Supernova

[04]

            Lo primero que pude oler al cruzar las puertas del hospital fue el olor a alcohol etílico, a otros medicamentos y a, más que nada, sangre. Los dos primeros eran muy normales, mamá solía venir a casa con aquellos olores impregnados en su uniforme y pelo cada vez que volvía de sus turnos. No fue lo que me desagradó e hizo que mi nariz se frunciera ante el olor y que diera un paso hacia atrás, sino, había sido el olor metálico de la sangre la que lo hizo. El aroma metálico ahogándome tanto que tuve que cerrar los ojos y aferrarme a la mano de mi hermana para tragar la bilis que quería hacerse paso por mi garganta.

Jamie, del otro lado de mi hermana, se tuvo que llevar una de sus manos a su boca.

—Cielos...

Tuvimos que empujarnos contra una de las paredes pálidas al empezar a caminar por los pasillos del hospital. La gente corría de lado a lado, muchas personas sentadas en el suelo las cuales teníamos que esquivar, otras paradas desorientadas sin saber a quién detener y cuestionar. Los uniformes de algunos médicos estaban tan manchados con lo que podría haber sido litros de sangre que no se podía ver el color que tenía la tela. Mi visión se dividía en el blanco de lo que era el hospital y el rojo de la masacre.

Sabía que de fondo una grabadora estaba hablando, llamando nombres de familias que habían podido localizar a un familiar o por lo menos decir en qué hospital se encontraban, penosamente todo sonido era casi inentendible por los gritos y llantos de dolor y desesperación que rebotaban contra todas las paredes. Solo teníamos alrededor de cinco centros médicos en el pueblo, dos hospitales y tres de consultas específicas. No solo el caos estaba en las calles, todo el desastre estaba siendo traído al hospital o centros de forma urgente. Era un completo caos.

Mi mano tiraba de la mano pequeña de Morgan mientras que caminaba detrás de mi mamá. Viendo el estado que estaban los pasillos, mis dedos sin dejar de aferrarse a los de ella para que se centrara en mirar hacia al frente y no a sus costados. Era demasiado para su edad ver los charcos que se formaban bajo los cuerpos de algunas personas.

—No mires, An, no deberías mirarlo —murmuré, y sentí como sus brazos me abrazaban la cintura mientras que aún continuábamos caminando. Jamie estaba pisándonos los talones y yo los de mi mamá.

Hipócritamente, justo después de hacer que Morgan no mirara a las personas que decoraban el piso, yo no pude evitar analizarlas. Gran parte de las heridas estaban tapadas, por vendas o pañuelos, trozos de prendas que podían encontrar y hasta sábanas llegué a ver. Eso no significó que el enchastre en el piso fuera menos, se me revolvieron todos los órganos entre el olor que seguía impregnado en el aire y las imágenes frente a mí. Yo no había puesto mucha atención en cómo me encontraba yo, pero sabía que físicamente estaba en mejor estado que mucha gente de ahí. Mi cuerpo podría haber estado aun sintiendo ciertos efectos secundarios, nada externo y que fuese grave, y de igual forma me preguntaba si más adelante podría ser o no un problema. De seguro podrían eran síntomas del shock, lo cual se irían a medida que la adrenalina se esfumara de mi cuerpo, como también algo aparte. La ola -supernova- había venido del espacio, vaya a saber que podría haber cargado al llegar.

Mamá se detuvo en seco al doblar en una esquina, y apoyándose en una pared, me sorprendí al ver la cantidad de hojas llenas de nombres, impresos sobre el papel o escritos con letra temblorosa, los cuales los acompañaban cierto número o color. Algunos estaban en rojo y otros estaban tachados, ninguno con un buen significado claramente. Mis ojos viajaban de color en color, no prestando atención a los nombres, sólo a la cantidad de carmesí que había en todas las hojas. Hasta mi mamá soltó un largo bufido que cargaba al acomodar su flequillo despeinado que estaba todo revuelto.

—Cada vez va peor —dijo, llevando una de sus manos a su boca mientras que pensaba. Cerró los ojos y meneó la cabeza. El estrés se le estaba empezando a marcar en la vena de la frente.

Unos gritos nos hicieron girar hacia donde habían venido, mi impulso lo suficientemente rápido para taparle los ojos a Morgan al ver a dos personas o médicos acercarse. Ambas prendas que llevaban puestas iban con el mismo tono que me ponía los pelos de punta, cargando en sus hombros a lo que parecía ser tres cuartos de otra persona. Tuve el fuerte instinto de girar la mirada en el momento que pasaron por nuestro lado, a mala suerte de Jamie que había estado más cerca, cayendo en sus rodillas y vaciando su estómago en una arcada.

Mamá se acercó al instante hacia ella y la levantó de los hombros, alejando sus rodillas de lo que había devuelto. Sacó, con manos temblorosas, un pack de pañuelitos que siempre cargaba y le terminó dando uno antes de rodearle los hombros con uno de sus brazos y hacerla caminar con ella con la cabeza agacha.

—Vamos, no nos quedemos por acá —dijo, mis pasos volviéndola a seguir y sin bajar mis manos de los ojos de mi hermano—. Esto no se va a poner mejor.

Tuvimos más cuidado al subir las escaleras hasta el primer piso, el ascensor reservado para casos... especiales donde caminar no era una opción. Jamie ya se había recuperado un poco, ahora también aferrada a mi otra mano, y siendo yo la encargada de tratar de ubicar a su mamá. Rogaba que, entre tanta gente y en comparación a lo que había visto, la herida que ella tenía no tuviera la gravedad de las que seguían probando la estabilidad de mi estómago.

Al doblar en el pasillo de las habitaciones donde gente era internada, reconocí la cabellera rubia y los mismos ojos de Jamie a lo lejos. Terminé tirando de su mano y señalando el asiento en donde su mamá se encontraba.

—Jamie, ¡ahí!

Sentí el beso rápido que me dejó Jamie en la mejilla, y miré cómo hacía lo mismo con mi hermana y mi mamá antes de correr a los brazos de la suya. Melania, reconociendo a su hija una vez que la tuvo cerca, pareció más aliviada al verla de vuelta con ella. Le hice señas a Jamie que después trataría de comunicarme con ella, su respuesta siendo un asentimiento con una sonrisa, y mamá volvió a tironear de mi para seguir caminando.



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En el texto hay: romance, guerra, poderes

Editado: 02.05.2023

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