Sujeto 23061

Capitulo DOCE

Dato curioso: a veces la técnica de “decir una verdad como una mentira” o “ocultar algo a simple vista” es tan efectiva como el mejor archivo del gobierno.
En serio.
¿Quién diría que la base de los rebeldes estaba bajo la sede explotada de la CUI Americana? Ridículo, ¿No? Pero también astuto. A pesar de que los cimientos de esta estuviesen reducidos a polvo y que la atmosfera oliera a cenizas y humo, resultaba que la base rebelde se hallaba justo debajo de nuestros pies todo ese tiempo.
No lo creí al principio, digo, los rebeldes fueron quienes la volaron en primer lugar. Además, me imaginaba que su estructura era bastante similar a la de la sede a la que me había colado. Con pisos inferiores, utilizados para almacenar archivos o cosas por el estilo. Era inverosímil que fuera cierto. Y cuando Axel me hizo caminar por los escombros, temí lo peor. Que hubiese perdido la razón o que fuera una trampa. Obligarme a confesar u ofrecerme una oportunidad de rebelión para ver como reaccionaria.
Axel no ayudó mucho, con su imperturbable silencio, ya que no respondía ninguna de mis preguntas. Solo me daba un par de sonrisas misteriosas, cuando no me ignoraba por completo.
Por lo cual, cuando Axel me condujo a los escombros de una habitación y quitando un par de bloques de cemento semicalcinados reveló una trampilla, abrí los ojos antes de arquear una ceja.
—No, esto no es posible. ¿Todo este tiempo los rebeldes estuvieron a una trampilla de la CUI? ¿Cómo esperas que me lo crea? ¡No tiene sentido!—Dije al tiempo que el bajaba por el agujero, dejándose caer y haciendo sonar un ¡Pam! Cuando impacto el suelo. Parecía como si el hoyo lo hubiese engullido y me asomé un poco para tener una vista de la coronilla de Axel. Levantó la cabeza y extendió los brazos, incitándome a que saltara o algo por el estilo.
Podría haberme quedado protestando todo el día sobre lo ridículo que era, excepto por una cosita; me moría de ganas de saber que había allí abajo. Así que con la cabeza llena de protestas, le advertí que si me dejaba caer, vería mi lado más Sterin relucir. Este solo se rio y rodé los ojos antes de dar un paso al agujero.
Axel me atrapó, sujetando con firmeza mi cintura mientras yo me aferraba a sus hombros. Como en otros momentos en los que nos veíamos en situaciones parecidas, me sentí bastante torpe y colorada, así que me separe de él y lo pasé, mirando a tientas al frente.
Un pasillo de ladrillo que seguía sin final yacía frente a nosotros. Tragué en seco, no se parecía al estilo arquitectónico del gobierno.
— ¿Pero, qué…?—Pregunté al aire.
—Sígueme, hay un largo trecho que caminar aun—Dejé caer los hombros mientras seguía a Axel.
Un paso tras otro nos llevó directo al ojo de las sombras. No podía ver nada excepto uno contorno que otro. Me encontré a mí misma buscando la mano de Axel, para no perderme en este largo pasillo.
Luego de lo que se asemejo a una eternidad, Axel habló.
—Como ya debes haber supuesto, ya no estamos debajo de la CUI—Sí, hace bastante (tal vez media hora caminando) la habíamos dejado atrás, o por lo menos eso supuse—La base nunca estuvo allí.
—Pero tienen una entrada secreta, tenían—me corregí—a la CUI—tenía la boca abierta ante eso.
—Nunca he sabido donde estaba la base con exactitud, ¿Tal vez bajo el barrio Sterin—me recorrió un escalofrío ante la mención de eso— o del supermercado? ¿Tal vez en una dirección completamente distinta?—se encogió de hombros, o por lo menos me lo imaginé haciéndolo—Pero sí, estábamos conectados directamente con la CUI. Por eso la explosión no nos afectó directamente.
— ¿Entraron el gas o lo que sea por ahí?—Axel negó.
—Demasiado arriesgado, alguien podría haberlo descubierto. No, lo llevaron en camiones—Asentí, a pesar de que no podía verme.
