Supernova

[00]

Todos nacimos con diferentes energías. Desde el primer día que abrimos los ojos al mundo, o el primer momento que nuestras mamás nos tuvieron en su vientre, nosotros ya las teníamos en nuestro centro, que más adelante se volverían nuestra forma de ser presenciados y sentidos. Ciertas personas pueden verlas como "auras" a nuestro alrededor, con diferentes colores y sensaciones. Otras las relacionan con la astrología, la unión al sol, la luna, las estrellas y planetas y casas sobre nosotros que conforman nuestra personalidad y huella que dejamos en nuestra vida.

Pero, lo que en realidad hace únicas a las energías, son el hecho de que nadie puede sacarlas de nosotros o cambiarlas. Es algo propio que viene atado al cuerpo y no hay manera de dejarlas atrás. Son nuestras de por vida. No pueden desaparecer hasta nuestro último aliento.

Entonces, la cuestión empezaría a ser: ¿Qué tipos de energía hay en el mundo? ¿Cuántos tipos hay? ¿Buenos y malos? ¿Simples y complejas? ¿Qué y cómo fue lo que verdaderamente se adhirió a nosotros que tanto nos representa? Hay una teoría que dice que, por causa de una supernova millones de años atrás, con su estallido a un rango de ciento-cincuenta años luz no logró la destrucción del planeta, no logró dañar la atmósfera. En cambio, su energía ayudó a la evolución del planeta, y con ello, a la creación de la humanidad. Lo cual fue esa misma energía la que empezó a multiplicarse en nosotros.

Los restos de una supernova es una estructura nebulosa formada a partir de la explosión estelar, rodeado por una onda de choque expansiva que barre todo a su alrededor y choca durante su paso. La estrella ya sin energía alguna en su núcleo implosiona, según su gravedad, ocasionando alguna de las dos rutas posibles para una supernova: Una estrella de neutrones o, muy probablemente, un agujero negro. Materia-energía oscura y rayos de energía de otra.

Unas supernovas a distancia mayores a una centena y media años luz nos causaron la evolución y creación de la humanidad. ¿Qué ocurriría si, a menos de esa distancia de años luz, ocurre una supernova más? ¿Se extinguiría el mundo? ¿O evolucionaríamos una vez más?

Nadie nos había preparado para lo que había sido en realidad, nos habíamos tragado el cuento que sería el final o que nada más pasaría. Había sido lo más válido y lo más creíble en nuestras pequeñas mentes que desconocían lo que habíamos presenciado, ignoramos nuestra fortaleza. Nosotros podríamos llegar a sobrevivir a una oleada radioactiva de una supernova, el problema fue que nos olvidamos de que nosotros habíamos sido creados y evolucionados por una.

Lo que no esperamos fue la evolución extraordinaria en la humanidad que empezó a tallar una enorme brecha en todo el mundo. Empezamos hasta a tener otros nombres, dividiéndonos en esta ancha línea que se había formado. Los humanos y los anómalos.

Sí, habíamos nacido con nuestras energías, siempre dentro de uno y definiendo cómo y quiénes somos, lo que nos volveríamos en nuestras vidas. El problema fue que no pensamos en las energías que se sumaron y se duplicaron al chocar, lo cual ya no fue solo una conexión interna entre lo que se encontraba en nuestro pecho y cada uno. El mundo se conectó a las personas, a los anómalos, mientras quienes no pudieron empezaron a desconectarse de sus valores.

Todo parecía... irreal. El agua podía ser controlada, las copas de los árboles iban de lado a lado con un simple movimiento de una mano, el fuego no quemaba la palma de las manos y la tierra podía temblar con un simple grito. Y eso era solo lo básico, no conocíamos ni la mitad de lo que el mundo podía brindarnos, y como imanes incontrolables, energías desconocidas estaban atadas en nuestras manos sin un mínimo conocimiento del control de estas.

Había un poder sobre el mundo que no era ni político, ni económico. Era un poder natural, que quienes no lo tenían confundieron su envidia con miedo. Querían el poder por su temor y recurrieron a otras armas, recurrieron a la sangre de manos inocentes, como una caza a animales que estaban en sus hogares. En su hambre por poder, en la oscuridad en la cuales se estaban enterrando, perdieron la noción de que seguíamos siendo iguales. Querían deshacerse de todas las energías las cuales no entraban en su panorama de normalidad. ¿Cómo le podríamos haber dicho que ya nada era normal?

Fue entonces que el mundo se dividió, entre presas y cazadores. No importaba si tenías familia, amigos, o inclusive pareja. Quien no compartía la nueva energía, el temor los carcomía.

Y quien la tenía, por su vida temía.

 

 

COMIENZO DE PUBLICACIÓN (PRIMER BORRADOR): JUNIO DE 2020

COMIENZO DE RE-PUBLICACIÓN (SEGUNDO BORRADOR): PRÓXIMAMENTE



#61 en Ciencia ficción
#201 en Joven Adulto

En el texto hay: romance, guerra, poderes

Editado: 02.05.2023

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.