La investigación había estado a cargo de Malkoçoğlu Bali Bey, ella le había dicho todo lo que recordaba de ese día, no sabía si la descripción del tatuaje serviría, pero tenía fe en que pronto dieran con el responsable.
Había estado en reposo durante algunas semanas, cuando por fin pudo ponerse de pie, le informaron que se iría al palacio imperial, se había sorprendido con aquello, creyó que sólo sus altezas habían ido para poder estar protegidos. Al parecer, el Sultán y la Sultana Hürrem querían verla, sin duda alguna, eso sería un gran honor, y significaba que podría ver a su alteza Cihangir, esa idea le emocionaba mucho y le hacía pensar que el viaje valdría la pena.
El viaje había sido largo y cansado, pero tras llegar, todo el cansancio y malestar se fue de ella, con ayuda de un Ağa bajo del carruaje, con cuidado entró al harem, ahí se encontró con algunas criadas que hablaban sobre el príncipe, una de ellas relataba cómo la habían enviado a los aposentos de su alteza, pero que por más que lo intentó, no pudo estar más tiempo con él. Eso hizo hervir su sangre, era una desagradecida, lo que daría ella por ese honor.
- Señorita Aysel, la Sultana Hürrem desea verla en sus aposentos –dice Sümbül Ağa acercándose a ella, Aysel asiente siguiéndole, no le dolía como al inicio, pero si era un poco difícil moverse.
El palacio imperial seguía pareciéndole de lo más hermoso, ahora se encontraba emocionada de poder hablar con la gran Sultana Hürrem, la había visto y sin duda alguna, era la mujer más hermosa que había visto nunca.
- Adelante –dice una voz desde dentro, las puertas se abren y ella entra detrás de Sümbül.
- Mi Sultana –dice haciendo una reverencia, ella lo imita–, aquí esta la señorita Aysel –dice señalándome con su mano, la Sultana hace un ademán para que me acerque, cosa que hago con la cabeza agachada.
- Sultana –digo haciendo una reverencia lo más que puedo, dolía un poco inclinarse.
- Señorita, mi hijo me ha contado lo que has hecho –dice ella con voz suave–, en agradecimiento te daré lo que me pidas.
- Lo único que deseaba era el bienestar de los príncipes y sultanas, si mi vida servía para que vivieran, ese sería el mayor pago Sultana –dice bajo y suave.
- Ahora ve a descansar –Aysel hace una reverencia–. Sümbül Aga, proporciona a la señorita todo lo que necesite, que el médico de su majestad la examine.
- Como ordene Sultana –dice haciendo una reverencia, ella hace una reverencia y sale junto a Sümbül.
Lo seguí hasta que llegamos a una habitación que se usaba para las preferidas, por el momento me quedaría ahí para terminar mi recuperación y después de eso iría con las demás, o incluso al cuidado de los príncipes.