Sugar Daddy Libro 1

CAPÍTULO CATORCE

Finalmente atravieso la sala principal de los Reggins aún retumbándome la última oración de Ámbar: "Morder la manzana de la discordia".

¡Si supiera que sus frases pintadas de filosofía realmente no las entiendo! ¡O me niego a entenderlas!

—¿En qué piensas? —Pregunta quitándose el calzado deportivo., lanzándolo lejos a algún rincón y marcando dígitos en su teléfono móvil.

—Que nunca me involucraría sentimentalmente con Niko, o David Henderson. —Asevero. —Jamás. Eso no sucederá. —Rechisto apreciándola levantar una ceja inquisitiva.

—Charlie deberías comprender a éstas alturas del juego nunca decir nunca. —Reprende, —Ya sabes cómo es la vida de caprichosa. Aparte, ¿qué te molesta de eso? —Indaga también aguardando la contestación telefónica. —Son dos hombres guapos, evidentemente adinerados., y con ésto me refiero al cretino de automóvil divino. ¡Dignos de cometer secuestro y encerrarlos en un dormitorio hasta que salga el s...

—¡Ya! —Corto abochornada, evitando su ojeada pícara y la sonrisa de suficiencia —No era necesario que lo mencionaras así.

—¿Así cómo?

Ruedo los ojos. —¡Así! —Exclamo convirtiendo mis manos en un manojo de dedos, que no logran escenificar el drama mental predominante tras únicamente escucharla.

—¡Creo mi querida Charlotte que al fin está ocurriendo! —Dice carcajeando.

—¡Ocurriendo qué! —Escupo contrariada.

—¡Tch! —Me calla al instante, —¿Hola si? —Cuestiona adoptando el matiz vocal suyo extremadamente cordial. —Quería ordenar una pizza por favor. —Suspira feliz al llevar a cabo su placer terrenal de comer., y añade, —Sí jamón. Piña también., ¿Puede agregarle chile picante? —Arrugo el entrecejo asqueada de la mezcla requerida mientras la oigo solicitar vehemente: —¡Ah okey!, entonces jalapeños., ¡pero picantes! ¡Y muchos chiles jalapeños! —Un carraspeo dirigido expresamente a mí, me saca del trance asombrado y vuelve a preguntar, —¿Tú?

—¿Yo?

—¡No mi abuela! —Refunfuña taconeando, —¡Pues claro! ¿Qué deseas comer?

Trago saliva y oleadas de culpabilidad me inundan., en primer lugar, por los incansables mimos de Ámbar y segundo., al siquiera considerar vociferar algo, que no sea sopa de pollo.

Por pensar que almorzaré delicias cuándo mamá cocina para Alexis, Chris o Liam con caldo y patatas.

—Nada... —Musito declarándome una gran egoísta. —No quiero nada.

—¡Ay Charlotte! —Espeta tapando inútilmente el auricular del teléfono, —¿Qué vas a decirme?, ¿que no te sientes morir del apetito?

Asiento mientiéndole a ella también. Prefiero sentir hambre, antes de llevarme pizza a la boca y que mis hermanos no estén a mi lado, probándola conmigo.

—¡Me pregunto si algún día dejarás de hacerte la mártir! —Viborea molesta. —Delivery, —continúa, —agrégame una pizza de jamón y tres extra de queso. Las últimas que sean para llevar. Tienen la dirección registrada, soy una consumidora asidua.

La oigo reír tonteándole al telefonista que intuyo, debido a las formas de hablarle es hombre y sentencia antes de cortar la línea, —Podrías traer el pedido en diez minutos. ¡Creo que sería enormemente feliz!

Redobla las risadas y cesando la comunicación una mueca de disgusto vuelve a dibujarse en sus facciones.

—A veces te odio Donnovan.

—¡No tenías porqué hacerlo! —Gruño.

—¡Eres tan terca que te creo capaz de morir con el estómago crujiendo, a comer si tus hermanos endemoniados no prueban exactamente lo mismo que tú!

—Así es...

—Pues bien., pretendo que el detalle cambie a partir de ahora. —Se desploma en el amplio sillón, y palmeando los cojines me obliga a tomar asiento a su lado. —Trae el jodido contrato. Empezaremos con ésto ya mismo.

—Iré a trabajar Ámbar. —Resuelvo mientras me acomodo al lado suyo, con el documento entre los dedos. —Seguiré mi turno de camarera hasta que el cuerpo no pueda más. Hasta que si la elección resulta finalmente afirmativa., mi mente termine adecuándose a las nuevas circunstancias.

—¡Tú y esa bendita manía de castigarte! —Gruñe irritada, sosteniendo las hojas encima del regazo. —¿Lo quieres leer, o prefieres que lo haga yo?

—No me castigo. —Contraataco. —Pero hoy iré a trabajar. Necesito el dinero. —Suspiro apesadumbrada y agrego, —Hazlo tú.

—¿Y el lindo cheque de diez mil dólares tenías allí arriba? —Ironiza alzando una ceja. —Sinceramente no comprendo porqué todo te lo cuestionas enana. Porqué le das vueltas al asunto. ¿No deseabas que nadie te tocara? ¿Eh?

—¡Sí, así era! —Chillo tapándome el rostro con ambas manos. —Y me arrepiento de haberlo dicho porque ésto atemoriza el doble. Me siento hundida en la desconfianza. —Murmuro desolada. —Desconfío de cualquiera. He visto cómo le dieron la espalda a mamá esas quiénes se tildaron de amigas. Vi la tristeza de mis hermanos al ser ignorados por sus compañeros de colegio cuándo la muerte de Douglas recorrió los noticieros. ¡No te imaginas el dolor, al entender que mi padre ebrio hasta la médula provocó no sólo su muerte sino un accidente en cadena que costó dos vidas más! —Lágrimas agónicas resbalan por las mejillas y la caja de Pandora atestada de secretos, empieza lentamente a abrirse, —Cada uno nos dio la espalda., cada persona que prometió quedarse sin importar habladurías esperó el instante oportuno para clavarnos el puñal., y ahora ya no confío en nadie más. No me entra en la cabeza que David Henderson, pudiendo acceder a cualquier exquisita mujer, pida por mí solamente para acompañarle. Honestamente no.

—Linda... —Concilia acariciándome los nudillos, —¿Qué más hay que perder en ésta vida? Tú misma dijiste que estabas dispuesta a lo que sea por salvar a tu familia... ¿Qué tan malo puede ser una tonta cláusula contractual?

—No lo sé. —Musito.

—Entonces comencemos. —Inicia inspirando hondo, empezando la ardua tarea de investigación., pasando las primeras hojas en blanco y deteniéndose en los datos personales de ambas partes. —Charlotte Donnovan Houston., nacida el veinticuatro... Blablabla. —La veo deslizar el dedo anular por el papel y pausa el trajín absorta. —¡Vaya vaya ésto es interesante!




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.