July llegó tarde a clase, y no por haberse detenido como siempre en el teatro, sino porque el transporte que siempre la llevaba la había dejado y no podía gastar en un taxi, así que ella, como toda atleta corrió cinco manzanas hasta llegar al campus, e intentando buscar una excusa que no fuera estaba haciendo tarea se dio cuenta de que incluso sus compañeros de clase estaban afuera haciendo fila en el teatro en medio de una algarabía que era imposible que pudiera suceder a esa hora.
— ¿Qué ocurre, Grace?— cuestionó la rubia al ubicar a su pequeña mejor amiga.
— Hey, hola July.... Pues sí que te has perdido muchas cosas.
— Eso parece— dijo, mirando a su alrededor.
— Deberías faltar menos, ayer ni siquiera te apareciste y...
— Me vas a decir que pasa o no.
La rubia no quería que Grace la interrogara, porque seguramente le volvería a dar el discurso de que tan malo era Tom para ella, pero ayer no faltó por estar con él.
— Tu no cambias July... de acuerdo, te lo diré— después de su pequeño reclamo Grace cambió a un semblante emocionado—. Un productor italiano está patrocinando una obra de teatro procurado buscar su elenco y el staff dentro de esta escuela, ¿no es maravilloso?
— Que bien, suena a una excelente oportunidad... aunque que no se supone que solo a los de ultimo año se les permite participar en las obras de la universidad.
— Mira, te explicaré mejor; sucede que ayer la profesora Emilia nos informó del productor extranjero, y la profesora intentando no perder la oportunidad de brindarle una mejor experiencia a sus estudiantes, abogó por nosotros con el productor, el cual estuvo de acuerdo de dejar participar a quien quisiera mientras que éstos fueran talentosos.
— Parece interesante.
— Sí, la obra se estrenará en la cuidad en cinco meses, si es un éxito, podrá salir de gira y retornar.
— Es la oportunidad perfecta de que nos permitan hacer algo.
— Sí, pero parece un proyecto pequeño... seguramente es un director novato.
— Me da igual, yo solo quiero salir, aunque sea con un papel sin importancia. La rubia miró de reojo a su amiga, a veces Grace era muy sumisa.
— No.
— ¿No?
— No, si tendremos un papel será uno en el que podamos lucirnos, y yo no sería una buena amiga si no te acompañara... ¡hagamos el casting!
— Que ambiciosa saliste July, cuando se trata de teatro no hay quien te pare.
— Por supuesto, no voy a ir a gastar saliva y dotes actorales solo para que me den el papel de la sirvienta no. 7, no señor.
Por esas razones eran que Grace admiraba a July, con esa actitud seguramente conseguiría un buen papel.
— Y ¿a qué hora es el dichoso casting?
— Es en tres horas.
— Bien, es tiempo suficiente para prepararnos.
— Pues verás...
* * *
De todo lo que le pudo haber pasado en la vida, eso no lo tenía contemplado, ni mucho menos la extraña sonrisa en los labios de su hermano menor, eso era un sueño o más realistamente, una broma pesada.
— ¿Y bien?— añadió el de silla de ruedas al mirar el entrecejo fruncido del mayor.
Alex no respondió, simplemente miraba todo a su alrededor.
— ¿No es de tu agrado?, Ed también estuvo de acuerdo que era perfecto para ti y creo que tuvo mucha razón en decirlo.
El bufido del castaño hizo reír al azabache, quien con total facilidad movió su silla alrededor del lugar inspeccionando que cada detalle estuviese en su sitio.
— Le hacen falta algunas cosas, pero eso lo dejaré a tu gusto, ¿quieres ver el estudio?, lo encargué con las mejores comodidades que pudieras necesi...
— ¿Y quién te dijo que yo necesitaba un departamento, Noa Killian?
La voz iracunda que se contenía causó un poco de temor en el menor, sin embargo, eso no lo haría desistir, necesitaba ganar esta batalla, así que con toda la valentía del mundo encaró a su hermano que lucía molesto y que efectuaba un gran esfuerzo por controlarse.
— Yo— fue la sencilla respuesta que sacó de quicio al ojiazul.
— No necesito nada de estas estupideces, si tu idea de gastar es esta, déjame decir que estás perdiendo tiempo y dinero— regañó el castaño observando por encima de su hermano el amplio departamento que Noa le había conseguido.
El azabache se hallaba actuando muy extraño y lo entendió todo hasta esa mañana cuando el chico le pidió que lo acompañara a una dirección y tras pedirle a su chofer y a su confiable guardaespaldas que los dejaran solos, Noa le mostró el lugar emocionado.
— "Bienvenido a tu nueva casa".
Ciertamente el inmueble que abundaba en el departamento había sido al gusto exquisito y refinado que a ambos hermanos les gustaba, pero la ubicación y el lugar habían sido idea inequívoca de Ed, ese sujeto lo conocía tan bien como el mismo; Alex no podía negarle muchas cosas a su hermano, no obstante, la insistencia de éste y el apelativo "casa" le estaban fastidiando bastante.