sobresalto momentáneo del cual se recuperó rápidamente.
— ¿Tú crees?
El inesperado Ed hizo acto de presencia, recargándose en un árbol cercano.
— Yo creo que usted debería respirar profundamente y pensar con calma, bien sabía que esto ocurriría tarde o temprano.
— No, no lo sabía.
La revelación dejo un tanto confundido al fornido guardaespaldas quien miro fijamente a la rubia.
— Pensé que el cumpliría su palabra de hacer feliz a mi hermana.
— Y lo ha cumplido hasta ahora, ¿o no?
July debía reconocer que lo que decía Ed era cierto, Killian había mantenido su palabra, aunque no como a ella le hubiese gustado.
— Tal vez tengas razón, pero eso no le da derecho a...
— ¿Entonces va a decirme que usted en su lugar no habría hecho lo mismo?
La chica se cuestionó seriamente salir huyendo de esa mansión, donde había tanta franqueza por todas partes.
— Lo pensé muchas veces— respondió la muchacha tras respirar y cerrar los ojos.
— ¿Y cuál fue su respuesta?
— Que no, jamás lo habría hecho.
— Pero...
— Recuerda que yo más que nadie sé de situaciones como esas y créeme, jamás hice lo que él...
Admitió que la joven ante él era maravillosa, una persona que se sacrificaba por otros olvidándose de su propia felicidad o sus necesidades, la admiró de verdad, no había punto de comparación entre ella y su jefe, aunque se miraba realmente deprimida.
— El jefe resolverá todo esto.
— Claro, con un par de millones todo se resuelve allá afuera, ¿y cómo resuelve a quienes lastimó?
— No lo sé— musitó el guardaespaldas al dar su respuesta—. Solo tenga en cuenta que, si su imagen se enturbia, los socios o accionistas conservadores podrían hacer quebrar los laboratorios.
July miró al hombre que trataba de explicarse mejor.
— Usted sabe que la imagen de una persona como el señor Killian debe ser intachable, si el señor comete un error, este podría perjudicar no solo su vida personal, sino también todos los negocios que hace.
— Ya lo sé, un rico tiene muchas responsabilidades— añadió la chica, conociendo de sobra aquella información.
— Entonces si lo sabe, debe mirar las acciones del jefe con mucha más objetividad; los laboratorios que él dirige han hecho una labor muy noble no solo a la sociedad, sino al campo de la medicina, descubriendo nuevas curas para enfermedades. Si la imagen del señor se ve afectada por un chisme de esta magnitud entonces las alianzas y apoyos se desvanecerán y el...
— No podrá continuar investigando sobre la enfermedad de mi hermana.
— Exacto— asintió el hombre—. Por eso debe comprender la compleja vida que muchas veces agobia al jefe.
— Seguro, y se relaja con amantes ¿no?
— Nadie es perfecto.
La rubia sonrió un poco, era verdad, nadie es perfecto y aun así se cuestionaba ciertas cosas.
— Debería regresar a la casa, un día muy difícil le queda por delante.
Ella asintió, permitiéndole a Ed acompañarla de vuelta a la mansión, donde desde temprano un importante movimiento se estaba llevando a cabo.
— ¿Qué sucede?
— El amo ha dado instrucciones de limpiar la casa a fondo— dijo, una de las sirvientas que pasaba por ahí.
— ¿Algo importante?
— Tal vez debería preguntarle al señor.
No de nuevo, no le apetecía enfrentar al ojiazul, por eso subió a su habitación designada y se recostó un momento, no quería saber nada y si el mundo se destruía sería una total bendición para ella, sin embargo, no todos pensaban así.
— ¿July?
La voz de su hermana logró sacarla de su ensimismamiento, saltando de la cama abrió la puerta encontrándose a una sonriente muchacha en silla de ruedas.
— ¿Qué ocurre? No deberías estar fuera de cama, mucho menos en esa... cosa.
— Oh vamos, ni que fuera el fin del mundo.
— No es por eso, no deberías forzarte.
La chica simplemente ignoró a su hermana mayor y la silla entró en la habitación fácilmente gracias a un botoncito que la activaba, definitivamente era tan necia como July.
— ¿Aún no te has vestido?
— ¿Para qué?
Serena frunció el entrecejo y de inmediato se desplazó al armario en busca de algo.