Sujeto 23061

Capitulo TRECE

No sé qué esperaba exactamente de una reunión de guerra rebelde. Tal vez una sala llena de computadoras, oscura como la de Synapse, rodeada de gente con semblantes fríos y calculadores. Sin embargo, no estuvo ni cerca.
Axel me guio por los pasillos hasta una habitación con olor a madera y humedad. Me di cuenta al instante de que estaba repleta de estanterías y un par de mesas aquí y allá. Cada estante, alto y grueso, tenía un montón de libros apilados entre sí. Una biblioteca.
No es que no hubiese visto una biblioteca antes, en mi Archivador había varias, pero nunca había visto una tan…cálida y llena. Me recordaba más a una panadería que a un hospital, que era básicamente a lo que me recordaban todas las bibliotecas del Archivador. Allá todas eran blancas, con olor a cloro y a medicamentos, aunque eso tal vez era debido a que cada instalación de Synapse olía a sala de emergencias. Además, el blanco que las caracterizaba era más bien un tono lechoso y apenas brillante. Con apenas unos cuantos estantes, las bibliotecas oficiales tenían más computadoras que otra cosa.
No me gustaban mucho, eran muy silenciosas y formales. Además, todos los ojos presentes se posaban en mi cabello rojo que contrastaba perfectamente con la pálida estancia. Todos parecían evaluarme, en una nada blanca y medicinal, que le daba aire de consultorio médico.
Además, habían tantos títulos que solo conocía por la lista de vetados y otros de los que nunca había oído. Los Miserables, de un tal Víctor Hugo, Rimas y Leyendas, de un tal Bécquer, Las Crónicas de Narnia, de un tal CS Lewis y L Esposa Joven, de otro tal Alessandro Baricco fueron los que más captaron mi atención. No sabía por qué, solo me fascinaron al instante. Nunca había oído de ellos antes, y me picaba el deseo de saber qué contenían que eran tan peligrosos.
Ya sabía de donde Axel sacaba todos sus libros. Era impresionante.
Axel me llevó a una de las mesas, donde ya había dos chicas sentadas.
Una de ellas, cuya apariencia más me impactó, no parecía pasar los veinte años. Tenía perforaciones en las orejas, nariz y labios que se fusionaban con una serie de tatuajes negros que bajaban por su pálida tez desde su mandíbula hasta por debajo de su blusa rasgada. La chica tenía el pelo corto hasta la barbilla de un lado y al ras del otro. En general, era como un ónice brillante con mechas de un rosa brillante. Sus ojos no parecían reales, casi completamente negros que precedían a una nariz respingada y a labios finos y rosáceos.
La otra, al lado de la chica punk, llevaba un moño en la coronilla de pelo marrón, como el de Axel, con ojos grandes y verdes y pómulos marcados. La piel perfectamente lisa, a diferencia de la otra, y aceitunada.
La punk mascaba algo con desgane antes de alzar la vista y dar una sonrisa de lado.
—Axel, al fin te dignaste a llegar, ¿Eh?—Axel le devolvió la sonrisa confianzuda y, honestamente, eso fue lo que más me sorprendió en todo diciembre y enero. Tal vez en toda mi vida.
—No me culpes porque te hayas dignado a esperarme, Trix—Trix le dio un asentimiento con la barbilla, engreídamente, para que se sentara.
— ¿Quién es tu amiga?—Trix me dio una larga mirada desde la coronilla hasta las puntas de mis pies, poniéndome honestamente más inquisitiva sobre ella.
—Kalila—dijo Axel mirándome para luego volver su mirada a la de Trix—ella es Beatrix, quien está al mando de todo esto—Trix dejó salir una risa estridente.
—Me halagas, Axel, todo un Casanova—Axel se sentó, pero yo me quedé de pie con la boca abierta. Nunca había visto a Axel tan confianzudo y sarcástico, ni siquiera conmigo era así. Además, ¿Axel un Casanova? ¿Qué era eso? Y en todo caso, dudaba que lo fuera.
—Puedes sentarte, Lily—No reaccioné al inicio, sin darme cuenta de que se refería a mí. Trix señaló la silla frente a mí con la barbilla y ladeó la cabeza—Vamos, no tenemos todo el día.
—No me llamo Lily—murmuré por lo bajo.
—La chica a mi lado, Lil—dijo Trix, dándole énfasis con ironía, refiriéndose a la castaña a su lado—es Maggie.
—Magdala—repuso esta súbitamente, como si recitara un canto antiguo y mirándome con pesadez.
Asentí lentamente.
—De acuerdo—Trix bufó, frente a Axel, mientras este se reclinaba en la silla a mi lado.
—No le hagas caso, solo quiere asustarte. Se llama Maggie y punto.