— ¿Cómo es que nadie nunca descubrió esa trampilla?
—Me gustaría decir que fue suerte, sin embargo creo que la mayor debilidad se encuentra en la seguridad. Cuando nos confiamos demasiado perdemos cualquier detalle importante que este ligeramente velado. Supongo que todos dieron por sentado que esa trampilla daba a algún tipo de sótano. Nadie nunca preguntó por ella, así que nadie nunca la investigó.
— ¿Hablas en serio? ¿Nadie nunca se preguntó a donde llevaba?
—Como te dije, Kali, la gente que se confía tiende a caer con mayor facilidad que la gente que no. Y es de dominio público la buena opinión que tiene el gobierno de sí.
Deje salir un “oh” y seguimos caminando en silencio. Era increíble que se hubiesen ocultado con tanta facilidad justo debajo de la CUI. Recordé lo que había dicho mi supervisora, los anteriores han sido tan tenues que nadie se ha molestado en hablar de ellos. Claro que nadie los había mencionado, se ven a sí mismos invencibles. Y Axel tenía razón, la gente que se siente segura en sus propias fuerzas son las que menos seguras están.
¿Quién diría que Synapse y la CUI eran tan despistados? Yo no, por supuesto.

El olor a humedad penetró con fuerza en mi nariz haciéndome arrugarla, para cortarle el paso. La nuca se me había empapado de sudor, pegándome el pelo a ella y mis sienes iban por el mismo camino. Tenía todo el contorno de la cara pegajosa por el sudor.
Ya empezaba a cansarme de tanto negro y de tanta humedad cuando Axel paró, haciéndome chocar contra una pared que se erguía frente a donde caminaba.
Dejé salir una queja, con el eco de una risita misteriosa a mi lado. Tanteé con los dedos y di con un cambio de textura. Pasaba de ser una pared de piedra y ladrillo a algo suave, liso y frio. Una puerta. Y a su lado, mis dedos alcanzaron un panel que pitó al no reconocer mi MI.
Alejé mi mano inmediatamente.
— ¿Tu MI puede abrirlo?—Sentí la mano de Axel tantear por mi brazo, antes de llegar a mi hombro para girarme. No podía ver nada, pero supuse que me había puesto frente a él. Él tampoco podía ver nada, así que probablemente no vio mi rubor.
—Kalila, antes de entrar ahí debes saber algo—Fruncí el ceño.
—Me estas asustando, ¿Qué tan malo es?
—Realmente es bueno, pero podría retorcerse con bastante facilidad.
— ¿De qué…?
—Noah y Joule están aquí, Kalila—La sangre se me heló en las venas, apenas podía respirar.
— ¿Qué?—Apenas pude susurrarlo, fue más como una exhalación—Si estás bromeando, déjalo ya. No es gracioso, Axel. A estas alturas deberías saberlo…
—Kali, hablo en serio. Ellos están aquí. Yo…pedí que los sacaran de su ¨Archivador¨ antes de que todo se fuera al garete. Así podrías encontrarlos luego—Pasó sus manos de mis hombros a mis mejillas y me pasó los pulgares por los pómulos. Al parecer había estado llorando—No, por favor, nuca te haría algo así.
— ¿Ellos…están aquí…?—Dije más para mí misma.
—Sí, pero tienes que estar abierta a la posibilidad de que tengan sus diferencias. Son hermanos, pero no se conocen realmente—No fui capaz de asentir, ni siquiera quería pensar en esa posibilidad— ¿Kalila?
—Estoy bien—Dije entrecortadamente—Entremos ya…por favor.
Axel pareció entender mis ansias así que aunque no lo vi, supuse que pasó su muñeca por el panel ya que este silbó y se abrió.
La luz me golpeó como un cubo de agua. No, no como si el agua me hubiese empapado, más bien como si me hubiese golpeado la cubeta.
Me llevé la palma de la mano a la cara y aparte la vista. Axel me tomo de la mano para guiarme, llevándome por un pasillo estrecho y reluciente. Vacío y silencioso, blanco como Synapse, se fue anchando hasta dar a otros pasillos y Axel me hizo ir a la izquierda. Poco a poco, un bullicio llenó el aire, filtrándose poco a poco.
