Supernova

[22]

No me sorprendió que, a pesar del descontrol que había en el campamento por el ataque que había pasado, no me diera una guardia esa noche. Todo el equipo de pelea estaría afuera, pero por el suceso con Logan en el lago y el otro que había pasado en el día, decidieron no ponerme bajo estrés de vuelta. Lo que no se habían parado a pensar era que estresada ya estaba, pero por otras razones aparte del peligro.

Cuando pensaba que podía llegar a entender un poco de lo que mis dedos podían producir, sentía que daba más pasos hacia atrás que para adelante. No solo seguía desconociendo la sensación en el pecho, sino que ahora la pregunta en la mesa era si todo pertenecía a una o si tenía una fiesta de energías en mi pecho. Como cuando todo empezó, me sentí perdida en mi propio cuerpo. ¿Qué más iba a terminar haciendo que podría hacer que más personas me ataquen?

Decir que mis amigos estaban furiosos quedaba corto. Apenas había vuelto del laboratorio con Noah, quien desapareció al instante en busca de Sue Lee, fui atorada de preguntas una sobre la otra, de amenazas contra el rubio que no me había vuelto a dirigir la mirada en todo momento, y además, de muchas dudas por sobre qué había sido lo que me había pasado.

Como siempre, Thomas fue el que no temió en hacer la pregunta.

—Te vi muchas veces usar la anomalía, te vi e hice hacer cosas que no muchas veces repetiste… —alargó, sentado frente a mí de vuelta en mi tienda con el resto—…pero nunca te vi como cuando te abalanzaste sobre Logan.

— ¿Qué fue tan diferente? —tanto Noah como el Doc habían parecido muy sorprendidos por mí estallido, aparte de la nueva idea en la mesa sobre qué era lo que estaba en mí—. ¿Qué fue lo que tanto sorprendió a todos?

La mirada que compartieron entre todos me preocupó un poco, no parecían asustados, pero todavía bastante sorprendidos. Luna gesticuló unas cuantas veces al buscar las palabras justas.

—Parecías…brillar —decidió por decir, mis cejas frunciéndose al escucharla—. No como mucho, la verdad es que no sé cómo explicarlo, pero eras como un…

—Destello —la voz tímida de Claire terminó por ella, sentada en su cama con su mirada un poco perdida. Había sido la única que no me había atorado de preguntas o comentarios, parecía perdida desde el aviso del ataque—. Era un destello a tu alrededor que duró poco pero estuvo ahí.

Mi espalda se terminó de apoyar contra las raíces de la tienda. Nunca me había gustado el descontrol, me ponía ansiosa y desde que todo había empezado yo no había podido aprender a manejar lo que todo el mundo hacía tan fácilmente. Habían pasado meses y yo seguía con la incógnita en mi cabeza sobre qué era. Quién me volvería. Qué tanto no podía controlar.

La cena esa noche se sintió tan pesada que no pude terminar el plato. Thomas y Jacob trataron de incitarme a que tratara de terminarlo, pero apenas entendieron que no iba a pasar, cambiaron el tema en la ronda y trataron de relajar un poco el tenso silencio que se había formado. Luna pareció querer lo mismo, pero Claire seguía en su silencio, y hasta en plena ronda se levantó con un buenas noches y desapareció para irse a la tienda.

Thomas la miró irse, meneando la cabeza, y se giró hacia mí.

— ¿Sabes que le pasó? Desde la mañana que está tan ida —me preguntó y no hice más que encogerme de hombros. Su mandíbula se había marcado al ponerse a pensar—. Desde que nombraron los ataques de los milicos se puso tensa…

—Debe tener miedo, como muchos de nosotros —pensó Luna, como si fuese obvio—. El grupo enviado está bajo las órdenes del coronel Romero aparentemente, no es un tipo dócil según muchos…

No había escuchado el nombre del coronel hacía meses, me acordaba de su bigote marcado y su pecho inflado de orgullo al pararse al lado del General Gedeon cuando daba sus tensas y denigrantes discursos en contra de los anómalos. Ya cuando los miraba desconociendo del poder en mis manos me parecía totalmente alocado, ahora con la energía en mis venas se sentía amenazante. Gente como ellos, en altos cargos, hacían lo imposible e imperdonable para atraparnos. La mujer que había logrado escapar del ataque había tenido más que suerte.

Me despedí de todos después de que me acompañaran a mi tienda, ninguno queriendo dejarme sola y asegurándose que llegara bien. Luna y Jacob siguieron de largo para tomar su guardia cerca del lago, y apenas Thomas se quedó solo conmigo, le sonreí de costado.

— ¿Estás esperando a que entre a la tienda también? —bromeé un poco, haciendo que rodara los ojos.

—Por mí me quedaría acá afuera a hacer guardia —dijo—. No puedo creer que el imbécil de Logan quisiera lastimarte…

Ahogarme, quise corregir, pero no hacía falta tirar del hilo. Le pinché el costado para tratar que relajara el ceño fruncido que cargaba.

—Estoy bien Tom, enserio —murmuré, las palabras pesadas y el sabor a la mentira contra mi lengua me hizo suspirar. Sabía que lo estaría en algún punto pero no sabía cuándo—. No creo que después del puñetazo que le metí hoy quiera volver a intentarlo.

—Menos ahora que sabemos qué te hizo, dudo que vuelva a pensarlo —agregó, un bufido pesado de su pecho que me hizo volver a sonreír. Me daba ternura que se preocupara. Sus ojos se movieron a la entrada de mi tienda y carraspeó su garganta antes de hablar—: Sé que no es mi lugar para meterme y que tienes más relación con ella que yo, pero no la vi bien a Claire hoy.

Peleé por no levantar la ceja alzada. Así que alguien estuvo atento hoy. Me mordí el interior de la mejilla para no decir nada, no era el momento, y me encogí de hombros.

—Como dijo Luna, no fue un día para estar bien del todo —respondí, cruzándome de brazos—. Claire no es una chica que está entrenada para pelear, si pasara algo, ¿podría defenderse?

—Tiene una anomalía bastante capaz para defenderse.



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En el texto hay: romance, guerra, poderes

Editado: 02.05.2023

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