Supernova: Plaga Mortal

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¿Por qué el camino de cada ser humano es tan diferente el uno del otro? Es decir, nadie nos da a escoger en qué familia queremos nacer o de qué manera queremos ser educados cuando nuestro cerebro apenas está aprendiendo del mundo y sus infinitas cualidades. ¿Quién será el ente que escoja nuestro destino? Yo creo que, a pesar de que cada persona puede forjar su camino en la vida, existen ciertas cosas ya establecidas por alguna fuerza superior que nos dirigen hacia algún lugar en específico.

A esto me gusta llamarlo destino, pero… ¿Quién es el responsable de darnos un destino diferente a cada ser humano? El solo ponerse a pensar que existe un ser responsable de darle un camino diferente a millones de personas me da escalofríos, ¿quién podría imaginarse la carga de trabajo que eso sería? Hay personas destinadas a ser famosas, otras a ser asquerosamente ricas, a otras el destino no les sonríe y están atrapadas en una vida de pobreza o peligro, incluso algunas otras tienen la mala suerte de contar con un destino que acabe con su vida de manera injusta. ¿El destino en verdad existe? Tal vez sí, pero quizá no sea controlado por un ente, sino por las fuerzas aleatorias del universo. O tal vez solamente estoy delirando de nuevo y, como es normal, mis ideas solamente son tonterías.

«¿Holaaaa?», escuché un susurro muy adentro de mis pensamientos.

Todo este asunto del destino y del camino incierto que está siguiendo cada persona es algo fascinante, pero jamás estaré satisfecho con este concepto a pesar de darle mil vueltas una y otra vez. Las personas que enferman gravemente, que pierden a sus seres más queridos, que sufren las injusticias del sistema social… ¿Merecen ese destino? ¡No lo creo! Sin embargo, tampoco lo pueden elegir porque, como dije, no es algo que puedan controlar por ellos mismos. Cada ser humano tiene su destino, pero ¡MUCHOS NO MERECEN EL SUYO!

«¿Sigues vivoooo?», la misma voz retumbaba en mi cabeza.

Ahora que lo pienso, hay personas que sufren el mismo destino al mismo tiempo. Algo así como un destino simultáneo. Por ejemplo, cuando un equipo deportivo gana un campeonato es algo que todos alcanzan en conjunto, cuando un grupo musical alcanza el éxito lo disfrutan todos los miembros del mismo, incluso cuando hay alguna tragedia masiva como una fuerte tormenta que destruye pueblos enteros… en estas situaciones se vive algo que podría considerarse… ¿Destino colectivo? Y qué tal si la raza humana posee un destino colectivo que nos podría llevar a la ruina algún día…

— ¡DESPIERTA, BOBO! —escuché un grito que me regresó violentamente a la realidad.

— ¡AHHHH! —grité como respuesta natural al estímulo repentino.

— Tranquilízate un buen —dijo mi amiga Val, con una hermosa sonrisa en el rostro—. Yo entiendo que eres un chico muy distraído, pero a veces cruzas tus propios límites. ¿Ya viste qué hora es, Mateo?

— No, ¿qué hora es o qué? —cuestioné todavía confundido por el choque de la realidad.

— ¡Es hora de irnos! —exclamó Val con euforia mientras me tomaba de la mano y me levantaba de mi asiento—. Siempre que termina la clase de Filosofía, te quedas perdido en tu propio mundo dentro de esa cabezota que tienes. La clase terminó hace unos minutos, ya todos se fueron a sus casas. Hasta el profesor.

— ¿¡Qué dices!? ¿Por qué no me avisaste desde el momento en el que terminaron las clases? ¿Era necesario esperar algunos minutos para que se vaciara el salón mientras yo estaba sentado pensando? —pregunté con cierto tono de indignación.

— Lo que pasa es que te ves muy lindo cuando te pierdes en tus pensamientos —afirmó con un gesto tierno—. Desde pequeños haces lo mismo cuando algo te está preocupando muchísimo… ¿Quieres que lo platiquemos mientras vamos de camino a nuestras casas? Quita esa cara de pocos amigos, ¡y sonríe, bobo! —exclamó Val al arrastrarme fuera del aula de clases sin dejarme dar mi opinión.

Valeria Dival, o Val, es por excelencia la mejor amiga que jamás podría tener. Nuestros padres se conocen desde que eran unos adolescentes y, por consiguiente, Val y yo nos conocemos técnicamente desde que nacimos. Por si fuera poco, la diferencia de edad entre ella y yo es casi nula, siendo solamente algunas semanas las que nos separan cronológicamente de nuestra existencia en este mundo. Esto ha provocado que, desde que tengo memoria, Val se encuentre en cada uno de mis recuerdos importantes: los primeros momentos en el kindergarten, el baile grupal de la escuela primaria, mi certificado de secundaria, el baile de graduación de la preparatoria… ¡Y bueno, en la actualidad también está aquí conmigo, estudiando lo mismo que yo! Es increíble el afecto que siento hacia Val, ya que no creo posible que yo pueda confiar en alguien tanto como confío en ella. Podría dejar mi vida entera en sus manos y aun así tendría la seguridad de que está en un lugar con total protección. Val me considera como parte de su familia y yo la considero como parte de la mía; desgraciadamente, creo que ella me considera como un hermano mientras que yo la considero como una posible pareja sentimental. ¡Es que es imposible no enamorarse de ella… y más si llevo toda una vida a su lado! Su hermoso rostro con facciones elegantes, sus ojos verdes que te hacen sentir en casa con tan solo verlos, su cabello castaño que cae por debajo de sus hombros como si se tratasen de olas en un mar fluido, su carisma y noble corazón que opaca a cualquier mujer… ¡NO PUEDO NO ENAMORARME DE ELLA! No tengo el valor para decirle lo que en realidad siento. Puedo perder muchísimo si externo todas las cosas que siento por Valeria, pero también existe la posibilidad de que ella sienta exactamente lo mismo que yo y, de esta manera, forjar una vida perfecta a su lado. Ese es el destino que tanto ansío; quiero estar a su lado por toda la vida. Aun así, no creo que ella sienta algo por mí más allá de mucho afecto, rozando el amor, como yo lo siento por ella. Lo digo porque no tengo mucho que ofrecer; soy un chico con calificaciones normales, no soy nada feo, pero nunca me he considerado el hombre más guapo del instituto, a veces me pierdo mucho en mis pensamientos y parezco un total tarado, me gusta hacer el ridículo... ¡EN FÍN! Hay mil razones por las cuales Val puede fijarse en cualquier otro hombre que no sea yo, y eso me pone un poco triste a veces. Quizá mi destino fue enamorarme fervientemente de alguien que posiblemente no siente lo mismo.




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