El corazón me martilleaba contra el pecho, una de esas voces podía ser...
No seguí por ahí, ya estaba bastante ansiosa sin necesidad de esmerarme.
En su lugar, me pregunté cómo era posible que lo que parecía una cantidad increíble de personas se acomodaran aquí abajo. Yo ya estaba algo agitada.
El pasillo por el que íbamos dio de repente a un pabellón enorme. El techo se alejaba del suelo tan repentinamente que el aire parecía circular mejor de un momento a otro. El pabellón daba a otros pasillos, como podía ver a la distancia. Pero dentro de él se veían diferentes personas, caminando por ahí. Parecía una sala común o algo por el estilo. Mi mandíbula cayó al suelo, era increíble. Axel me dio un vistazo y me indicó que siguiera.
Todos con los que nos cruzábamos se detenían a saludar a Axel, sin excepción. Pero él no se detuvo mucho tiempo, disculpándose diciendo que tenía cosas importantes que atender. Luego, me miraban a mí y asentían lentamente. Algunos, le palmearon el hombro y lo miraron con sorna, malinterpretando las cosas que Axel debía atender.
—Primero voy a llevarte a mi habitación para que te cambies o lo que sea. Luego tendré que reunirme con Maggie mientras tú vas a comer algo.
— ¿Maggie?
—Magdala para los desconocidos, pero entre nos, solo lo usa realmente para asustar.
— ¿Magd…Maggie es la líder aquí?
—Podría decirse, aunque ella solo es la primera al mando de Trix. Ella es quien debería darte miedo.
—Oh.
—Sí, bueno, mientras yo hago eso, irás al comedor y…
—No tengo hambre, no vine aquí para que te deshicieras de mí así…
—Kalila, ¿No entiendes indirectas?—Ladeé la cabeza—Noah podría…
Chasqueé la lengua. Quería verlo y conocerlo, pero no estaba segura de estar lista para ello. Agradecí a la parte de mí que siempre tomaba el control que se emocionó y asintió con energía.
Tan cerca y tan lejos.

Cambiarme y bañarme nunca había sido tan automático, pero no podía concentrarme en algo que no fuera donde estaba y que estaba a punto de suceder.
Me puse unos pantalones militares color oliva lisos y como dos tallas más grandes que yo. Tuve que sujetármelos a la cintura con una correa. También me puse una blusa de algodón negra y un par de tenis grises. No esperaba menos, para ser honesta.
Axel me llevó por los pasillos hasta un comedor concurrido y me dejó botada con un “nos vemos luego” como despedida.
Me sentía perdida en ese mar de gente, aunque la mayoría estuviese sentada. No bajé la cabeza, no, quería verlo todo. Así que le devolví la mirada con una sonrisa tímida a todo el que me miraba confundido.
Había mucha gente ahí, fue lo primero que pensé al hacer la fila. Me pregunté si todos vivían a tiempo completo aquí o si habían familias, también me pregunté de donde conseguían el sustento.
Cuando mi bandeja ya estaba ocupada por un cartón de jugo y un cuenco de avena, me enfrente a las miradas inquisitivas, ¿Dónde me sentaría?
Miré las mesas, todas parecían llenas o sin un alma. Meterme en alguna conversación parecía demasiado maleducado, pero sentarse sola sonaba a exhibicionismo.
Resoplé, caminando a una larga mesa y sentándome en el extremo menos poblado.
Entonces, frente a mí tomó asiento una chica rubia con los ojos más turquesa que había visto nunca. La chica me sonrió mientras se llevaba un mechón de cabello por detrás de su oreja.
—Hola, lamento mi interrupción, pero todos están muy curiosos por ti—La chica chasqueó la lengua—pero la verdad es que ninguno tiene el valor de hacer algo al respecto.
Me reí un poquito.
—No muerdo, y me gustaría conocer a la gente de aquí. Apenas puedo creérmelo—La chica asintió y tomó una cucharada de su propia avena, con tanta gracia y fluidez que parecía una princesa.
—Sí, es bastante increíble, ¿No? Yo no llevo tanto tiempo aquí, pero te adaptarás al instante.
—Eso espero.
