Super Purple: One Cursed Girl

Capítulo 8: ¿Una carta de amor? ¡El misterioso pretendiente de Mandy!

Vaya, quien lo diría. Jamás en la vida se me había ocurrido aprender artes marciales… ¡y mírenme ahora! Tal vez me convierta en la Kill Bill peruana. Jajaja, ¿se imaginan? Por cierto, esta tarde ya tendré mi primera clase. ¡Cielos, estoy tan ansiosa por comenzar! ¡IIIAAA, JAIAAA, UHOOO! Rayos, pero como no todo en la vida es felicidad, ahora tengo que lidiar con el problema de que ya todos en la clase conocen mi maldición. Desde ya presiento que a partir de ahora ir a clases será un verdadero dolor de cabeza. Por favor, solo espero que mis compañeros se controlen y no me hagan demasiado bulling… ¡Porque ay de aquel que ose pasarse de listo, lo haré pureee!!

***

Desde que bajó del auto de su madre Mandy avanzó con recelo y en permanente estado de alerta rumbo a su salón. Iba vestida con el uniforme escolar y con una vincha de tela roja en la cabeza. Su chalina, lentes de sol y demás atuendos que había usado el día anterior, ella decidió ya no usarlos más, pues dado que ya todos conocían su nuevo aspecto, ya no tenía sentido alguno el continuar cargando con ellos.

–Nada por aquí, nada por allá –escondida tras una columna, Mandy observó en todas direcciones antes de subir las gradas que la llevaban a su clase en el segundo piso del pabellón.

–¡Hola, Mandy, amigaaa!! –sus tres inseparables amigas del salón la saludaron desde detrás. A Mandy se le erizaron todos los pelos al oírlas.

–Jeje, hola chicas –Mandy saludó levantando tímidamente la mano derecha–. ¡Uf, pero que tarde se ha hecho, debo ir al salón! –ella hizo el ademán de ver la hora en su muñeca desnuda, y acto seguido pretendió subir las escaleras a toda velocidad.

–¿A dónde crees que vas? –su propósito pronto se vio interrumpido por la aparición de Samara y sus amigos, quienes con sus cuerpos le bloquearon el paso hacia la escalera.

–Vaya, cuanto tráfico hay por aquí. Lo mejor será ir por la ruta alterna –Mandy corrió hacia su derecha con la esperanza de huir.

–¡Mi amooor! –sus intenciones esta vez se vieron frustradas cuando se topó con Lorenzo, quien con los brazos abiertos se lanzó sobre ella.

–¡Fuera de aquí, idiota!! –Mandy esquivó a Lorenzo, quien casi se va de cara contra el suelo.

–Vamos, linda, dime que es lo que te ha pasado. Que me entere de quien ha sido el que te ha golpeado hasta el punto de dejarte así, toda morada, te juro que se lo haré pagar muy caro. ¡Ese abusivo tendrá que vérselas conmigo! –Lorenzo le dijo señalándose el pecho con el pulgar.

–¡Nadie me ha pegado, tarado! ¡Ya déjame en paz!

“Miren a esa chica, tiene todo el cuerpo de color púrpura. ¿Qué le habrá pasado? ¿Le habrán pegado? ¿Le habrá caído pintura? ¿Será una alumna de intercambio proveniente de algún circo que está de gira en la ciudad? Seguro es parte de una campaña publicitaria para promocionar alguna nueva película”, estos y otros comentarios similares sorprendieron a Mandy. Cuando ella se dio cuenta de lo que estaba pasando, de pronto se encontró rodeada por un nutrido círculo de curiosos.

–Demoniooos –Mandy se lamentó entre dientes, con el ceño fruncido y apretando los párpados debido a la cólera. Tenía los puños cerrados y tensos.

–¡No puede ser, mi amor! Mira que hasta en el pelo te han salido moretones… pero ya no te preocupes más, que yo te curaré todas tus heridas con mis tiernos besos y caricias –cuando Mandy oyó estas palabras, Lorenzo ya estaba muy pegado a su lado y acariciándole el cabello que le caía sobre la espalda. En ese momento él lucía una mirada de lo más libidinosa, en tanto su boca esbozaba una pervertida sonrisa.  

–¡Lárgate de aquí, enfermo, degenerado! –Mandy se sacó uno de sus zapatos y con este comenzó a golpear a Lorenzo.

–¡No, Mandy, mi amor, esperaaa!! –Lorenzo huyó para evitar recibir más golpes–. ¡Detente, que eso duele, auxiliooo, ayuudaaa!!

Mandy persiguió a su compañero por todo el patio, hasta que Lorenzo finalmente logró refugiarse en el baño de hombres.

–¡Te has librado por esta vez, pero ya te las haré pagar! –Mandy le gritó desde afuera del baño.

–Esto es amor serrano, amorcito: más me pegas, más te quiero –Lorenzo asomó la cabeza por la puerta del baño. Fue una mala idea, pues recibió un certero zapatazo en plena cara.  

“¿Ya vieron a Mandy? ¿Qué creen que le haya pasado? Parece una aceituna pálida. Una ciruela. Una uva. Un vaso de vino. ¿Estará trabajando en algún show de fenómenos? ¿En alguna obra de teatro de monstruos del espacio? Que alguien le avise a Jabba de Hut que una de las chicas de su harén se le ha escapado”, estos y otros cuchicheos más fue lo que tuvo que soportar Mandy cuando entró al salón. Estaba tan furiosa que sintió que la cabeza le iba a reventar en cualquier momento.

–Miren, se está poniendo más morada –señaló Dani.

–¿Se estará asfixiando? –se preguntó Gabriela.

–O qui-quizá se ha ru-rubo-bo-rizado –opinó Omar.

–Purpurizado, querrás decir –lo corrigió Samara.

Toda la clase acababa de coparse de murmuraciones y de numerosas risas a duras penas contenidas.

¡¡PAF!! De pronto Mandy mandó un soberano manotazo sobre su carpeta. Ella se acababa de poner de pie. –Fue suficiente… ¡YA BASTA DE SUS ESTÚPIDAS BROMAS Y COMENTARIOS!!!



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En el texto hay: comedia, aventura, magia aventuras misterio amores amistad

Editado: 30.12.2022

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