Sueños cruzados

CAPITULO I.

Aquella mañana lluviosa, las frías bocanadas de viento chocaban contra la ventana de Emily, amenazando con derribarla de un tirón.  El frío le calaba hasta los huesos, a pesar de las dos gruesas sábanas que cubrían su piel. Hubiera dado cualquier cosa por continuar soñando.

 "En aquel paraje misterioso,  una azulesca luz intermitente mostrando el camino hacia una estancia llena de luces como luciérnagas. Me acerco con desconfianza pero mis piernas no pueden negarse a tan graciosa belleza, así pues, siguen el sendero como si por convicción propia andarán. Al llegar a la estancia, me quedo muda ante un espectáculo tan alucinante, casi imposible de describir con palabras. Un nudo se forma en mi garganta; No sabría si por la estupefacción o por el simple miedo que causa lo desconocido. Pareciese que estuviéramos en tiempo Real,  pues hasta el viento chocando contra mis mejillas se siente completamente auténtico. Una mano se posa sobre mi hombro desnudo y una corriente eléctrica recorre todo mi ser. ¿Porque?, ¿Quien es esta extraña persona  se aparece en mis sueños sin permiso alguno?. Quiero voltear a ver quién es aquel que hace estremecer cada ápice de mí con solo tocarme... Giró lentamente mi cabeza, a pesar de mi nerviosismo, mis ganas de salir corriendo de allí y a la vez una intensa curiosidad amenazaba con explotar todo de repente. ¿Y si pierdo esta oportunidad?... Volteo rápidamente y..."

  - Toc... toc... toc... - alguien toca a la puerta, sacándole así de sus ensoñaciones, justo al tiempo en el que comienza a sonar el despertador. - ¿Emm?. ¡Vamos que llegarás tarde!. - la voz de Arthur. Su padre,  resuena tras el umbral de la puerta. Emily da un salto de la cama y entra al cuarto de baño encendiendo la ducha y entrando sin pensar.  

  - ¡Aaahg! ... - Gritó al sentir el helado líquido correr por su cuerpo. -... ¡Papaaaá!... ¡No hay agua caliente! .- la risa de Arthur resonaba por el pequeño apartamento y Emily bufó furiosa mientras temblaba bajo la helada ducha. Al cabo de unos segundos no pudo más que reír ante la graciosa y confusa situación.  

Desde que su madre murió, su única familia había sido él,  y aunque a menudo peleaban por cualquier motivo,  no podían estar el uno sin el otro. 

Emily siguió duchandose con la mayor rapidez que pudo, pero a medida que el agua corría por su cuerpo no podía dejar de pensar en aquel sueño que recurría a su mente constantemente cada noche. ¿Quien sería ese misterioso caballero que acompañaba sus noches tranquilas para luego convertirse en una necesidad angustiosa cada mañana? . 

  Al salir de la ducha se encontraba ya totalmente despierta y lista para comenzar un nuevo día. Abrió su guardarropa y tomó un suéter azul de pelusas, un Jean y unas botas. Se aplicó un maquillaje casi imperceptible y se recogió el cabello en una coleta alta de la que se escapaban uno que otro cabello rebelde. Cuando salió a desayunar su padre ya no estaba. Era costumbre de Arthur marcharse temprano de casa y regresar hasta ya pasadas las doce de la noche. Eso siempre había parecido extraño a Emily pero había decidido no entrometerse en las decisiones de su padre.  

  Cojió su abrigo en la puerta,  un paraguas y salió disparada antes de que la dejase el autobús. 

  Al llegar al campus, todo estaba como cada mañana. Un montón de chicos caminando a la deriva , sin tener absoluta idea de hacia dónde se dirigirán ; y con esto no quiere decir que olvidasen a que facultad pertenecían o cual es su número de Identificación.  "Es su percepción de la vida. Aquella que han perdido gracias a la saturación del intelecto por causa del afán inmediato de encajar en una sociedad que es injusta y cruel, una enfermedad que terminará consumiendo cada ser hasta que de ella solo queden recipientes vacíos,  sin ningún contenido que ofrecen a los que vienen de relevo".

 Quizá su manera de ver su alrededor no era la más correcta, pero de esta manera se habían dejado ver hacia ella cada chico o chica que se había conocido hasta el momento. Intentando hacerle sentir inferior porque su cuna no venía del mismo material que del resto. El primer año en la facultad para Emily no fue tan alucinante como ella lo había imaginado, todos los estudiantes la atacaban y hacían de lado en  todo momento, haciendo que en un principio cuestionase la idea de estudiar allí.  Habian logrado penetrar en una parte importante de su cabeza haciéndole pensar en que quizás si era inferior y no podría encajar jamás.  Pero después de analizar bien  todo lo que estaba en juego, descubrió que si. Ella si merecía ese lugar... porque había luchado por el. Porque lo deseaba con todas sus fuerzas y tenía un sueño que iba a alcanzar. No importa quién dijera que no era posible, que le trancaran las puertas y pusieran rocas en el camino. Las levantaría y seguiría hacia adelante hasta lograr la empresa que quería conquistar.

   De esta manera ideó una fórmula que le permitiese eludir todo aquello que de su alrededor le afectaba: cada vez que era dirigida hacia ella algún comentario, mirada, y/o mal gesto, está decidió hacerle frente con una sonrisa y no pensar en ello bajo ningún concepto. De esta manera, al cabo de un tiempo pasó de ser una chica atacada a una ignorada . Y para alguien cuyo objetivo principal es pasar desapercibida... esto vendría siendo el mismísimo cielo.

   Se adentró al edificio y camino en silencio mirando su móvil hasta llegar al salón donde vería clases. Al entrar, pudo notar que existía un gran revuelo entre las chicas que cursaban la carrera. No se atrevió a preguntar... al fin y al cabo, si no era estrictamente académico para ella no tenía ninguna relevancia.

   - ¡Dicen que va a cursar esta misma carrera! ...- escuchó a una de sus compañeras enfatizar emocionada. Lo que le confirmó que se trataba de un chico. -... aunque dicen que llegó con una chica, así que nuestras oportunidades están más reducidas que nunca.. - Emily soltó una bocanada de aire y enterró su rostro en la libreta de apuntes. Levantó el rostro solo hasta que el profesor Harris entró al salón y se aclaró la garganta para captar la atención de todos los presentes quienes guardaron silencio de inmediato al notar que el Profesor no venía solo. 




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