— ¿Cómo llegaste aquí?—La chica fijó su mirada en mí y tragué saliva.
—Axel me trajo…
— ¿Conoces a Axel? Wao, que privilegio—Dijo con una risa de asombro—Él es como el tercero aquí, luego de Maggie y Trix.
—No sabía eso, solo había oído de Maggie y Trix…pero no sabía lo de Axel—La chica asintió, agitando levemente su cabello dorado.
—Sí, a mí también me trajo aquí, con otro grupo. Pero no lo conozco tanto. ¿Qué hacías antes de venir aquí?
—Era reportera, acabada de salir del ¨Archivador¨, de hecho, iba a casarme… ¿Ayer?—La chica alzó las cejas y arrugó la nariz.
— ¿En serio? Yo también acabo de salir de mi ¨Archivador¨, aunque no tengo edad aún.
— ¿No?—La chica se veía más como mujer que yo. Tenía el cuerpo ya definido y formado, tan grácil y proporcional. Muy diferente a mi pequeña figurita. Tal vez por ella era que Axel me comparaba con una niña de diez años y no solo por mi increíble personalidad.
—Sí, casi nadie lo cree—dijo riéndose—Pero la verdad es que tengo quince.
—No…
—Sí—replicó asintiendo— ¿No te llevabas bien con tu pareja asignada? ¿Por eso te fuiste?—se me hizo un nudo en la garganta y la chica pareció notarlo ya que alzó las cejas— ¡Oh, lo siento! ¿Es algo delicado?
—No, no te preocupes—Carraspeé para aclararme la garganta—Yo…
— ¿Odiabas al gobierno? ¿Te enamoraste de otro?
— ¿Qué…?—Algo en mi cara le dio una impresión errónea ya que la chica sonrió ampliamente.
— ¿Es eso? ¿Te gustaba alguien más? Déjame adivinar, ¿No era de tu misma Kasten? Oh, espera, ya se…. —Me ruborice tanto que mi cara le hacía competencia a mi cabello— ¡Axel!
Bajé la cabeza, negando enérgicamente.
— ¿Qué? No, no saques conclusiones así, sin saber—La chica se carcajeó.
—Que intenso.
—Ya, para—sentía mis mejillas en llamas y busqué apresuradamente un cambio de tema— Así que, ¿Cómo cuanta gente hay aquí?
—No lo sé, tal vez unos cientos…—se me secó la garganta—pero este no es el único centro rebelde. Hay más, muchos más.
Wao.
—Lo sé, es impactante.
La chica gesticulaba con su cuchara mientras hablaba, dándome sonrisas simpáticas. Su mano estaba a medio camino de llevar una cucharada de avena a su boca, cuando un par de manos le taparon sus ojos turquesa. La chica soltó una maldición al distraerse y dejar caer la avena.
— ¡Ya hemos tenido esta conversación! ¡Nada de juegos mientras como!—La chica se giró, zafándose de las manos para mirar mal al chico que estaba de pie tras ella. Alce la vista y me halle con un chico pelirrojo despeinado con los ojos marrones divertidos y una sonrisa traviesa plasmada en los labios. El chico le sonrió a la chica y le dio un beso en la coronilla antes de sentarse a su lado.
—Hola, Joule, a ti también—La chica rodó los ojos y yo estaba a medio camino de sonreír cuando lo procesé.
— ¿Qué?
—No le hagas caso—Dijo Joule—Noah es un insufrible—lo miró, cortándole los ojos. Abrí los ojos y entreabrí los labios.
—Noah…
Los ojos me picaban. Noah y Joule, estaban frente a mí. Estaban frente a mí, al alcance de mi mano.
—Pff, como si fuera un problema para ti soportarme—Joule le rodó los ojos de nuevo, pero le dio una sonrisa a Noah, a mi hermano.
—Noah…—Susurré para mí misma.
— ¿Quién es ella?—dijo señalándome con la cabeza—De todos modos, no tengo tiempo. Axel ya está aquí, ¿Sabes qué significa? Pronto todo estará en marcha.
Joule dejó salir una respiración mientras ladeaba la cabeza, visiblemente cansada, como si ya hubiesen tenido esa conversación antes.
