Sueños cruzados

CAPITULO XIV.

 《《  Salí lo más rápido que pude de ese lugar. Mientras caminaba hacia mi casa retumbaban en mi mente las imágenes de Travis con esa chica. ¿Por qué?... ¿Por qué esforzarse tanto para luego estropearlo  así? . Por más vueltas que le doy a mi cabeza no logro entenderlo, Le di todo lo que tenia, fui incondicional,  por más que la gente se oponía a nosotros resistí... ¿Todo para esto?... ¡Parecía tan Real todo!, cada palabra, beso, o caricia se sentía genuino, como si estuviésemos hechos para estar juntos , aunque al final resultó solo ser producto de mi imaginación. Después de todo, parece ser que si me sentía sola, a de ser por eso que me deje embaucar por la primera persona que me trató diferente. Me dejé engañar por esos alucinantes ojos que hacen creer que eres capaz de todo, te convierten en otra persona incluso sin que puedas notarlo antes... y luego se convierten en tu pesadilla. - rompo en sollozos en medio de la carretera, a diferencia de otras veces no siento miedo,  no siento nada. Escucho el ruido de un auto que se detiene cerca pero no me muevo. Me quedo ahí en silencio y de pronto siento como unos atléticos brazos me rodean. Miro hacia atrás y me encuentro con Thomas que no sabe como disimular su Vergüenza 》》.

  - Lo siento mucho linda... yo no sabía que... - susurra Thomas a su oído aún envueltos en aquel abrazo que por alguna razón la reconfortaba.  Emily estalla en llanto una vez más. Se quedó ahí en silencio sin soltarla, hasta que poco a poco fueron cediendo los sollozos. La llevo al auto y se sentó a su lado en espera de que tuviera ánimos para hablar. Emily se quedó en silencio un largo rato, mirando hacia la carretera con tristeza, después de un rato le pidió a Thomas que la llevara a casa y ya estando allí  se despidió, le dio las gracias y se adentró en el edificio sin mirar atrás. Estaba completa y profundamente afligida, entró a casa sin percatarse de la presencia de Arthur quien contuvo la reprimenda que venía preparando desde horas atrás al ver el desmejorado semblante de su pequeña hija.  Subió a su habitación y se lanzó a la cama a mirar el techo, no dijo nada, se quedó inmóvil tendida en la cama, una que otra lágrima solitaria se escurrió por sus mejillas mientras la retrospectiva de todo lo ocurrido de los últimos meses hasta hoy se reproducía una y otra vez en su cabeza, como un recordatorio de aquel doloroso final. 

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    Travis despertó esa tarde con un dolor de cabeza incesante. No recordaba casi nada de la noche anterior, solo que había ido por un café con Daniele después de aterrizar y luego habían tomado unas cervezas... después de eso nada. Miró preocupado a su alrededor, aún recordaba la última vez que había pasado eso y el resultado no había sido bueno. No había ninguna chica, en su lugar estaba Gaíl sentado frente a la cama con cara de pocos amigos. Se incorporó lentamente y un punzante dolor le hizo retroceder. 

   - ¿Qué? - dijo de mala gana a su amigo que seguía mirándole sin decir nada. 

   - Nada... ¡Imbesil!. ¡Solo que la has cagado!. - Travis lo miró extrañado, no entendía nada de lo que el furioso Gaíl le insinuaba. 

   - ¿Que ha pasado? - Preguntó con preocupación en la mirada, Gaíl puso los ojos en blanco -... Bien bro, no recuerdo nada de lo que pasó ayer, ¡Por favor!... Dime que he hecho.

   - ¡Tiraste todo a la basura capullo!. - Gaíl exhaló cansado-. ¿Quien era la chica con la que estabas anoche?.

   - Danielle. La conocí mientras me hacia una entrevista, resultó que va a la misma universidad que yo, así que fuimos por unas cervezas... ¡Ya está!. - el rostro de Gaíl se contorsionó por la ira-. 

   - ¡No intentes engañarme Mcgail!.  Thomas me llamó furioso para que fuera a buscarte al club anoche. ¡Y no creo que fuera porque tomabas unas copas! - Travis se incorporó por completo e intentó hacer memoria de lo ocurrido la noche anterior. 

   [ Después del café me pidió que fuéramos a una fiesta en el club que allí se encontraría con unas amigas, bebimos unos cuantos chinitos, poco a poco comencé a sentirme mal... no recordaba ni siquiera el camino a casa, entonces vibró mi celular, una y otra vez, fui a ver quien me había estado llamando y de pronto Danielle...].

   - ¡Maldición, maldición, maldición!. - repetía una y otra vez arrepentido de haber accedido a acompañarla. Gaíl lo miró enojado-. Por favor ... ¡Dime que nadie le ha dicho nada a Em!.. - Puso sus manos sobre su cabeza con desesperación-... ¡Soy un completo idiota, no debí haber ido a esa maldita fiesta!. - su amigo le miró compasivo y asintió.

  - Nadie le ha dicho - Travis suspiró aliviado y el semblante de Gaíl tomó un aspecto sombrío-. Bro...Ella estaba ahí... ¡te vio con sus propios ojos!. - Travis negó con la cabeza una y otra vez, se pasó la mano por el pelo enmarañado con desesperación, se levantó de la cama de un salto, se puso un pantalón y cogió las llaves de la camioneta y se dispuso a salir. Gaíl lo detuvo por el brazo-. 

  - ¿ A dónde vas con esas fachas Mcgail? 

   - A buscarla... -sus ojos estaban llorosos-, ¡Tengo que explicarle todo!.

  - No es el momento ... - Aconsejó Gaíl con serenidad,  Travis sacudió la cabeza y lo miró molesto

  -¿Que no es el momento?. ¡Emily debe estar pensando lo peor de mi!. - Gaíl asintió con expresión penosa, Travis al ver la reacción de su amigo, lo empujó y salió de la casa lo más rápido que pudo, se subió a su camioneta y fue a buscarla lo más rápido que pudo. 

   Condujo por la carretera como no lo había hecho jamás, solo pensaba en lo mucho que quería llegar a ella. Aparcó el auto frente al café y entró a buscarla como un loco. La encontró sentada detrás de la barra como lo hacía cada noche y se quedó parado a unos metros de ella observándola. Miraba su celular con atención, tenía los auriculares en los oidos y una extraña expresión en el rostro. Sus párpados estaban bajos y su semblante serio, emanaba una tristeza profunda, no podía esconderla ni detrás del maquillaje que llevaba. Se sintió como una basura. Había tomado todo de aquella preciosa chica para luego hacerla pedazos. Deseó ser él quien estuviese en su lugar para así no tener que sentir ese dolor que le causaba todo el daño que le había hecho. Se acercó lentamente a ella, no emitió palabra alguna, solo se sentó en un taburete junto a la barra a esperar. Miraba atentamente su celular sumida en lo que sea que estuviese viendo. Detalló cada milímetro de ella, sus ojos, el color de su piel, su cabello, aquellas manías que tenia y no se daba cuenta, pudo sentir su aroma desde la esquina donde se encontraba... y tuvo miedo... ¡Quizás esa sería la última oportunidad que tendría de tenerla tan cerca!.




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