Dos semanas después de que llevé a Danna a casa, las cosas han ido mejorando con el paso de los atardeceres, cómo diría ella.
Lo cierto era que Danna se había llevado de maravilla con mi madre, consiguiendo que la amara un poco más. Afortunadamente ella no tuvo oportunidad de cruzarse con Tenesse y su novio, aunque en el fondo quise saber cuál serían sus reacciones.
Aunque la reacción de mamá dejó mucho que desear y pensar. Principalmente porque la miraba con un amor, con tanto aprecio que, por un momento, se sintió cómo si me estuviese mirando a mí, solo por su forma de tratarla. Y lo disfruté.
Para ninguno de los dos es un secreto que Danna es sensible, y a pesar de que tenemos que actuar con naturalidad, sabemos que hay temas que debemos dejar de un lado. Principalmente los familiares. No me gusta pensar mucho las cosas, pero desde que la conocí no he dejado de hacerlo.
Es por eso mismo que mientras las horas de la clase de teoría pasan, no dejo de mirar el reloj de la pared reiteradas veces, ansioso, simplemente de verla. Nunca me había encontrado y sentido de esta manera, y según los libros, es un sentimiento bastante singular el que estoy desarrollando.
Y me agrada.
No tengo ni la menor idea de lo que él instructor está diciendo con tanto interés. Y eso, me reconfirma una vez más lo mucho que he cambiado, sí, me interesa mi carrera, pero creo que forma parte de un segundo plano. Todo por ella.
¿Eso está mal?
Es decir creo que esto fue mucho más allá de una simple búsqueda de compañía...al menos para mí. ¿Cómo lo verá ella? Lo cierto era que ya no la veía de la misma manera.
Sacudí mi cabeza al mismo tiempo que sentía un par de ojos quemarme la nuca. Mordí mi mejilla y giré la cabeza sutilmente hasta toparme con unos ojos marrones que detallaban cada uno de sus movimientos con interés.
Hice una mueca, desviando la mirada a un punto inespecífico, segundos después, volví a mirarlo y está vez tenía una corta sonrisa enmarcada en su rostro. Aunque igual tenía la frente fruncida, con su aire indescifrable. Negué con la cabeza aún viéndolo, y no entendía porque lo seguía haciendo.
Es decir, estábamos a unos metros de distancia, tres filas para ser exactos. Debía ser bastante obvio nuestras miradas cómplices.
La cara disgustada de la rubia apareció en mi mente, borrando mi sonrisa de golpe. Me enderece nuevamente en el asiento, cortando nuestras miradas, mientras fingia estar ocupado en otra cosa. No me gustó la sensación que sentí al pensar que Danna podría verme hacer eso y enojarse, aunque fuese la cosa más mínima.
Sin darme cuenta, la hora había terminado, me distraje haciendo un pliegue de papel en mi escritorio, que cuando lo noté, los universitarios estaban abandonando el salón. Me apresuré a acompañarlos, metiendo todo de golpe en mi mochila y después colgarla sobre mi hombro, comenzando a caminar al pasillo.
Mi mirada buscaba con entusiasmo a la chica de cabello rubio. Debería haber salido, no lo tenía claro. La emoción y millones sensaciones dentro de mí, me cegó hasta el punto de no darme cuenta que venían siguiendo mis pasos.
No terminé de abandonar el pasillo por completo cuando un pequeño silbido me despistó, detuve mis pasos cuál curioso para toparme con Dylan, que lentamente comenzó a acercarse a mí, consiguiendo que retrocediera para alejarme de él, hasta lograr que me pegara a una de las paredes del pasillo. Me acorraló ahí, con un brazo cerca de mi cara y otro un poco más abajo, evitando que pudiera moverme.
Nuevamente, sentí el nerviosismo recorrerme, mientras que el chico miraba a ambos lados tomé una fuerte respiración.
—¿Sucede algo? —me forcé a decir, a pesar de esta incómodo.
¿Por qué me pegaba a una pared y yo sentía que hacía algo mal?
Sus ojos marrones se clavaron en mi, antes de imitar la misma mueca que hice en el aula.
—Nada...—estiro las letras. Me fijé en que su nariz estaba mejor, ya no había rastro de mi golpe—¿Te gusto golpearme?
—No.
Sonrió.
La tensión entre ambos era muy obvia, mi pecho subía y bajaba con rapidez mientras el parecía disfrutar aquello. Yo solo quería irme de ahí, alejarme cómo si quemara, porque no me gustaba la posición y lo solos que nos encontrábamos.
—¿Que fue eso allá dentro? —dijo, apuntando el aula con la cabeza.
«Una estupidez que no debí haber hecho. Se supone que debo ignorarte a toda costa. No estar tan cerca de tí que podía perfectamente escuchar los latidos de tu corazón.»
Respira, Ronner.
—¿Eso? —repetí manteniendo la postura— Nada. ¿Pensaste que era algo más? ¿Que pensabas, Dylan?
Me cruce de brazos al notar que lo había dejado sin palabras, forme una linea con mis labios y alcé una ceja, actuando perfectamente. Él, al contrario, se había quedado perplejo, sin nada que decir.
A unos cuantos metros ví a la chica que más me temía, sus ojos no estaban en nosotros, sino en el resto del pasillo buscando algo o alguien. Aunque no quería que me viera, necesitaba que me notara, porque sólo ella podría sacarme de esto.
Aclaré mi garganta fuertemente llamando su atención, sus ojos cayeron en nosotros, ví un destello o algo que no supe identificar cruzar sus ojos.
No sé lo esperaba. Pero lo cierto era que yo tampoco.
Él chico frente a mí pareció encontrar algo que decir, porque soltó una risa corta, ladeando la cabeza.
—No intentes jugar con mi mente, Ron —comentó, seguro—. Yo sé lo que pasó allá dentro.
Danna, que había comenzado acercarse a nosotros, se detuvo, buscando mi mirada. Cuando se la dí, negué con la cabeza débilmente, solo para que no pensara algo erróneo. Pasaron segundos en los que ella no se movió y yo quería ir a abrazarla solo para que no desconfiara de mí.
Al final, suspiró. Apretando sus manos a los costados de su cuerpo, para después hablar:
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Editado: 08.05.2023