—Noah…
— ¿No lo entiendes? ¡No está bien!—Ella le dio una mirada de advertencia que él ignoró— ¿Estás de acuerdo con esto?
Joule resopló.
—No se trata de si estoy de acuerdo con eso o aquello, ¿Bien? Pero piensa en lo que hicieron por sacarnos de allí—Lo último lo siseo, acercándose a Noah, susurrándolo como una confidencia.
— ¡Nos gustaba allí!—Noah dio un manotazo a la mesa, atrayendo la atención de ojos curiosos. Joule cerró los ojos y contuvo la respiración, para dejarla salir con una sonrisita.
—Vaya, a veces creo que tú eres el Sterin de esta relación.
—Lo siento, Jou…—Noah alargó la mano para acariciarle el pómulo tiernamente. Se sentía raro ver a mi hermano en ese tipo de escenario, con una novia, pero Joule giro la cabeza dramáticamente hacia mí y me dio una sonrisa.
—Tenemos compañía, Noah. Ella es…
Salí de mi estupor. Su conversación me había dejado tantas lagunas. Mi imagen de Noah y Joule no parecía tan acertada, después de todo. ¿Noah no apoyaba la rebelión? ¿Le gustaba el sistema? No podía reprochárselo, yo pensaba igual al salir de mi ¨Archivador¨, ¿Por qué no lo haría él?
—Kalila.
—Kalila es nueva aquí, y mira, ¡Es pelirroja como tú!—Añadió Joule con una risita. Noah elevó una ceja.
—No me sorprendería si fuéramos hermanos perdidos—No supe que me había dolido más, que lo dijera como un chiste o que le pareciera imposible y ridículo.
—De hecho…—empecé.
—Sería muy gracioso—Joule le dio otra cucharada a su avena—Ah, ¡Hola, Axel!
Elevé la cabeza para hallarme con que Axel se hallaba parado frente a la mesa, con las manos en los bolsillos y con una sonrisa en la boca. Joule me llamó la atención haciendo la ola con sus cejas (algo que me pareció muy impresionante, para ser sincera), a lo que respondí con un leve rubor. Esta estalló en carcajadas y sin querer escupió la avena que tenía en la boca. Fue mi turno de reírme de ella junto a Noah. Axel esperó a que este se la llevara y me hizo un gesto para que lo siguiera.
Llegamos a un pasillo donde caminamos uno al lado de otro en un cómodo silencio.
—No le has dicho, ¿Cierto?—Axel no respondió nada por un momento, pero luego oí un suspiro de su parte y me giré para encararlo.
—Es complicado…—arrugué la frente.
— ¿Cómo? ¿Qué tan difícil puede ser decirle; oye, tienes una hermana. Se llama Kalila y está de camino?
—Creí que tú querrías hacerlo.
— ¡Es más difícil así!—Aparté mis ojos de los de él. Al instante sentí como tomaba mi barbilla y la dirigía para que lo mirara. Axel me miró fijamente y suspiró.
—Tú querías conocerlo, ¿No? Hay cosas difíciles, pero necesarias, Kalila. Y estas son tus batallas. Puedo acompañarte en ellas, pero no puedo lucharlas por ti—Dejé mi vista caer al suelo y no me aparté cuando Axel me envolvió en un reconfortante abrazo.
Sabía que tenía razón, no podía esperar que él resolviera mis problemas. Yo misma había deseado ser quien hallara a Noah y a Joule. Debía ser quien los enfrentara. Sin embargo, sentía un miedo paralizante a arruinarlo todo. A que Noah no me quisiera como hermana. A que toda mi fantasía se desmoronara por mi culpa.
—De todas formas, no vine por eso.
—Tú y tus dobles intenciones—farfullé con un resoplido. Axel se carcajeó.
—Voy a una reunión con Maggie y Trix, me gustaría que vinieras conmigo.
— ¿Por qué?—no es que me quejara, ¿De acuerdo? No tendría que pedírmelo dos veces.
—Tenemos algo de qué hablar.
— ¿Exactamente el qué?
—El Gran Golpe.



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En el texto hay: distopia, romance

Editado: 21.09.2020

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