Al día siguiente, Neil voló sobre el pueblo, observando las casas y cuidando . Desde el aire, podía ver las calles llenas de paz y esperanza, gente hablando de él como un nuevo héroe, aunque también buscaba a Pyrrothor nunca lo encontró por ningún lado.
Mientras tanto en la casa de los Velázquez, Alex y Luciana llegaban al lugar, topándose con Juan, el cual estaba poniendo unas cajas en la parte de atrás de su camioneta.
Hola señor - saludó Luciana
Oh hola niños - dijo dejando una de las últimas cajas en la parte de atrás - ¿Qué hacen aquí? - pregunto
Pues la verdad venimos a platicar con usted - contesto
¿Sobre que? - cuestiono
Sobre el superhéroe de ayer, que salvo a toda la ciudad - contesto Alex
Yo no se nada - dijo
Lo se pero solo queríamos saber que opinaba - comento Luciana
Pues mientras este de nuestro lado todo bien - dijo
Bueno gracias señor - contesto Alex
Estos se van aunque el que quiere saber mas es Alex por obvias razones, pero al final solo se queda con la intriga
Mientras tanto en el techo de la iglesia, Pyrrothor se sentó en silencio, con las piernas cruzadas y las manos descansando sobre las rodillas. Cerró los ojos lentamente, dejando que su mente se sumergiera en un estado de calma profunda. Respiraba de manera lenta y controlada, permitiendo que cada inhalación y exhalación lo llevaran a un estado de concentración total.
Mientras tanto, en algún lugar remoto de Canadá, Neil avanzaba con determinación a través del paisaje helado y desolado. El frío cortante mordía su piel, pero él estaba completamente absorto en su búsqueda. Cada paso lo acercaba un poco más a su objetivo, y su determinación no hacía más que crecer a medida que avanzaba.
Finalmente, en un yermo congelado cerca de la frontera, Neil encontró lo que había estado buscando. La pieza que tanto había anhelado estaba justo frente a él, brillando débilmente bajo la luz del sol filtrada a través de las nubes grises. Con manos temblorosas pero firmes, Neil se acercó y tomó la pieza, sintiendo una oleada de emoción y anticipación recorrer su cuerpo.
Mientras tanto, Pyrrothor seguía inmerso en su meditación, preparándose para el enfrentamiento que sabía que se avecinaba. Con cada respiración, se fortalecía su determinación y su conexión con sus habilidades. Estaba listo para lo que fuera que el destino le tuviera preparado.