—Magdala—repitió Maggie a su lado y Trix rodó los ojos con fuerza.
— ¿Qué no ves que no tenemos tiempo para tu numerito de soy Magdala, ¡Témanme, mortales!?—Maggie dejó escapar una risa, deformando su fachada de trastornada—Cualquier otro día, traería palomitas, pero hoy no es como cualquier día. Para la noche, todo estará hecho.
— ¿Qué es todo, exactamente?—Interrumpí abruptamente. Trix y Maggie se volvieron hacia mí y me di cuenta, de repente, de que ellas eran las que dirigían esto. Un par de chicas descaradas. No podía quejarme, por lo menos eran divertidas, a diferencia de Athena, en el bando contrario.
Ambas fruncieron el ceño.
— ¿No le explicaste nada, Axel? Mmm… ¿Con qué has estado perdiendo el tiempo?—La mirada que Trix le dio no sugería nada apropiado para decir en voz alta. Axel le devolvió la sonrisa pícara.
—Te sorprendería, Trix, que no estás muy lejos de la verdad—Trix me dio una mirada fugaz y chasqueó la lengua.
—Axel, que pícaro.
—Kalila—empezó Maggie atrayendo la atención de todos en la mesa—Esta noche se llevara a cabo el Golpd Final.
—Pero, ¿Cuál es el Golpe Final? ¿Qué tan grande es?
—Oh, muy grande, Lily—repuso Trix, mirándome con un brillo travieso en los ojos. Nunca me había asustado tanto una chica.
— ¿Pero…qué es?
—Cortaremos la raíz de todos los males…—Canturreó ella.
— ¿Volarán la sede central de Synapse?—dije con cierta ironía. Para mi sorpresa, fue Maggie quien se carcajeó.
—Synapse no es la fuente de todos los males, es un medio, pero no la raíz.
— ¿La CUI?
—Frío, frío—recitó Trix. Miré a Axel en busca de una respuesta, pero este parecía empeñado en quedarse fuera de esta parte de la conversación.
—Piensa, ¿Qué empezó todo esto? ¿Qué nos hundió hasta el cuello y quemó cualquier vía de escape?
No sé cómo había tardado tanto para que me cayera la moneda—una expresión de antes, básicamente igual que caer en cuenta—de su plan. No iban a atacar a un qué, sino a un quién.
—No puede ser…
— ¡Din, din! ¡Tenemos una ganadora!—chilló Trix al reconocer el entendimiento en mis ojos pardos.
— ¿Athena Mitter? ¿Van a…?
— ¿Matarla? Eso no suena bien, llámalo ajusticiar.
Un recuerdo hizo pop en mi mente, al oír esa palabra. Una clase de historia general que había aprendido cuando era más joven.
Hubo una vez un dictador, en una de las islas del Caribe—Republica Dominicana—que fue obstinado y cruel a partes iguales. Así como fríamente inteligente. El dictador se las arregló para mantenerse en el poder alrededor de treinta años. Causando estragos y asesinatos, acumulando el miedo de su pueblo, teñido de odio, hasta que este culminó en su asesinato. Su ajusticiamiento, así lo llamo el pueblo, y nadie se molestó en llamarlo de otra forma.
Ajusticiamiento. El asesinato de un dictador u opresor era llamado así.
Un escalofrío me recorrió la columna vertebral. Yo no era una santa, pero… ¿Ajusticiar? No me creía capaz de hacerlo, y viendo a Trix, Maggie y Axel, me daba miedo que alguno de ellos lo fuera. Sabía en lo que me metía al venir con Axel, esto era una guerra, pero…no sabía si estaba lista para cargar con ello.
—Estás pálida—musitó Axel a mi lado alargando una mano para posarla en mi hombro.
—No hay nada de qué preocuparse, Lil, tú no tendrás nada que ver con ello—dijo Trix quitándole importancia con un gesto de la mano.
— ¿Tú…?—Trix dejó salir una risa.
—Nada de eso, Lily querida, no saldré de aquí hoy, no señor. Me espera una buena siesta.
— ¿Maggie…?
—A mí no me mires—dijo ella levantando las manos—aunque quisiera, no voy tampoco. Vigilaré todo desde aquí, míralo a él—Maggie hizo un gesto con la barbilla hacia Axel. Casi me dio miedo girarme hacia él.
— ¿Tu…vas a hacerlo?—No sabía si era solo negación o miedo bruto lo que corría por mis venas al ver a Axel. Sabía que él no era un monstruo pero…no podía imaginármelo acabando con la vida de alguien más. Sencillamente era impensable.
—Kalila, iba a decírtelo…
No sabía qué decir, no había nada que decir, aunque fuera físicamente capaz. ¿No era esto necesario para la rebelión? ¿Un sacrificio necesario?
