Suits And Heroes

Informacion y cap 7 “Primer día, primera promesa”

Hice una mini prueba en este sitio y no parece que me vaya a ir bien aqui, por lo que voy a seguir publicando de forma diaria en wattpad:

https://www.wattpad.com/user/Rackuzan

Me gustaria que me vayan a seguir alli, muchas gracias de antemano si te gustaron los primeros caps, espero sigas conmigo hasta el final :D

El viento agitaba el saco impecable del hombre de traje mientras se acordaba de cómo Axel se alejaba, llevando a la niña de la mano. Se quedó de pie entre los escombros y el polvo, mirando en silencio.

—Ese niño tenía miedo —murmuró para sí—. Pero aun así se puso al frente. A veces el valor no es la ausencia de miedo… sino actuar a pesar de él.

Metió las manos en los bolsillos del pantalón, con gesto relajado. Luego frunció los labios al recordar algo.

—Olvidé darle mi tarjeta… Qué lástima.

Pero entonces notó el escudo bordado en la parte inferior del uniforme de Axel, apenas visible bajo su ropa civil. Sonrió.

—Así que iba a la Academia... Seguro volveremos a vernos.

Axel, por su parte, no tenía tiempo para pensar en nada. Después de entregar a la niña a un oficial de policía que llegó tras la explosión, había salido corriendo a toda velocidad por las calles de Nueva Austral.

—¡Es mi primer día y ya voy tarde! —bufó, con el corazón latiendole en la garganta.

Esquivaba peatones, saltaba charcos, doblaba esquinas sin frenar. Su mochila golpeaba su espalda como un tambor de guerra. Ya casi llegaba.

Fue en la última cuadra cuando ocurrió: se chocó de frente con alguien. Ambos cayeron al suelo de espaldas, soltando un quejido.

—¡Uh, perdón, perdón! —dijo Axel, levantándose rápido.

—¡No, no, fue mi culpa! —respondió el otro chico, rascándose la nuca mientras se ponía de pie. Era más bajo que Axel, de unos 1.62 metros, con cabello rubio alborotado y una expresión vivaz.

Los dos se miraron unos segundos y, sin decir nada más, retomaron la carrera juntos. Al llegar a la entrada principal de la Academia, un hombre los detuvo.

Era un adulto alto, musculoso, con uniforme deportivo y una ceja única que le cruzaba toda la frente como una gruesa línea de autoridad. Los observó con una mirada que parecía escanearles el alma.

—¿Y ustedes? —preguntó con voz grave—. ¿Por qué llegan tarde?

Axel y el chico se miraron un instante, sincronizados por el nerviosismo.

—Nos perdimos —dijeron al unísono.

El profesor frunció el ceño.

—Llegaron una hora tarde. Una hora —repitió con énfasis—. Pero como es el primer día… y justo ahora comienza la ceremonia de bienvenida… los dejaré pasar. Tienen suerte.

—¡Gracias, profesor! —dijeron casi al mismo tiempo, y salieron corriendo hacia los pasillos de entrada.

Mientras corrían, Axel giró la cabeza hacia el chico.

—Oye, ¿cómo te llamas?

—James. James Loisé —respondió con una sonrisa mientras se acomodaba la mochila.

—¿Loisé? ¿Eso es italiano?

James soltó una carcajada.

—No, francés.

Axel sonrió también.

—Yo soy Axel. Axel Martín.

James levantó el pulgar.

—Encantado, Axel. ¿Tampoco conoces a nadie aquí?

—A nadie —respondió, sacudiendo la cabeza.

—Bueno… entonces desde ahora nos tenemos el uno al otro. ¿Amigos?

—Hecho.

Los dos doblaron por un pasillo amplio, cruzaron una puerta de vidrio y entraron corriendo justo cuando el sonido de un micrófono se activaba.

Frente a ellos, un enorme gimnasio techado se abría paso. Estaba repleto de estudiantes uniformados, sentados en hileras, y un escenario con varios adultos en uniforme formal. Las luces del techo brillaban con intensidad, y el emblema dorado de la Gran Unión de los Héroes colgaba como un sol sobre el escenario.

—Llegamos —dijo James, entre jadeos.

Axel asintió, con el corazón acelerado por mucho más que la carrera. Algo en su interior le decía que ese momento, ese lugar, iba a cambiar su vida para siempre.




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