Cansada por la carrera, July llegó como pudo al hospital y se acercó rápidamente a la enfermera en el mostrador.
— Necesito información.
— Si se calma y me explica...
— ¡Estoy buscando a un paciente! — gritó, desesperada.
— Señorita, esto es un hospital por si no se había dado cuenta— riñó la mujer de blanco, indicándole una larga fila de espera—. Si quiere información le sugiero que se calme y se forme para...
— No tengo tiempo para eso, alguien sufrió un accidente y no me moveré de aquí hasta que me diga dónde demonios está— contestó exasperada.
La enfermera se molestó y estaba a punto de llamar a seguridad, cuando alguien mencionó el nombre de la rubia.
— ¿Señorita July?
La chica se giró, mirando un rostro más que conocido
— Ed…— suspiró aliviada, olvidando a la enfermera— ¿Dónde está? ¿Cómo está? ¿Qué sucedió? ¿Está bien?
Al guardaespaldas le hizo gracia ver a la joven tan desesperada, así que sonrió y le palmeó su hombro, mientras ella continuaba preguntando hasta quedarse sin aire.
— Cálmese señorita Wells, si me deja explicarle, todo estará mejor ¿no cree?
Era inconcebible que Alex hubiera sufrido un accidente y Ed tratara de tranquilizarla como si nada hubiese pasado, era ilógico, inexplicable y...
— Oh por dios, Ed ¿qué te ocurrió en el brazo?
Hasta ese momento la rubia se percató que el jefe de seguridad de su cuñado tenía el brazo enyesado. Ed sonrió indicándole con la cabeza que lo siguiera.
— Pues... yo también sufrí un accidente.
— ¡OH NO!, si tu estás así, eso quiere decir que Alex está...
— Cálmese, a veces los hospitales suelen exagerar las cosas, por favor, déjeme explicarle.
— Entonces empieza hablar, ¿no ves que como están mis nervios?
Ed veía a la chica con ternura, en situaciones extremas siempre se olvida de todo y se centra en lo importante.
— Lo que pasa es que hubo un pequeño incendio en la empresa.
— ¿¡INCENDIO!?— exclamó con horror.
— Así es, en este momento están investigando el origen, seguro fue una falla en...
— No me interesa donde fue la falla, ¿cómo está Alex?
July no deseaba ser grosera, pero entre más tiempo transcurría, su congoja se hacía más grande y que el guardaespaldas no le respondiera concretamente no ayudaba a disminuir su angustia.
— Descuide, el señor no sufrió nada grave, solo se desmayó— contestó cuando estuvieron frente a la puerta de la habitación designada a su jefe.
La preocupación en las facciones de la rubia hizo que abriera la puerta inmediatamente, ella deseaba ver al castaño y no estaría tranquila hasta que lo hubiese hecho. Ed rió por lo bajo, definitivamente la impulsiva Julianna Wells jamás cambiaria.
Killian se encontraba dormido, totalmente ajeno a cualquier cosa, parecía estar bien, excepto por...
— ¿Por qué tiene vendas en la cabeza y los brazos?
— Sufrió quemaduras muy leves, nada que un ungüento no sane en unos días.
July asintió aliviada y se sentó al lado del castaño.
— Lo que no comprendo es cómo se desmayó, ¿acaso se golpeó la cabeza?
El custodio fingió no ver que la joven tomaba la mano de su jefe y respondió.
— Todo sucedió muy rápido, de un momento a otro la alarma de incendios se accionó y todos comenzaron a salir del edificio...
— Todos menos él— dijo, conociendo en demasía al chico inconsciente.
— Sí, enserio que lo conoce muy bien— rió y July se sonrojó desviando la mirada.
— ¿Y luego?
— Subí a la oficina del jefe y le pedí que saliéramos del lugar, pero...
— Seguramente el obstinado te dijo que todo era una farsa y no había motivos para preocuparse.
— Sí, exactamente así sucedió... en verdad parece clarividente señorita.
— No sé de qué hablas... por favor, continúa.
— No hay demasiado que decir, el señor no quiso salir del edificio hasta que vio fuego... nos quemamos un poquito, salimos por el elevador de emergencia y cuando llegábamos a la planta baja se desmayó.
— ¿Así nada más?, ¿y las heridas?
— Ah, esas se las hizo cuando una baldosa se nos vino encima, yo lo salvé, y lo que ve es el resultado— explicó el custodio, mostrando su brazo.
— Comprendo, aunque aun no entiendo por qué se desmayó.
— El médico explicó que fue obra del estrés, últimamente el señor ha estado trabajando demasiado y no es de sorprenderse que su organismo haya decidido colapsar en un mal momento.
La cara de la rubia que parecía estar a punto de llorar, lo conmovió.