— ¿Esta es la única opción?—me atragantaba la idea de matarla para librarnos. Tenía claro que Athena había sido capaz de más, pero yo no lo era.
—Kalila, mírame—Axel me giró la barbilla con sus dedos, suavemente, para que lo viera. Toda la picardía se había esfumado de sus ojos— ¿Recuerdas lo que te dije de ciertos sacrificios? Son necesarios aunque no nos gusten…
—Esto no es sobre gustos, Axel, es sobre asesinato…
—Ajusticiamiento—me corrigió Trix. La mire mal y volví a ver a Axel.
—Esto es guerra.
—Es una vida.
—Por favor, tú la odias.
— ¡No podría matarla!—Axel oprimió sus labios, antes de acercarse un poco a mi cara, mirándome duramente.
— ¿Segura de eso? Si te hubiese dado una pistola el día en el que descubriste lo del virus, no habrías vacilado en meterle una bala entre las sienes—abrí la boca ofendida y dolida. Aquel tono de reproche me golpeó como una roca en la cara. Un sentimiento de injusticia se elevó por mi garganta, calentándome la cabeza. Axel no podía reprocharme mi comportamiento reacio a la idea de matarla.
—No lo habría hecho a conciencia…
— ¿Acaso eso no es peor? ¿Hacerlo dominada de ira, Kalila?
— ¡Vas a matarla a sangre fría! ¡Como la explosión!
—Ya te dije que no tuve nada que ver con eso—replicó Axel, suave pero firmemente.
—Pero con esto sí.
— ¿Por qué te importa tanto?—Me cuestionó Axel. Abrí la boca pero no dije nada. No me atreví a mirar a Trix o a Maggie. Ambas habían decidido mantenerse fuera de nuestra discusión, aunque sabía que si tomaban partido, sería del lado de Axel.
—Yo… ¡No lo sé! ¿De acuerdo? Es solo que….la idea de acabar con su vida… ¿No nos hace eso iguales a ellos?
Axel no respondió por un momento. Encararlo era difícil, sus ojos azules parecían escudriñar cada pensamiento en mi interior. Me preguntaba si él podía sentir mi preocupación, miedo, frustración e inseguridad.
—Ella mató a más de la mitad del mundo por poder, tú lo viste. Fusiló a un chico de catorce años solo porque no era lo que ella quería que fuera. Athena no es inocente—me miró con cuidado. Sabía que esa muerte lo había afectado mucho.
Y entonces lo comprendí.
Axel lo haría porque aún no había tenido ese cierre. Por culpa de Athena, su mejor amigo había sido ejecutado frente a todos para enseñarles una lección. Athena había dado el primer golpe y para Axel, era como si él le estuviese devolviendo el favor. Como si estuviese vengando la memoria de su amigo.
— ¿Es por…venganza?—Axel no respondió y apartó su mirada.
—Entiende, Kalila, que toda acción tiene su reacción. Es una ley, por eso te mandaron a censurar la noticia en un principio. Athena tomó sus decisiones, yo tomé las mías—Sentí como mi piel vibraba por los escalofríos que me recorrían el cuerpo. Aparté la mirada de Axel dirigiéndola a Trix, quien parecía muy interesada en sus uñas.
—Voy con él—dije. No era como si quisiera verlo en el acto, pero sentía que debía estar ahí por alguna razón.
Axel dejó salir una carcajada al tiempo en el que Trix abría los ojos con asombro.
—No está a discusión. Hice mucho trayéndote aquí, ¿No crees?
— ¿Qué? ¿Se supone que irás solo?—Tenía una sola cosa clara en ese momento, iría con él.
Muchas veces me había derrumbado como una niña de diez años cuando estaba en Geld y cada una de ellas, Axel había estado ahí para mí. Me había cuidado, me había consolado y era mi turno. No dudaba de su fuerza, pero lo que estaba a punto de hacer dejaba una marca. Dejaría una marca en él. Y no era justo que la enfrentara solo.
—Ese era el plan.
— ¿Qué aportarás a la misión?—respondió Trix mirándome fijamente a los ojos.
Axel se recostó en el respaldo de su silla y cruzó sus brazos en su pecho, obviamente rechazando la idea desde ya.
Maggie no parecía tener nada en contra y se inclinó sobre la mesa para oír mejor la conversación.
— ¿Qué?
Trix se encogió de hombros—Si vas a ir, que no dudo que harás, debes ser útil, no hay forma en la que te permitiré ir si resultas un estorbo.
Medité un poco, ¿Qué podía ofrecer para esto? Repasé mentalmente toda mi estancia en Geld, todo lo que me pudiera servir para algo.
—Necesito saber cómo planean…hacerlo, para dar opciones—Trix me miró unos segundos, antes de sonreír y responder.
