Sultana de mi corazón

IV

Tras unas cuantas semanas más de recuperación, había vuelto al cuidado de los príncipes, no teníamos fecha de regreso al palacio de Edirme, casi no había visto al príncipe Cihangir, mucho menos escucharlo.

- Señorita Aysel, la Sultana Hürrem desea verla –dice Sümbül tras entrar, había estado tan concentrada en mis pensamientos que no había visto en qué momento entró.

- Claro –me pongo de pie y dejó que otra chica se ocupe de las pequeñas sultanas. Salgo siguiendo a Sümbül, me sentía nerviosa, no entendía para que podía ser llamada a los aposentos de la Sultana.

- Adelante –dice una voz desde dentro, las puertas se abren y ambos entramos, caminamos hasta quedar cerca de la Sultana, hacemos una reverencia.

- Señorita Aysel, ¿cómo se encuentra? –pregunta en tono suave, su rostro era muy hermoso y todo en ella irradiaba poder.

- Mucho mejor Sultana, gracias a Allah –digo haciendo una reverencia con la cabeza.

- Me alegra escuchar eso señorita –dice con una pequeña sonrisa–, voy a encomendarte algo muy importante, espero contar con todo su apoyo –dice seria.

- Cuente conmigo para lo que necesite Sultana –digo suave, pero era verdad, haría lo que fuera por ella.

- Hace tiempo envíe a una señorita a los aposentos de mi príncipe, pero no lo hizo feliz, así que esta vez, ocuparas su lugar, esta demás decirte que te ocurrirá si mi príncipe no es feliz, ¿entendido? –su voz ahora era dura, podía entenderlo, sabía a que se refería, había escuchado esa conversación.

- No se preocupe Sultana, haré muy feliz a su alteza –digo en tono tranquilo, por dentro estaba que rebosaba de felicidad, ni en mis más locos sueños habría podido imaginar esta situación.

- Muy bien, Sümbül –le llama la Sultana, lo veo asentir–, que la preparen, espero buenas noticias señorita.

- Claro que sí, Sultana, con permiso –hago una reverencia antes de salir de los aposentos de la Sultana, cada paso que daba me sentía flotar, no podía creer que al fin podría estar cerca de él, mi corazón estaba acelerado y rebosante de felicidad, incluso si su alteza no volvía a llamarla, viviría feliz por el resto de su vida por aquel bello encuentro.

Al llegar a los baños, me dice que 2 chicas me esperaran en la habitación para ayudarme a vestirme, asiento antes de entrar y comenzar a bañarme.

No había tardado mucho, la verdad es que estaba impaciente, y las chicas que me ayudaban lo notaron.

- Debe ser difícil, también estaría nerviosa –dice una de ellas, le pongo mala cara.

- Gracias al cielo, no eres tú –digo fingiendo una sonrisa, ambas se quedan en silencio y terminan de arreglarme, inhalo y exhalo intentando contener mis nervios así como mi emoción.

Decidida a conquistar su corazón, camino a sus aposentos con la idea, no de ser una favorita, sino, de ser la única.



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En el texto hay: principes, amor, sultanas

Editado: 04.02.2022

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