El lunes al regresar a clases, todo el mundo continuaba su vida como si nada hubiese pasado. Y es que en realidad todo a su alrededor seguía intacto... menos ellos . Eran ellos quienes cargaban con una herida en el pecho, con ese dolor, solo ellos sabían sobre esa guerra Interna que se libraba dentro de cada uno, cada uno sostenía su propia cruz... unas más pesada que la otra.
Se sentó en su habitual asiento con la pequeña esperanza de no ser notada. Aunque desde que su relación se había hecho de dominio público todos los ojos estaban puestos en ella, esa mañana pareció ser como si en la mente de todos sus compañeros ella siguiese sin existir. Le produjo un gran alivio que nadie estuviese comentando sobre ellos, todo parecía indicar que la noticia no levantaría mucho revuelo, hasta que llegó él y las miradas regresaron.
Venia hecho un desastre. El enmarañado cabello le sobresalía por la gorra y su rostro denotaba que había pasado una mala noche. Sus compañeros se quedaron pasmados al verle y acto seguido todos miraron hacia Emily. Ella no entendía por qué tenia que tener algún tipo de culpa de la apariencia de Travis, el era responsable y con el suficiente tacto para saber que tipo de ropa debería o no usar. Él la miró deprimido, devastado. La noche anterior, después de llegar a casa, no había hecho más que llorar sus errores, el hecho de perder aquella luz que había dado un verdadero sentido a su vida... Pero sabía que eso no cambiaría nada en ella que estaba profundamente dolida, y la simple intención de presionarle empeoraría todo. Así pues, se sentó junto con Houson, un nuevo estudiante al que nadie observaba, y allí se mantuvo en silencio, como un alma atravesando su propio purgatorio hasta terminar la clase.
Se acercó a Emily en cuanto tuvo oportunidad, pero ella pasó por su lado como si no existiese y se fue camino al aparcamiento. La siguió a pasos agigantados, necesitaba hablar con ella, quizás ahora que había tenido tiempo para pensar, quisiera escucharle. Se detuvo en seco al ver a Thomas esperándola. Caminó rápidamente a su encuentro y le propinó un fuerte golpe en la cara.
- ¿Solo esperabas a que algo pasara entre nosotros para entrometerte no?. - Thomas lo miró confundido. Emily no podía creer que Travis estuviese llegando a eso-.
- ¿Te volviste loco Mcgail?. - replicó mientras se pasaba la mano por la mallugada mejilla-. ¡Emily y yo solo somos amigos! - Travis lo acusó con el dedo indignado.
- Aja... ¿Y vas a negarme ahora que te gusta mi chica?. - Thomas tragó saliva nervioso. -
- ¡Yo no soy tu chica Travis! - Bramó de pronto dejando a Travis fuera de si -. Tu mismo te encargaste de acabar con eso. - añadió con un tanto de cansancio en la voz. Thomas la miró abismado-.
- Pero... pequeña. - exclamó Travis con dulzura-... ¡Lo siento!, esa noche yo... - Una lágrima curiosa se escurrió por su mejilla y ella sintió como si el mundo estuviese acabado, no era fácil para ella verle así, aunque el se lo hubiese buscado . Thomas miró la escena preocupado. Así, en medio de la discusión de aquellos dos se apresuró a intervenir-.
- Es cierto... - replicó sin más - ... Emily me gusta. ¡Me gusta mucho más de lo que lo había hecho nadie antes! - La respiración de Travis comenzó a agitarse. Sabia todo de antemano, pero no pensó que fuese a admitirlo tan fácilmente. Thomas continuó con voz pausada, en calma-. Pero sé que no tengo ninguna oportunidad. Bro... ¡Ella a quien quiere es a ti!. - Dio un cansado suspiro - . Y aunque me moleste admitirlo... ¡Yo te creo!. - Emily y Travis abrieron los ojos por la sorpresa. Thomas suspiró resignado -. ¡ Y no porque no seas un capullo que aprovecha cualquier oportunidad de coger! - Emily miró a Travis con la misma tristeza que tanto le lastimaba. El bajó la cabeza avergonzado-... sino porque se que la quieres... ¡Esta vez de verdad! .
- Yo... - empezó a decir Travis, pero ocurrió algo inesperado. Emily tomó del brazo a Thomas y se fue, dejándole con la palabra a medio decir-.
Se quedó ahí parado, con el peso de la Vergüenza en su espalda. Los vio alejarse en el convertible de su amigo y para el se sintió como si todo estuviese perdido. Todos en el aparcamiento habían sido testigos de su estupidez y su chica se había ido con otro... Ya no quedaba más que hacer.
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- ¿Es cierto todo eso que dijiste allá? - preguntó Emily después de un largo rato de silencio. Habían ido a una heladería en las afueras de la ciudad que Thomas afirmaba ser la mejor que había visitado en su vida. Pero en todo el camino, pese a los intentos de él de iniciar una conversación, ella no emitió palabra alguna hasta ahora -.
- ¿Qué?. - respondió Thomas con tranquilidad mientras le daba una probada a su helado de vainilla-.
- Lo de Travis y esa chica. - Claramente estaba apenada, no acostumbraba tener que preguntarle a nadie por sus cosas-. .. Digo... ¿Crees que lo que me ha dicho Travis sea cierto?
- No todo... Pero si que es genuino lo que siente por ti. - Emily sonrió con pena-... También es cierto que cada vez que bebe de más olvida todo a la mañana siguiente... Así que... ¡Danielle si pudo aprovecharse de la situación!. - Emily bajó la mirada tristemente, como si en su cabeza ordenara los acontecimientos buscándole una explicación... una que no encontró-.
- ¡Pudo haberla detenido! - replicó de pronto molesta -. Así como pudo haber detenido a Britney y a quien sabe cuantas más. - Thomas la miró sorprendido, no tenia una respuesta para eso.
- No se linda... ¡Debe haber una explicación! - Ella lo miró poco convencida, dio una probada a su helado y se quedó en silencio -.
- No quiero hablar más de esto - Pidió extenuada. Thomas asintió comprensivo y puso la vista nuevamente en su helado. Aunque el hecho de que estuviesen hablando de él en un momento que había preparado para acercarse a ella le resultaba incómodo, no podía contribuir a que esa preciosa chica se quebrara más. Si iba a acercarse a ella quería hacerlo por sus propios méritos; Mostrarse tal cual es y dejar la decisión final al azar de su corazón.
Editado: 04.09.2021