Salí en dirección al baño apenas mi clase concluyó, mire un momento mi reflejo en el espejo del baño de la escuela, vestía una falda con pliegues en tono azul oscuro y una blusa blanca de botones que saltaba mínimamente a la vista pues estaba cubierta con el saco del mismo tono que la falda y el logotipo de la prestigiosa escuela a la que pertenecía, mis grandes ojos avellana resaltaban en mi cara sin una gota de maquillaje y pecas esparcidas al rededor de ella, mis labios gruesos cubiertos solamente con bálsamo labial y mi cabello castaño claro y ondulado se encontraba amarrado en una coleta alta . No permanecí ahí por mucho tiempo antes de salir de la institución, camine por el pasillo que conectaba la fachada principal con la rejilla ya abierta, tenía un par de libros en mi mano, di pasos rápidos y seguros, como siempre hacia, me daba confianza.
-Disfruta tus vacaciones, Ari- dijo una chica de último año secundada por otro par, su familiaridad así mi me parecía exagerada, ellas y yo sabíamos que no éramos amigas realmente.
-Igualmente, las veo pronto.- dije, haciendo un gesto de despedida con mi mano, me dirigí hacia mi auto aparcado a solo unos metros de donde nos encontrábamos. Los que pasaban junto a mi me deseaban un buen verano y se despedían con la misma familiaridad fingida.
Dos meses en la lejanía de este lugar sería reconfortante, ansiaba alejarme por un tiempo de esta realidad impuesta, había tocado fondo en este lugar y esperaba que un verano lejos me ayudara a averiguar quien realmente era. No me malinterpreten, estaba agradecida con la vida por todo lo que tenía pero por un momento quisiera abandonar todo lo que implica ser una Rhodes.
Subí al auto, Omar, el chófer de la familia me saludó cordialmente mientras me acomodaba en la parte trasera del automóvil, coloqué el par de libros que tenia a un lado mio, el coche arrancó enseguida y me dispuse a escuchar música por mis audífonos. Llegamos a casa mas rápido de lo usual, el trafico era poco a esa hora del día debido a que la salida usual de los colegios era mas tarde. Tomé mis cosas y baje del auto, la puerta de la entrada ya estaba abierta así que solo bastó darle un empujón para que se abriera completamente.
Asenté mis cosas en la mesa de vidrio ubicada a un lado del recibidor, me dirigí a la cocina para husmear un poco sobre lo que Gael estaría haciendo, mire por todos lados pero no la encontré supuse que estaba ocupada en otra cosa. Subí hacía donde estaba mi habitación y la de mi hermano, entre a la de él que se encontraba enfrente de la mía. André, era mi mellizo por lo tanto, era idéntico a mi, mi versión masculina, aunque nuestras semejanzas fueran solamente físicas ya que en lo demás eramos muy distintos.
-¿Qué tal tu día?.- preguntó apenas ingresé a la alcoba. Se encontraba leyendo un libro, que imagino tomó de mi biblioteca, acostado en su cama.
-Pésimo. Gracias por abandonarme hoy en la escuela.- dije y me dejé caer dramáticamente a su lado.
-Sabes bien que no voy a la escuela el último día del curso.- Suspiré, era costumbre de ambos no ir.
-Y tu sabes que tenía que entregar mi proyecto retrasado, al menos hubieras ido por mi.- Hice un puchero.
-Estoy seguro que no lo pasaste mal, ambos sabemos que no me necesitas.- dijo y sonrió, pero claro que lo necesitaba, crecí con el, es mi mejor amigo ademas de mi hermano.- Además, tuve un día productivo, he afinado hasta el ultimo detalle de nuestro viaje.
-Me alegra, espero sea tan bueno como me haz prometido.
-Cuenta con ello, hermanita.
-Iré a empacar maletas y tomaré una ducha.- me levanté de su cama y me dirigí a la puerta, no sin antes voltear..- por cierto, ¿y mamá y papá?.- pregunté
-De viaje o eso creo, imagino que hablaran en un rato.- dijo e hizo una mueca
-Claro, así que de nuevo no vendrán con nosotros.-
-No, me han dicho hoy en la mañana.-
-Bueno, seremos nosotros dos solamente.-
-Míralo como un tiempo de hermanos.- sonrió, pero sabía que le dolía como a mi que mis padres no se esforzarán por pasar tiempo con nosotros.
-Será bueno para nosotros. Iré a mi habitación.- Continué mi camino a la puerta, ya con los ánimos mas decaídos pero eso no me impidió arreglar todas mis maletas, pedí el almuerzo a mi habitación y tomé una ducha para luego sumergirme en un libro, pasando así el día antes del viaje que cambiaría mi vida.
*****
El sábado desperté más temprano de lo usual, el primer día de las vacaciones de verano se sentía como una cálida brisa en la cara, me dispuse a terminar de alistar las pocas cosas que me faltaban para el viaje, aun estaba un poco decepcionada de que mis padres no nos acompañaran, mi hermana por otro lado, prefería quedarse en el extranjero.
Esta vez mi hermano eligió el lugar donde iríamos, a San Andres, la playa más hermosa para vacacionar y con las mejores fiestas de verano, o eso fue lo que dijo, no pensé mucho en ello,al principio no me agradó la idea pero el insistió en que era un buen lugar para alejarnos, ya que se encontraba escondido y no habría periodistas.
Terminé de ducharme y bajé a desayunar, al ver vacío el comedor me dirigí a la cocina donde se encontraba André con una cara muy alegre, estaba sentando desayunando, comiendo solo una ensalada de frutas, estaba acompañado de Gina, ella era la encargada de todo el personal de la casa y también, se encargaba constantemente de nosotros. Le tenía cariño, había crecido con ella, las niñeras iban y venían, no podían controlar a dos pequeños terremotos, pero ella siempre se quedó, la veía como una figura maternal, tomaba siempre en cuenta lo que ella dijera, en fin, era importante para mi de muchas maneras.
-Buenos días.- Saludé alegre, Gina me sonrió.
-Buenos días mi niña, ¿Qué deseas desayunar?.- preguntó sonriente mientras enjuagaba un par de platos que se encontraban sucios.
-Lo mismo que él estará bien.- respondí, me senté junto a mi hermano en la pequeña mesa esperando ser atendida. Si mis padres nos vieran comiendo en la cocina, seguro pegarían un grito.