Super Purple: One Cursed Girl

Capítulo 18: ¿Mandy y Carmen se enfrentan? ¡El aguerrido duelo de cocina!

¡Qué tragedia! ¡Qué desgracia! ¡¿En serio puede existir alguien más desventurado que yo?! Maldición, en serio que no lo puedo creer. Era mi momento, mi victoria. ¡No puedo creer que toda mi felicidad se haya arruinada por culpa de una cosa tan tonta! Mierda, ¡estoy furiosa! Y de paso pobre, muy pobre. Waaa… ¡me quiero morir! Y es que fue algo tan estúpido… es más, hasta pienso que el accidente de ayer quizá fue culpa de la maldición de Daysy. ¿Será posible? ¡Ay no! De solo pensarlo se me pone la piel de gallina… aunque de todas formas es una posibilidad. ¡Dios mío! Por eso digo que lo mejor es revertir lo más pronto posible esta odiosa maldición. ¡Ya no puedo perder más tiempo! ¡Sí, es momento de volver a los entrenamientos de kung fu! (Y de paso hablaré con Xian para que de una buena vez deje de lado esa actitud tan cortante que está teniendo conmigo).

***

Sábado por la mañana. Era un día de cielo despejado en la ciudad de Arequipa. En el gimnasio Chìbǎng, Mandy y Xian se encontraban en medio de un combate de práctica. El señor Chìbǎng observaba el desarrollo de la pelea sentado sobre un cojín y bebiendo una humeante taza de té verde.

–¡JAIIIAA! ¡Vamos, Xian, ¿qué rayos te pasa?! ¡Pelea en serio! –Mandy le increpó a su compañero en tanto lo atacaba con una serie de veloces patadas. Xian se defendía con los brazos, aunque no mostraba ningún interés por contratacar.

–¡Oiga, señor Chìbǎng! ¡Dígale algo a su hijo! –Mandy se quejó.

El señor Chìbǎng acabó su taza de té y la dejó a un lado del cojín. Se puso de pie.

–Xian, chica púrpura tener razón. Desde hace días tú estar ido, en otro lado. ¡Aterrizar de una buena vez! ¡Pelea en serio! –el señor Chìbǎng le llamó la atención a su hijo.

La potente voz que usó su padre para reprenderlo, consiguió hacer volver a Xian al mundo real.

–Oh, pap… maestro, lo sient…

–¡Idiota, no distraerte!  

¡PUM! Xian recibió un rodillazo en pleno rostro por parte de Mandy. Él se tomó la nariz, que había comenzado a sangrarle.

–¡Y ahora toma esto! –Mandy se agachó y le propinó una patada giratoria directo al talón. Xian cayó de espaldas.  

–¡Ser suficiente por hoy! –el maestro Chìbǎng se interpuso entre su hijo y Mandy cuando ella ya se disponía a continuar atacando.

–Pero maestro, ¡estaba a punto de darle mi golpe definitivo! –se quejó Mandy.

–Xian no estar enfocado en el entrenamiento.   

–¡Tonto! Tuviste suerte de que te salve el maestro, ¡jummm! –Mandy le sacó la lengua.

Xian se puso de pie adolorido. Se miró la mano con la que había estado tomándose la nariz. Esta se encontraba manchada con sangre.

–¡Toma! –Mandy regresó rapidamente del vestidor. En la mano tenía su toalla que solía llevar para secarse el sudor después de los entrenamientos.

–Gracias, pero mejor no, Mandy. Ensuciaría tu toalla.

–¡Cógela de una buena vez o te terminaré de romper la nariz! –Mandy se la alcanzó con brusquedad.

–Bu-bueno, si me lo pones así… –Xian cogió la toalla y se limpió la sangre, tanto de la mano como de la nariz.  

–Xian, tu quedarte echado hasta que regrese con algodón para que pongas en tu nariz –el señor Chìbǎng se internó por la puerta que comunicaba con el resto de la casa.

Xian asintió y se dirigió al cojín que había dejado su padre. Lo movió un poco más atrás y se sentó encima, apoyando la espalda contra la pared.

–Oye, Xian –Mandy se sentó al lado de su compañero de entrenamientos. Con los brazos rodeó sus rodillas. Apoyó el mentón encima de los antebrazos y volteó el rostro hacia Xian–. Tú siempre que entrenas sueles dar todo de ti, volcarte en cuerpo y alma en las prácticas, pero ahora… dime qué es lo que te pasa. ¿Por qué estás así, tan distraído y distante, como si tuvieses una preocupación muy grande? ¿Acaso te ha ocurrido algo malo?

Xian negó con la cabeza. –No es nada, no te preocupes.

–¿O estas así por lo que pasó el lunes en la cafetería?

Xian desvió la mirada.

–¡Ajá! Así que sí es por eso, ¡lo sabía! Creí que ya te había dejado bastante claras las cosas. Todo fue un malentendido provocado por las idiotas de mis amigas. ¿Es que no lo captas?

–Mandy –Xian miró directo a los ojos de la joven. Ella tragó saliva. De pronto, no supo porqué, se sintió nerviosa.

–Di-dime.

–Lo que dijeron ese día tus amigas, yo… desde que ellas mencionaron eso de que tú y yo éramos novios… pues debo confesarte que desde ese momento una pregunta me ha estado dando vueltas en la cabeza… una duda que por más que lo he intentado… ¡Bah, olvídalo, es una tontería!

–¡Óyeme, Xian, ni creas que después de haber hecho todo ese preámbulo ahora me vas a dejar en ascuas! –Mandy tomó a Xian del cuello de su traje de entrenamiento y lo sacudió con brusquedad–. ¡Así que de una vez me vas a decir que es esa duda que tienes! ¡¿Entendido?! –ella le reclamó, cuando de improviso al rostro le cayeron algunas gotitas de sangre.

–Creo que me voy a desmayar… –Xian se mostró mareado. La toalla de Mandy con la que se había estado tapando la nariz estaba en el suelo.



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Editado: 30.12.2022

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