Cuando llegamos a la urbanización, lo primero que hice fue una reunión con todos. Quería su opinión sobre mi idea de dales una oportunidad. Nadie dijo nada, pero Antonio me puso su cara de pocos amigos.
-Como sabemos, que se comportaran y que aceptaran nuestras condiciones.-Quiso saber Ricardo.
- No lo podemos saber, pero le avisaré de las consecuencias que tendrán sus actos.- Dije.
Sabía que algunos de ellos no estaban conforme con mi idea y que mis argumentos no les convenció del todo, pero aceptaron que le hablase y les explicase todo, y aceptaran las condiciones serian libres.
Me dirigí a hacia el sótano, donde estaban encerrados. Conforme bajaba las escaleras, mi preocupación aumentaba. No sabía cómo iban a reaccionar al verme, ya que fui yo quien los encerró allí.
Cuando llegar hasta donde estaban ellos, abrí la puerta y le pedid a pablo que me dejasen a solas con ellos, el me miro extrañado, pero accedió a mi petición.
-Espero que estéis bien.-
-¿Qué quieres?-
-Quiero darlos una oportunidad.-
-¿Por qué te íbamos a creer?-
-Por favor, escucha lo que tengo que decirlos y después podéis decidir.-
Se miraron entre ellos, el silencio era muy incómodo.
-Vale, dinos lo que quieras.-
-Estoy dispuesta a darlo una oportunidad, pero tendréis esta. Podéis salir de aquí y moveos libremente, solo tenéis dos condiciones. –
-Cuáles son las condiciones.-
-La primera debéis de cumplir con nuestras normas y la segunda tenéis que ayuda a la comunidad. ¿Aceptáis?-
En ese instante me moría de los nervios, estaban murmullando o entre ellos, no parecía muy convencido.
-Vale, aceptamos. ¿Cuándo nos sacaras de aquí?-
-Tengo que habla con el resto, pero cuando en cuando antes, os lo prometo.-
Salí de aquel sótano satisfecha, ahora solo me quedaba convencer a todos. No me iba a resulta fácil, pero estaba convencida de que lo podía conseguir.
La verdad que no me costó mucho convéncelos de que era lo mejor para todos.
Decidí que la mejor forma para que se adaptasen, era invitándoles a la fiesta que íbamos a dar. Le dije a leo que fuera a por ellos, y que les digieran que eran libres.
Gabriel se acercó.
-Me alegra de tu decisión.´-
-Gracias, no sabes lo bien que me viene oí eso ahora.-
-Bueno, sabes que hay gente que no le gusta, pero ya lo hiciste antes.-
Era verdad, ya hice lo mismo hacia unos meses, y la verdad es que no han hecho nada malo y han ayudado en todo momento.
Eso me hizo ver, que nadie es tan malo como quisieren aparentar.
Cuando leo vino con ellos, se notaba que hacían tiempo que no veían la luz del sol, ya que sus gestos reflejaban que les molestaban.
-Me presento, soy Ana.-
- Yo soy Cristian, este de aquí es maxi y este cabezota es Mario.-
-Queremos darte las gracias por esta oportunidad que nos estáis dando.- Dijo
Mario.
- No es nada, pero espero que entendáis que me estoy jugando mucho con vosotros. –
-Tranquila. Estamos muy agradecidos por estoy haremos todo lo posible para no fállate.-Dijo Mario.
-Esta noche haremos una fiesta, si queréis ir, estáis invitados.-
Ellos se macharon con leo, había que asignares una casa y sus tareas. Pero estaba muy orgullosa de lo que había hecho.
Antonio quería tenerlos vigilado, así que les asigno las vigilancias.
La verdad entendía su preocupación, pero ya había tomado una decisión y no tenía pensado cambiar de opinión, a no sea que me diera un motivo para ello.
Los preparativos para la fiesta estaban en marcha. Faltaban algunos detalles, pero nos daba tiempo, se podía ir a buscar algunas cosas y las otras las podían traer los otros grupos.
Por una vez en mucho tiempo, que colaboramos todos los grupos, sin luchar contra nadie en mucho tiempo. Era una sensación muy agradable, hacía tiempo que no me sentía así de bien.
Todo iba como la seda, empezaron a llegar de los otros grupos. Cristina hablo por radio con sus amigos, por si querían unirse a la fiesta.
Era una oportunidad para conocernos mejor, y lo pasaríamos un buen rato todos juntos.
Algunos trajeron unos instrumentos, pero no sabían quién sabia tócalos. Por suerte Mario y Susana sabían.
Colocamos mesas y sillas en el jardín, pusimos bombillas de colores, para adorna un poco. Los niños hicieron unos adornos muy bonitos y coloridos.
Cuando volvieron, los que salieron a por carne para la barbacoa, trajeron un animal muy grande, lo prepararon para cocínalo. Todo estaba listo para empezar, pero me di cuenta que faltaba mi hermano. Rosa me dijo que quería venir, pero tenía algunas cosas que hacer primero. ´
Aproveché que ella, sabia descifra códigos para que me ayudase con el dichoso portátil.
Le pedí que me guardase el secreto, no quería que nadie lo supiera hasta saber lo que contenía.
Ella me prometió que no diría nada a nadie. Así que me la lleve hasta mi casa. Tenía una habitación, que siempre cerraba con llave, en esa habitación era donde guardaba el portátil.
Se sentó en el escritorio y me dijo que en cuando lo consiguiera me diría lo que pone en esos archivos. Le pedid que no tardase mucho tiempo, iba a ver una fiesta y no quería que se la perdiera.
Me comento que lo mejor sería que se lo llevase y ya me diría algo más adelante.
Cogió el portátil y lo guardo en su mochila, allí estar seguro, ya que nunca se separaba de su mochila. Fuera todo el mundo hablaban entre ellos, incluso los nuevos miembros, a nadie les importaban lo que hicieron en el pasado, lo que les importaba de verdad era la que iban a hacer a partir de ahora.
Todo el mundo se divertía. Por fin llego Sergio, iba con Alex y lisa. Se pusieron a habla con el resto de gente.
Mientras que nosotros nos divertimos, Antonio y algunos de sus hombres velaban por nuestra seguridad. Decidí llevarles algo de bebidas y de comidas, también tenía derecho de disfrutar de la fiesta, pero nadie quiso dejar la vigilancia. Aún quedaban peligros fuera, y aunque hacía tiempo que no sabíamos nada de los elegidos, eso no significaba que no estuvieran por allí fuera haciendo quien sabe qué.