Después de muchos años, me sentía muy feliz por fin era libre de esa bestia, ya solo faltaba unas horas para cumplir 18 años, me sentía como una niña, empecé a reír como loca sin importar lo que diga los demás. Por ser casi mayor de edad decidí darme el lujo de hospedarme y comer en el mejor lugar, me lo merecía, luego de comer sobras por tantos años.
Pasaron varios días, el dinero que tenía se estaba acabando, nadie quería darme trabajo por ser tan joven y no tener experiencia, tenía que tener experiencia para limpiar baños, ¡Que ridículo era todo esto! Bueno, mejor esto que vivir con el asqueroso de mi tío.
No podía rendirme, aleje todos los pensamientos negativos de mi cabeza, decidida me prometí; ¡Elie no regresarás hasta que tengas un empleo! Así que me arregle lo mejor que pude y salí en busca de una oportunidad.
Estaba muy cansada, camine varias avenidas y nadie me quiso dar una oportunidad, mis piernas ya no daban más, vi una banca a pocos metros y me puse a descansar, no pude dejar de repetir una y otra vez ¡Creo que hoy no es mi día! ¡Una oportunidad!
Derrepente alguien se sentó a mi lado, no me importó quien era, solo pensaba en mis problemas y que sería de mí cuando se me acabe el dinero. Cuando estaba decidida en regresar, una voz me dijo; ¡Yo puedo ayudarte preciosa, tengo un negocio en mente que no podrás rechazar, ganarás mucho dinero, te lo aseguro!
Al escuchar las palabras de este sujeto, solo hizo que me acordará de mi tío por lo repulsivo que se escuchaba, así que no le hice caso y decidí irme, pero cuando estaba por ponerme de pie, el tipo me tomo del brazo, sacó una navaja y me dijo; ¡A donde crees que vas muñeca! ¡Tú te vienes conmigo!
En ese momento quise gritar pero no pude, el miedo invadió todo mi cuerpo, obedecí cuando me indico que caminará y no hiciera nada, porque me apuñalaría la navaja en el estómago. No podía creer lo que me estaba pasando, otra vez sería una prisionera, pero esta vez en manos de un asesino.
Observe mientras caminábamos noté que me llevaba a una zona muy precaria, se detuvo en un callejón y me obligó a ingresar, no quería porque si lo hacía no saldría con vida. Entonces el tipo me empujó al piso con una bofetada, para luego abalanzarse sobre mí, me daba asco, me hizo recordar a mí tío cuando hizo lo mismo, no permitiría que me haga daño, preferiría que me matará. Por eso trate de forcejear, entre tanto forcejeo sentí como el tipo me apuñaló en el vientre, pensé que al hacer eso me dejaría, pero no fue así, sentí como sus manos tocaban mi cuerpo ¡Este tipo era de lo peor! ¡No podía creer que así moriría!
Cuando pensé que todo estaba perdido, pude ver como otro sujeto lo golpeaba, no alcance a oír lo que le decía me sentía muy aturdida por lo sucedido, lo importante era que llegó a tiempo y no pudo abusar de mí. Luego trate de levantarme y salí de ahí como pude, quizás el otro sujeto era peor, no podía arriesgarme.
Recuerdo que camine varias avenidas en busca de un hospital o clínica, apenas podía mantenerme de pie, ya no aguantaba más sentía que en cualquier momento me derrumbaba, pero inmediatamente un hombre me tomo en sus brazos antes de desplomarme.
-Señorita que le sucede, ¡oh no, está sangrando tiene una herida en el vientre! ¡Mamá ayúdame, parece que asaltaron a una jovencita!