Sueños Siniestros

Capítulo 1; Primer encuentro.

Emer Becher, un joven de veinticuatro años de edad, recientemente graduado en psicología clínica y uno de los más jóvenes en alcanzar la meta de su carrera. Gozaba dotes de inteligencia superior al resto de sus compañeros, pero era humilde y generoso y aun más con los que necesitaban ayuda. Así lo educó su abuela.

Llegó al hospital Real de Bethlem, con la esperanza de ser aceptado como uno de tantos psicólogos que trabajan ahí, originario de Alemania pero vive en Londres desde los tres años.

Él conoce la reputación de este antiguo lugar pero está consiente de que en la actualidad es uno de los más grandes y mejores hospitales psiquiátricos.

—Emer Becher, pase por favor —lo llamaron desde la puerta de una de las oficinas. El joven entró y tomó asiento mirando al anciano que está frente a él. Frunció el seño ¿Cómo alguien tan grande puede entrevistarme? Pensó.

—Soy Charlie Bellamy, mucho gusto conocerte Emer —le dijo el anciano, el joven tomó la mano de este y le sonrió. Le hicieron una breve entrevista, a causa de que el hospital se quedaba sin doctores le pidieron que se presentara al día siguiente. El muchacho salió con una sonrisa en su rostro.

Llegó puntual a su primer día de trabajo. Tomó asiento fuera de las oficinas, el pasillo estaba solo, hasta el fondo de este se encontraba una habitación. El muchacho sintió una tremenda curiosidad envolver su cuerpo y camino hasta llegar a la puerta.

Había una pequeña ventanita donde solo podías colocar tus ojos, se acercó un poco para ver.

— ¿Joven Emer? —el muchacho, al ser tomado por sorpresa, pegó un brinco por el susto.

—Sí soy... soy yo —contestó tartamudeando, la enfermera lo llamó con un ademan de mano y él asintió, quiso echar un ultimo vistazo y al girar se encontró con un par de ojos totalmente negros asomándose por la ventanilla.

 soy yo —contestó tartamudeando, la enfermera lo llamó con un ademan de mano y él asintió, quiso echar un ultimo vistazo y al girar se encontró con un par de ojos totalmente negros asomándose por la ventanilla

 

 

El muchacho sintió su sangre helarse, se quedó parado viendo los ojos de ese ser "¿Qué es eso?" Se preguntaba. Sintió un pequeño tirón de su brazo –era la enfermera –la miró por unos segundos y volvió su mirada a la ventanilla. No había nada.

— ¿Qui...quien está ahí? —Preguntó asustado.

—Nadie joven, esa habitación esta vacía —dijo la enfermera viéndolo palidecer — ¿Se encuentra usted bien? —El muchacho asintió secando su frente con un pañuelo de seda.

—Bueno vamos por su uniforme para que empiece con sus actividades —él asintió nuevamente.

El muchacho se vistió con su uniforme color blanco y se colgó su tarjeta de presentación con su nombre. Se dirigió a las oficinas por su reporte del día.

—Hola de nuevo Emer —le saludó el anciano del día anterior.

—Hola señor Bellamy —dijo él respondiendo al saludo.

—Aquí está tu reporte —le extendió una carpeta con varios papeles adentro. Él la abrió con curiosidad.

— ¿Solo un paciente? —se escuchó preguntar decepcionado.

—Quiero que me pongas mucha atención Emer, esta joven no es cualquier paciente —el joven asintió y se acomodó para lo que fueran a decirle—. Elissa Copper está con nosotros desde hace diez años, nació en un pueblo llamado Pluckley, a unos setenta kilómetros de aquí. Quedó huérfana a los cuatro años y nadie quiso responder por ella, la iglesia de St, Nicholas se hiso cargo hasta los ocho años que la trasladaron a Mental Health en Oxford, ahí la acogieron y atendieron hasta los trece años y desde entonces está aquí.

— ¿Y no han podido ayudarla? Por que aquí dice que su padecimiento aún es desconocido —interrumpió el muchacho, el anciano dio un suspiro.

—De eso quiero hablarte, desde que ella está aquí yo me hago cargo del caso, pero estoy por jubilarme y aún no lo resuelvo. Ya no quiero trabajar más aquí, estoy viejo y cansado —dijo el anciano comenzando a sudar —Es por eso que te necesito a cargo de esto, confío en Dios que en verdad tú podrás ayudarla, tú eres el indicado —dijo tomando una de sus manos que se encontraba en el escritorio, el muchacho sintió un escalofrió recorrerle la espina dorsal "¿Qué te ocurre Elissa?" Pensando en eso el joven salió con la carpeta entre sus manos. Los llevo a su pequeña oficina y se dispuso a revisarlos.



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En el texto hay: sucubus, terror paranormal, demonios y dolor

Editado: 02.01.2019

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