Super Purple: One Cursed Girl

Capítulo 11: Conmigo no se juega - ¡el partido de vóley mixto!

¡Qué mal rato el que me hicieron pasar los idiotas de Samara y sus amigos! En serio que me sacaron de mis casillas los muy descarados. Y lo que más cólera me da de todo esto es que al final no pude darles su merecido, ya que un profesor se apareció de buenas a primeras y por lo tanto no me quedó más remedio que huir para evitar ser castigada. Rayos, ahora más que nunca deseo volver a la normalidad, pues estoy segura de que mientras siga siendo la chica púrpura esos tontos siempre encontrarán una oportunidad para fastidiarme. ¡Ya no lo soporto máááss!! ¡Quiero volver a ser normal!! Waaa… 

***

Una vez los últimos alumnos que llegaron del recreo se ordenaron en sus lugares, la profesora de educación física, una atlética señora de pelo corto y teñido de rojo, tomó la palabra.

–Buenas tardes, alumnos y alumnas. Como ya sabrán, estas dos horas que quedan tenemos las clases de educación física junto con la otra sección. Normalmente yo me encargó de las chicas de ambos salones, y el profesor Edwin se encarga de los chicos. Sin embargo, el día de hoy por problemas de salud el profesor Edwin no ha podido venir, de modo que yo tendré que encargarme de todos. Es por ello que el día de hoy las clases de educación física serán mixtas. Las chicas, como bien lo recordarán, la semana pasada les anuncié que hoy tendríamos las prácticas de vóley. No se preocupen, yo sé que la mayoría están ansiosas por el vóley, así que sí o sí lo practicaremos el día hoy a pesar de las circunstancias. Lo único que variará es que debido a que los hombres no pueden quedarse a su libre albedrio sin nada que hacer, he decidido incluirlos en las prácticas de vóley.

–¡Nooo! –se quejaron las chicas.

–¡Nooo! –se quejaron los chicos.

–¡Silencio, que ya está decidido!  

–¡Nooo!

–No les he pedido su opinión. Les estoy comunicando lo que haremos el día de hoy. Y para el que quiera quejarse la dirección está a su libre disposición.

Todos guardaron silencio.

–Así me gusta –la profesora mostró una cándida sonrisa–. Ahora, en orden y en silencio vayan a la cancha de fútbol. En un rato yo los alcanzaré con los muchachos de la otra sección.

Murmullos y lamentos se oyeron por parte de los alumnos, en tanto salían rumbo a la cancha.

–¡Sí, sííí! ¡Este es mi día de suerte! –Lorenzo les comentó a sus amigos mientras se dirigían rumbo a la cancha–. Todas las chicas en pantaloneta estarán tan cerca de mí… ¡oh, esto es un sueño hecho realidad! ¡Que alguien me pellizque! ¡Debo saber si tanta felicidad es real!

–¡Con mucho gusto! –Mandy le habló desde sus espaldas.

–¡Mandy, mi amor!! Así que tú también estás ansiosa porque comiencen de una vez los partidos de práctica. Ya no te angusties más. Te prometo que de todas maneras me uniré a tu equipo para el partido. Es más… –Lorenzo volteó con la intención de abrazarla.

“¡AAAAY!!”, Lorenzo soltó un quejido de dolor cuando Mandy le descargó un soberano pellizcón en el brazo derecho.

–Por lo visto no estabas soñando, mi querido loro desplumado. ¡Jajaja! –Mandy se alejó entre risas hacia donde sus amigas.

–Ya me doy cuenta de que no, ¡snif! –Lorenzo, con los ojos lagrimeándole debido al dolor sufrido, se lamentó en tanto se sobaba el área afectada. Sin embargo, a los pocos segundos, como por arte de magia él se recuperó y con la mirada siguió a dos compañeras que mientras conversaban pasaron por su lado–. ¡Ji ji ji! Pero qué nenas para más buenas…

–¡Eres un enfermo, Lorenzo! –le increpó uno de sus amigos–. Hasta parece que los ojos se te fueran a salir en cualquier momento.

–Bien que tú también te les has quedado mirando. ¡No me lo puedes negar! –Lorenzo respondió, y con la muñeca del brazo derecho se secó la baba que había comenzado a manarle de la boca.

–Bueno, yo, este…

–¡Ya lo ves! ¡Así que ahora no me vengas a hacerte el santo! Mejor disfruta del paisaje, ji ji ji…

Una vez los alumnos de ambas secciones estuvieron reunidos en la cancha, la profesora mandó a todos a dar tres vueltas alrededor del campo de fútbol como ejercicio de calentamiento. Refunfuñando y a regañadientes los estudiantes acataron la directiva de la profesora.

–Que yo recuerde, es la primera vez que a hombres y mujeres nos juntan en las clases de educación física, ¿verdad? –una de las amigas de Mandy comentó. En ese momento las cuatro se encontraban trotando juntas alrededor de la cancha.

–Ahora que lo dices, pues tienes razón. Yo tampoco recuerdo que en alguna otra ocasión nos hayan juntado.

–¿Creen que haya sido una buena idea el juntarnos?  

–Si todos los hombres son tan pervertidos como Lorenzo, pues déjame decirte que ha sido una pésima idea.  

Las tres amigas dirigieron la vista hacia más adelante, en donde Lorenzo se comía con la mirada a una compañera que corría delante de él.

–¡Diug! De solo verlo ya me dio cosas.

–¿Y tú qué opinas de todo esto, Mandy?

“Se les ve tan felices conversando. ¿De que estarán hablando? Se nota que son buenos amigos… o tal vez, quizá… ¡No! ¿Pero qué me pasa? ¿Por qué se me ocurren estas cosas al verlos conversar? ¡Pero si está claro! Simplemente me resulta muy indignante el ver como Martina se cree la gran cosa. ¡Qué alucinada resultó ser!”, Mandy tenía la mirada clavada en Xian y en una compañera de su sección, quienes en ese momento disfrutaban de una amena conversación en tanto trotaban alrededor de la cancha.



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Editado: 30.12.2022

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