Sueños por alcanzar

Capítulo 3: Decir adiós y una promesa

Ingresamos muy rápido  a la casa de mi maestra, nos ocultamos en una habitación que se encontraba debajo de la escalera, ese niño me hizo una seña para que permanezca  en silencio, le hice caso, permanecí  callada  por unos minutos.

Luego, me di cuenta que ese niño no dejaba de mirarme  y sonreírme, ¡que niño tan bobo! Le pregunte su nombre, seguía mirándome, quise golpearlo, pero me aguanté solo   porque me ayudó. Decidí  esperar unos minutos más, hasta que hablo, Álvaro es mi nombre y tú eres... me presente diciendo; mi nombre es Elie, vine al funeral de mi maestra.

Álvaro me miró y note un brillo muy especial en sus hermosos ojos de color miel,  no pude evitar verlos eran muy bellos, de cierta manera me daba seguridad, luego de tanto mirarnos,  me dijo; ¡tengo que llevarte con mi madre!  

Me tomo de la mano y enseguida salimos del escondite, me llevo con una señora muy hermosa y le dijo; ¡Mamá, ella es Elie!

La señora me observó y me sonrió diciendo; ¡Mi madre te adoraba, siempre me hablaba de ti, pequeña! 

En ese momento,  me sentí muy confundida, me puse analizar lo que me decía, ¡su madre, de que está hablando la señora! ¡ le hablo  de mí! ¿Quién era su madre? ¿Por qué me conocía?

Después, de tantas preguntas por mi cabeza, entendí todo, su madre era mi maestra, entonces Álvaro era su nieto. La señora me miró con ternura y me agradeció  por venir al velorio, me dijo que si deseaba, ella podía darme clases, ya que, también  era maestra como su madre, me sentía emocionada, podía seguir estudiando a pesar de todo. 

Derrepente, mi sonrisa se borró inmediatamente, mi tío estaba detrás, mi corazón  latía  muy rápido por el miedo que me daba este hombre. Pero, en ese momento sentí  unas manos muy cálidas, era Álvaro, quien de alguna manera me daba confianza y seguridad con esa pequeña acción, hacía que ya no tenga tanto miedo.

Por un instante  pensé que mi tío  me pegaría delante de todos, pero no lo hizo, ya que quedo deslumbrado por la belleza de la madre de Álvaro   y solo pudo decir una sarta de hipocresías, para llamar la atención de la bella mujer; ¡Querida sobrina, estaba muy preocupado por ti! ¡No vuelvas a escapar de esa manera! ¡No sabes como estaba, al no poder verte en casa!

Después de haber escuchado esas palabras, la madre de Álvaro y mi tío Walter empezaron hablar de muchas cosas, logré escuchar que Perla la madre de mi salvador, se ofrecía como maestra en reemplazo de su madre, inmediatamente mi tío  acepto, claro le convenía, lo único que le importaría era verla.

Varios días después, Perla mi nueva maestra vino  a dictarme clases, estaba muy emocionada, porque no estaba sola, Álvaro también estaría  con nosotros, las clases  serían más divertidas junto a ese niño de los hermosos ojos. Con el tiempo Álvaro y yo nos volvimos inseparables, siempre estábamos juntos, le ganaba en todos los juegos, carreras, trepar árboles, etcétera. Pero a medida que nuestra amistad crecía, el acercamiento  entre su madre y mi tío  también, eso nos disgustaba, Álvaro y yo sabíamos la clase de hombre que era mi tío, pero por un lado esa relación nos convenía, ya que así  estaríamos juntos para siempre, al menos eso creíamos. 

Pasaron 8 años,  ya había cumplido 16 años, era una señorita muy hermosa, bueno eso decía la señora Perla, ella ya estaba casada con mi tío, bueno el cambio un poco, ya no me pegaba por cualquier cosa. El que si cambio  mucho fue Álvaro, ya no quería jugar conmigo como antes, a veces me veía raro como si buscará algo en mí, se ponía rojo cada vez que me acercaba a él, no entendía porque era así conmigo, éramos inseparables desde niños. Así, que un día decidí hablar con él, fui inmediatamente a su cuarto muy decida para que me diga las razones de su comportamiento, lo malo fue que no toque su puerta y lo vi desnudo, me quede congelada al observarlo, no podía creer que mi amigo de la infancia, se había convertido  en un hombre. Derrepente se dio cuenta que lo observaba y se cubrió inmediatamente con una almohada todo avergonzado, lo único que puede hacer es pedir disculpas y salir corriendo como loca, inmediatamente  fui a mi cuarto y me encerré, no pude dejar de pensar en lo que  vieron mis ojos, su imagen venía a mi cabeza una y otra vez. Recuerdo que había leído en un libro que era normal sentirse así, atraída  por un hombre, pero para mí no era cualquier  hombre, era mi amigo.

Pasaron varias semanas para que Álvaro y yo habláramos luego de aquel incidente, le dije que me disculpe, solo quería hablar con él por lo alejados que estábamos. Él  me abrazo y  me dijo que lo disculpara por su actitud,  que se sentía raro conmigo  y  que eso era parte de crecer, yo solo sonreí porque  era claro que no lo entendía nada, lo importante de todo esto, era que volvimos hacer los mismos amigos, bueno eso creí.

Para olvidar todo esto, decidimos recordar nuestro juego favorito, escalar árboles, así que decidí empezar  y al bajar note  que seguía mirándome raro, entonces baje la mirada tratando de buscar que sucedía, observe que tenía una abertura  en mi blusa, mis pechos sobresalían , lo único que hice fue voltearme para que dejará de mirarme, me sentía muy avergonzada, quería llorar, derrepente sentí  como puso su chaqueta sobre mis hombros diciéndome que no me avergüence, que estamos a manos y comenzó a reírse como loco,  por un momento quise golpearlo, pero no podía, me sentía  muy avergonzada.

Luego, Álvaro y yo entramos a la casa riendo  por lo sucedido, cuando derrepente oímos decir que Perla había tenido un accidente y había fallecido en el acto, recuerdo que estuve con Álvaro aquella noche, tratando de animarlo, pero mis palabras no eran suficientes para sanar su dolor.




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