Super Purple: One Cursed Girl

Capítulo 16: ¿Una caja de nitroglicerina en el laboratorio? ¡Sálvese quien pueda!

¡Santos cielos! A veces me pregunto cómo se las ingenian mis amigas para cometer tanta tontería junta… ¡Y lo peor es que cada vez se superan las muy desgraciadas! Esas torpes; por su culpa ahora Xian está todo esquivo conmigo. A pesar de que en el entrenamiento de ayer le aclaré el malentendido, igual lo noté un tanto incómodo cada vez que nos hablábamos. ¡Rayos! Solo espero que con el tiempo Xian pueda volver a la normalidad… ahora bien, en cuanto a las torpes de mis amigas… ¡ah! Supongo que tendré que perdonarlas, no me gusta eso de andar de rencorosa con la gente… aunque, eso sí: ¡apenas tenga la oportunidad les daré de su propia medicina a esas estúpidas, ya lo verán!

***

El laboratorio del colegio era un amplio salón de paredes blancas y con altos ventanales en su lado derecho desde los que se podía ver la piscina olímpica. Mesas de cemento largas y forradas de mayólicas estaban dispuestas en dos columnas a lo largo del recinto. Todas contaban con caños con su lavabo, uno para cada uno de los cinco asientos que había por mesa. Pegadas a las paredes laterales estaban colocadas vitrinas que guardaban toda clase de instrumentos e insumos para experimentos químicos, así como piezas de plástico de órganos humanos y animales disecados. Por otro lado, en la vitrina que ocupaba la pared opuesta a los ventanales, habían sido acomodados microscopios de última generación adquiridos hace poco por el colegio. Finalmente, el muñeco de un esqueleto en tamaño real se mantenía de pie en una esquina del laboratorio gracias a una vara de madera pintada de blanco que lo sostenía.

–Por favor, mantengan el orden al ingresar –la profesora de ciencias naturales, una mujer de baja estatura, pelo corto con forma de brócoli, rechoncha y de diminutos ojillos, indicó a los alumnos. Ella iba vestida con una larga bata blanca de laboratorio que le llegaba hasta los talones.

Los estudiantes, todos también vestidos con bata blanca, entraron en tropel y por cerca de un minuto instauraron el caos y el bullicio en el laboratorio. Indiferente al escándalo de sillas arrastrándose, risas y conversaciones, la profesora se acomodó en el escritorio destinado para el docente de turno y prendió la computadora. Luego cogió un control remoto y encendió el proyector que colgaba del techo.

–¿Por favor, hay algún alma caritativa que me pueda bajar el ecran? –preguntó la profesora, aunque su voz se vio opacada por el bullicio imperante–. Es increíble que en todos los años que llevo enseñando nunca me haya tocado un grupo de estudiantes que sean respetuosos, educados, y que sobre todo sepan guardar silencio –la profesora se lamentó en voz baja–. En fin, aquí vamos de nuevo…

¡PUM! La profesora chancó sus libros contra la mesa del escritorio. Como por arte de magia todos los alumnos se callaron. O, mejor dicho, casi todos.

–¡Deja de fastidiarme con eso de una buena vez! –con la silla volteada y dándole la espalda a la profesora, Mandy se encontraba en plena discusión con Samara. En la mesa de esta última la acompañaban sus inseparables tres amigos (Dani, Gabriela y Omar), además de la chica de los frenos.

–¡Mandy! –Roberta, sentada al lado izquierdo de la joven púrpura, codeó a su amiga con disimulo.

–¡Oblígame, eterna solterona! –Samara le respondió a Mandy. Sus amigos le celebraron la gracia.

–¡Te vas a arrepentir por esto, Sid el perezoso!

–Mujer negada.

Risas.

–Ya te dije que todo fue un malentendido. Así que tus bromitas no tienen ningún sentido…

–Lo que no tiene ningún sentido es que intentes conseguir novio. Por gusto es.

Nuevamente risas.

–¡Mandy, la profesora Inés te está mirando! –Roberta volvió a codear a su amiga.

–¡No me molestes, Roberta! ¿No te das cuenta que tengo que poner en su sitio a esta mula…?

–¡Señorita Mandy Carpio! ¡¿Puede por lo que más quiera dejar de conversar y atender a la clase de una buena vez?! –la profesora estalló.

–¡Ay! ¡Lo siento profesora, lo siento! –Mandy volteó de golpe su silla, tan rápido que no le dio tiempo de darse cuenta que en su delante había una bandeja de metal con un bisturí para disección. Ella le propinó un fuerte codazo a la bandeja, y el bisturí salió catapultado por los aires.

“¡AHHH!!”, todos los estudiantes que se encontraban en las cercanías de Mandy se cubrieron las cabezas con sus respectivas bandejas.

–¡Sálvese quien pueda! –cuando la profesora vio en qué dirección iba el bisturí que salió volando por culpa del codazo de Mandy, a la velocidad del rayo se refugió bajo la mesa de su escritorio. El bisturí cayó al piso produciendo un eco metálico. Tras esperar algunos segundos y ver que nada grave había pasado, la profesora salió de su escondite y se sentó en su asiento con toda la compostura que fue capaz de demostrar–. Eso estuvo cerca –se dijo la profesora en voz baja. Entonces se puso de pie y con la mirada seria escrutó a todos sus alumnos.

–Alumnos ¡ejem, ejem! –la profesora se aclaró la garganta–. Tengo que decirles algo muy importante…

Todos los estudiantes la escucharon atentos.

–¿Ven esa mesa de al fondo? ¿Sí? Muy bien. Ahora, ¿ven la caja alargada que está encima? Pues verán, esa caja contiene en su interior frascos de nitroglicerina. Lo que pasa es que en la tarde de ayer hubo un congreso de ciencias para maestros, y entre los temas a tratar estaba el de la elaboración segura de nitroglicerina. Toda la nitroglicerina que se fabricó se guardó en cajas especiales acolchadas que al final del congreso fueron llevadas a un vehículo para su traslado. Sin embargo, esta mañana el profesor Iván se percató de que una caja había sido olvidada en el laboratorio, de modo que con sumo cuidado la colocó allí atrás para que vengan a recogerla. Lamentablemente, por lo visto, hasta ahora no se la han llevado. El punto de todo esto es que la nitroglicerina es un compuesto altamente explosivo y por lo tanto muy sensible ante cualquier movimiento. Por eso es que cuando vi que el bisturí de la señorita Mandy se dirigía hacia la caja reaccioné de la manera tan desmesurada en la que me vieron hacerlo.



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Editado: 30.12.2022

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