—Es más sencillo de lo que crees. Axel toca a la puerta de la casa de Athena y le dispara. Mientras, otros grupos (que ya están en movimiento) toman la sede principal de Synapse y la CUI. Con todo ese caos, ya pensaremos en cómo seguir.
Abrí la boca pasmada.
— ¿Eso es todo? ¿En serio?
—En serio.
—Yo también puse esa cara—dijo Maggie—es un plan de locos, obviamente, pero a Trix le gusta irse por lo arriesgado.
—Suena como si no tuvieran nada que perder.
—No lo tenemos, Lily, si nos atrapan (cosa que no harán), ya tenemos un plan de respaldo. Y si lo logramos, tomar el resto del país será el siguiente pan que coma. Luego, solo es cuestión de tiempo que el resto del continente se una a nosotros…o nos ataquen, pero soy optimista con esto.
Alcé las cejas, sí lo era, de hecho. Solo alguien como ella estaría tan tranquila planeando algo así.
—Así que… ¿Cómo ayudarás a Axel?
—Puedo distraerla—Maggie ladeó la cabeza, con una sonrisa burlona en sus labios. Trix abrió la boca para decir algo pero la interrumpí—O ayudar a Axel a infiltrarse…
— ¿Qué te hace creer que queremos pasar desapercibidos? ¿O que, en todo caso, tú podrías ayudarnos con eso?
Se me secó la boca. No era como si yo fuera una espía innata o algo así. La mayor parte del día era muy ruidosa y mi pelo rojo no ayudaba en mi día a día a mezclarme como una más.
Pero, ya me había metido una vez en la CUI (aunque fui atrapada) y otra en Synapse (aunque fue con Axel). Así que algo debía saber al respecto, ¿No?
— ¿Planean que Axel sea capturado en el momento en el que lo haga? Lo matarían sin pensarlo, o lo torturarían para conseguir respuestas sobre ustedes…
—Axel ya conoce los riesgos, Lily…
—No les convendría, no realmente. ¿Saben qué sí lo haría?—Maggie se inclinó más sobre la mesa y Trix levantó la vista de sus uñas con mi silencio. Evite sonreír, había captado su atención. Bien, porque la otra opción era arriesgar la vida de Axel y…«no vayas por ahí, Kalila.»
«Que tomen la CUI y Synapse primero, y cuando alguien quiera avisar a Athena—apoyé mis brazos en la mesa y mire a cada uno a los ojos. Todo era parte del acto, solo estaba haciendo suposiciones basadas en la corta clase de psicología que había tomado. Solo eran suposiciones de la reacción que podrían tener—la encuentren muerta en su habitación, con una nota rebelde. Corta y renuente.
Una sonrisa perezosa se dibujó en los labios de Trix y Maggie relajó el cuerpo, echándose hacia atrás.
—Me gusta, ¿Cómo no se nos había ocurrido?
—Tal vez porque te gusta lo arriesgado—murmuró Maggie por lo bajo. Trix la miro de soslayo, con cara de indiferencia.
—Lo que sea—Trix me sonrió de nuevo y miró a Axel a mi lado— ¿Qué crees?
Lo miré también y me sorprendió verlo más relajado de lo que creía. Se encogió de hombros y me miró.
—A mí también me gusta, le da un toque de humor negro—Tragué en seco, eso no lo había pensado—pero no quiero que vengas—dejé salir un resoplido.
—Vamos, Axel, yo di la idea.
— ¿Y…?
— ¡No puedes prohibírmelo!—solté y Axel elevó una ceja, como si fuese un reto. Mi pulso se heló ante la posibilidad de que Axel me encerrara aquí abajo. Axel debió haberlo visto en mis ojos porque se rio un poco.
—Solo bromeaba, Kali. Pero en serio, no quiero que vengas. Es muy riesgoso.
—Por favor, he estado en situaciones peores…
—No es cierto—me cortó Axel.
—Lo que sea—le quité importancia con un gesto—voy contigo, así que supéralo.
Trix soltó una carcajada.
—Ustedes son adorables, ¿Lo saben?—Me atraganté con saliva y aparté la vista de Axel, quien se veía perfectamente normal.
Maggie subió un pie y luego otro en la mesa antes de hablar.
—Bueno, ya que está decidido, creo que deberíamos pensar en los detalles.
Trix nos dio una sonrisa siniestra y se acomodó en su silla.
—Que empiecen los juegos—no sé cómo lo supe, pero estaba haciéndole una referencia a algo.
La sangre en mi cuerpo pareció vibrar y helarse aún más al oírla. Todo había empezado. El Golpe Final estaba en movimiento.
La muerte de Athena Mitter estaba en movimiento.
El final de la era de Synapse había llegado a su final, a partir de…
Ahora.



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En el texto hay: distopia, romance

Editado: 21.09.2020

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