Capítulo 4: “El disparo que congeló el aire”

¡BANG!

El sonido del disparo cortó el aire como un trueno inesperado. Todos los sentidos en la zona parecieron detenerse por un instante. Una bala de punta dorada voló por el aire como una lanza de juicio, directa al cráneo del hombre que sonreía con crueldad.

Pero no fue suficiente.

Con una calma casi insultante, el villano alzó su mano y… detuvo la bala con un solo dedo.

—Otra mierda loca que vino a molestar —masculló con fastidio, totalmente enojado.

Sus ojos se dirigieron al origen del disparo, y entonces lo vio: una figura caminando con paso tranquilo, en dirección a la escena. No corría, no gritaba, no mostraba prisa. Solo caminaba, como si acabara de bajar de su auto para ir a comprar un café.

El hombre vestía un traje oscuro de tres piezas, perfectamente entallado. Llevaba gafas de sol a pesar del cielo nublado y una expresión serena que rozaba la indiferencia. Su gran barba poblada estaba prolijamente cuidada, y su peinado parecía inmune al viento que arrastraba polvo del asfalto.

—No me gusta para nada eso de abusar de los más débiles —dijo con un tono tranquilo, como si estuvieran discutiendo sobre negocios y no presenciando un intento de asesinato—. Meterse con niños… eso es de cobardes, ¿no te parece?

El villano lo observó con una mezcla de desconcierto y burla.

—¿Y tu quién carajos eres? loco hijo de puta ¿Crees que estas en una película? ¿Porque caminas como el maldito robocop entrando en la escena del crimen, si vas a hacer algo, hazlo, payaso de traje.

—Wooow, tranquilo amigo, deberías relajarte y mirar el cielo una última vez—replicó el hombre, sonriendo apenas—. Sabes que esto no va a terminar bien.

El villano bufó con una risa seca. Bajó la bala que aún tenía entre los dedos, la giró una vez y la dejó caer al suelo.

—¿Y que es esta tontería? ¿Balas? ¿Donde conseguiste esto, no sabes que estas cosas ya estan obsoletas?

—Me gustan las antigüedades —dijo el hombre mientras se abotonaba el saco con una calma digna de un cirujano—. Crei que seria suficiente para lidiar con un tipo de tu clase ¿porque no juegas conmigo y dejas a los niños en paz?.

La tensión era un hilo que se estiraba al borde del quiebre.

—Adelante maldito barbudo pendejo, vamos a jugar, de todos modos necesitaba probar una nueva tecnica—gruñó el villano, dando un paso hacia él. Sus músculos tensos parecían listos para reventar.

—Siempre tengo tiempo para una buena pelea—dijo el hombre elegante con una media sonrisa—. Pero en tu caso, creo que sera más bien una paliza unilateral.

En ese momento, el hombre de traje se giró apenas hacia los costados, sin mirar directamente, y dijo con un tono neutro:

—Oye niño, toma a esa pequeña y sal de aquí, esto no va a ser lindo de ver.

Axel asintió con su cabeza y procedió a correr con la niña en sus brazos, en ese momento de adrenalina, su cuerpo parecía haber sacado energía de la nada.

Luego el hombre con traje volvió a mirar al villano, esta vez quitándose los guantes de cuero negro que llevaba puestos.

—Te doy el honor de darme el primer golpe. A ver si me sorprendes.

El supuesto villano no necesitó más. Se preparó como si de un maratón se tratara y avanzó a una velocidad ridícula, parecía que iba a romper la barrera del sonido una vez llegó frente a él preparó y lanzó un puñetazo directo al rostro del hombre de traje. El aire vibró tanto que se levantó una nube de polvo considerable con la fuerza del impacto…

Pero el hombre no se movió.

Con la palma abierta, detuvo el golpe en seco.

Una onda expansiva estalló alrededor del punto de contacto. Polvo, piedras y papeles volaron por el aire. El concreto bajo sus pies se resquebrajó con un rugido sordo.

El villano abrió los ojos por un segundo, sorprendido.

—¿Como…? —masculló.

El hombre se sacudió el polvo del hombro con dos dedos, impasible.

—¿Eso fue todo? —dijo, acomodando el cuello de su camisa.

El villano retrocedió un paso. Su expresión seguía siendo una sonrisa, pero ahora… temblaba un poco.

—Interesante.

—Todavía puedes retractarte —le ofreció el hombre—. Sabes que ahora es mi turno y no tienes donde escapar.

—¡NO ME SUBESTIMES MALDITO IMBÉCIL ARROGANTE! —bramó el villano, y volvió a lanzarse al ataque.