Supernova

[30]

Taylin…

Taylin…

¡Taylin!

Al abrir los ojos no pude reconocer nada a mi alrededor. Los rayos de luz parecían ser muy fuertes, tuve que esconder mi rostro en mis manos para tratar de evadirlos. Sin poder ver, me centré en escuchar lo que me rodeaba, de tratar de ubicar donde estaba. Fueron los murmullos, los pasos y una mano tomando mis muñecas lo que me hizo bajar mis manos.

Primero reconocí el pelo colorado de la chica que se inclinaba sobre mí, después fue de a poco ver el movimiento de su boca al estar hablándome. ¿Por qué no podía escucharla bien? Escuchaba su voz, solo que no comprendía sus palabras. Estaba tan desorientada que hasta que tuvo que chasquear sus dedos frente a mi nariz y todos mis sentidos volvieron a posicionarse en su lugar y funcionar como debían.

Olivia sonrió.

—Bienvenida de vuelta —fue lo primero que le entendí, sus manos todavía en mis muñecas y tirando de ellas hasta sentarme en la hamaca en la que estaba—. Nos diste un buen susto, estuviste mucho tiempo inconsciente…Preocupaste a demasiados.

A diferencia de la última vez que me había despertado ahí, la enfermería parecía estallar de gente. Todas las hamacas ocupadas, las sanadoras yendo por cada una para estar al tanto de cada herido y sus dedos brillando con su anomalía. Me miré el cuerpo al instante, buscando la herida en mí que me había hecho entrar ahí y ser tratada como los demás. A mi asombro, no había ninguna. ¿Qué había pasado?

Con ningún rostro familiar cerca, cuando quise hablar me encontré con un ardor en la garganta que me hizo llevar mi mano alrededor de ella. Olivia pareció notarlo, y con una mueca incómoda, me sirvió un vaso con agua del juego metálico que Jacob parecía haberles hecho.

—Vas a tener la garganta un poco seca, después de tal grito que soltaste —contó, sus ojos sin salirme de encima para asegurarse que me tomara todo el vaso. Me terminó sirviendo otro y me lo tomé igual de rápido que el primero—. ¿Mejor?

Todavía aturdida del sueño y la confusión, asentí. No me dolía nada, no tenía heridas, ¿por qué estaba ahí?

—¿Qué…? —tuve que aclarar mi garganta y tomar otro poco de agua antes de continuar—. ¿Qué pasó?

Parpadeó confundida.

—¿No te acuerdas? —negué la cabeza, rápidamente pispeando a los demás que estaban en sus camas siendo atendidos, y me volví hacia Olivia—. ¿Qué es lo último que te viene a la mente?

—Estábamos en el campamento militar, en el límite. Noah, Claire, Sue Lee, Thomas que estaba desmayado y otras dos personas que nos esperaban… —recordé, por inercia cerrando los ojos en busca de la memoria más fresca. Distintos colores y tonalidades vinieron a mi mente—. Estaban lanzando explosivos, los demás corriendo de ellos, y yo quise ayudarlos. Los protegí y después…

Las palabras me quedaron en la boca, sin saber por qué mi único recuerdo parecía ser una pantalla blanca, mi nombre siendo llamado repetidas veces y la sangre en mis dedos. Me toqué la nariz sin darme cuenta.

—¿Y después…? —presionó Olivia, que parecía no poder creer que no sabía lo que había pasado. O lo que había hecho.

—Luz —decidí por decir—. Sólo…luz.

Me quedé observándola mientras que ella parecía haberse quedado en su cabeza, pensando y sin entender qué me había pasado. Aproveché esos segundos para deslizarme fuera de la cama, mis pies contra la tierra, y tuve que inclinarme con cuidado para ponerme mis zapatillas que habían dejado a un costado. Sin pensarlo me paré, mis piernas sintiéndose muy débiles por mi peso y me tuve que volver a sentar cuando colapsaron.

Las cosquillas molestas aparecieron, mis músculos dormidos despertándose a su tiempo.

—¿Cuánto tiempo estuve inconsciente? —pregunté, olvidándome que Olivia estaba todavía en su cabeza. Por suerte agitó la cabeza y se acercó a mí, dispuesta a ayudarme a levantarme de vuelta. Empezó a frotar sus manos en mis pantorrillas, el hormigueo poco a poco disminuyendo.

—Unos tres días —contestó, lo cual me hizo abrir los ojos por la sorpresa. ¿Tres días? —. Era como si estuvieras dormida, tan profundo que no te podíamos despertar. Te trajimos acá para que estuviéramos atentos a ti, muchos de tus amigos estuvieron en hamacas continuas y se quedaron para verte.

Como un cachetazo, el recuerdo de mis amigos heridos me vino a la mente y sin querer mis uñas se enterraron en su piel al agarrarle las manos.

—¿Tom? ¿Está bien? —Olivia asintió tranquila, justamente todo lo contrario a mí—. ¿Y Luna? ¿Está mejor? ¿Jacob-?

—Todos están bien, Taylin, están siendo tratados cada tanto por algunas heridas tontas —me interrumpió, de un tirón parándome y manteniéndome estable con su agarré. Señaló a sus espaldas, su dedo dando una vuelta—. Todo gracias a ti.

Lo hubiera tomado como que había hablado de mi idea de ir a rescatarlos y cómo todos habían podido huir por eso mismo. La duda surgió en el momento que la vi inspeccionando mis manos, uno de sus dedos pasando por mis palmas hasta que hizo un sonido con su garganta, de curiosidad, y dio un paso hacia atrás.

—Veo que estas bastante despierta y no estás presentando ninguna molestia —señaló, sus dedos pasando cerca de mi vientre, costilla, hasta llegar a mis hombros y cuello. Ella podía sentir el malestar ajeno con su anomalía—. Pero necesitas comer, no pudimos lograr que ingirieras nada de nutrientes o proteínas. Ve directo al comedor y habla con Vincent, quien siempre está ahí.

Con las preguntas en la punta de la lengua, ella me dio la espalda, no antes de darme una sonrisa, y desparecer entre el montón de gente que había dentro. Sin nada más que hacer ahí dentro, empecé a dirigirme hacia la salida, tomando un buzo que habían dejado al lado de la hamaca donde había estado y lo deslicé por mis brazos al salir de la enfermería. El sol directo en la cara me hizo fruncir los ojos hasta que pude acostumbrarme.



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En el texto hay: romance, guerra, poderes

Editado: 02.05.2023

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