Superviviente Z

DÍA 4 y Planes.

DIA 4 y Planes.

 

Cuando se hacen las 6:30 de la mañana decido ir a darme una ducha. No pegue un ojo luego de todo lo que paso en la madrugada. No encuentro manera de distraerme.

 

Aun estando en el piso 10 escucho feos gruñidos. Pensé que la policía aparecería rápido para acabar con esta locura, toda la madrugada guarde la esperanza de poder escuchar las sirenas típicas, pero nada, silencio, quejidos, gruñidos. Según se, el hotel ya perdió comunicación con el resto de las cadenas hoteleras en Europa y Latinoamérica. ¿De verdad es tan grave? Y yo pecando de ignorante diciendo que solo eran patrañas y maneras de buscar más público, vaya manera. 

 

Me miro al espejo pálida y ojerosa, ojos hinchados a causa de mi llanto incesante. Luego de que Charles me dejara en mi habitación solo me quede ahí, en la cama. Tirada mirando el techo y tratando de encontrar una razón lógica.

 

Dentro de mí albergo la esperanza de que solo sea un feo sueño del cual pronto despertare. Que utópica idea, que ridícula manera de no querer aceptar que ahora los Zombies o muertos vivientes forman parte de la cadena alimenticia. Y no es mi culpa, es que es tan loco… algo que solo pensé ocurrirían en películas está pasando en la vida real.

 

Ganas de vomitar me embargan de repente. Simplemente no soporto todo lo que recae en mí encima y sin más corro al baño, vomitando la bilis, no soporto las muertes sangrientas que he visto. Las recuerdo y otra arcada mi invade inevitablemente, siento que mi estómago saldrá por mi boca.

 

Luego de todo esto, veo que se hacen las 7:30 am y decido bajar por mi comida. A pesar de que tenga unas terribles nauseas sé que debo comer porque en estos momentos no sé cuándo deba salir corriendo.

 

Hay una gran fila para los que nos toca las 8:00am. En esto escucho un siseo.

 

—Psss —volteo y no veo a nadie. —Pssss, Alaska. —Escucho la voz de Charles.

 

Veo que esta unas 20 personas delante de mí y lo saludo de lo mano. Me llama y voy a su encuentro.

 

—Diablos Alaska, te ves pésima amiga.

 

—Humm charles, no se quien pidió tu opinión pero muchas gracias de todas maneras —le digo borde. —Lo siento, solo que no pegue un ojo anoche y acabo de dejar el estómago en el inodoro.

 

—Yo tampoco logre dormir nada anoche. Ponte delante de mí, no hay problema. —Asiento y lo hago solo porque de verdad siento mis energías por el piso.

 

Mientras hago la fila pienso en que hare si nunca llega el ejército a controlar todo el caos. Es evidente que no puedo quedarme aquí, pero ¿A dónde iré? No conozco esto por aquí, no tengo ni la remota idea de cómo se llama siquiera la calle donde está el hotel.

 

Tal vez si logro subir a la azotea pueda tener un poco de señal telefónica para llamar a mis amigos y hacer una llamada a la embajada de los EE.UU, no creo que todo este perdido tan rápido, me niego a pensarlo.

 

— ¿Qué tanto piensa? Señorita  —inquiere charles y decido mirarlo—.

 

—Sabes que las probabilidades de que vengan a rescatarnos son muy bajas ¿verdad? Es cuestión de pocos días para que todo esta falsa calma que se mantiene aquí simplemente estalle ¿y sabes lo que debemos hacer, charles? Huir. ¿Pero sabes que es lo peor? Que no tenemos ni una puta idea de donde estamos parados, al menos yo no. No es mi país, no están mis amigos, estoy sola aquí y eso tiene mi estabilidad emocional y mental pendiendo de un hilo.

 

—Lo sé, te entiendo. Yo también estoy solo acá y es difícil, pero te propongo algo. Si algo sale mal debemos irnos juntos Alaska. Recuerda que dos son siempre mejor que uno. En este caso es primordial tener compañía. Yo tengo un pequeño mapa que obtuve de un guía turístico. Podemos estudiarlo y memorizarnos las calles también los atajos. —Me dice él.

 

—Me gusta tu idea, es hora de asimilar todo esto que está pasando y por más que me guste mi soledad sé que en una situación así no vale estar solo. Luego de comer algo podemos armar una estrategia que sirva para ayudarnos en caso de tener que salir corriendo.

 

>> ¿Sabes que es lo peor? Que este era mi viaje y mi lugar soñado, nadie lo podía arruinar. Ahora todo se encuentra sumido en gruñidos y gritos de auxilio. Antes veía las típicas películas de Zombies y pensaba que eran buenísimas, me mataba por verlas… ahora resulta que se volvió todo una fea y aterradora realidad.

 

 

Alaska y charles no pudieron evitar sentirse aliviados al encontrar mutuamente un punto de apoyo en toda esta crisis. Sin perder tiempo empezaron a armas planes de escape que pudiesen serviles en caso de que la seguridad que les brindaba el hotel se desplomase. Ellos sabían que solo era cuestión de tiempo para que eso ocurriera. Juntos reunieron los insumos que tenían en sus habitaciones para así tener comida en caso de un escape de emergencia sus insumos constaban casi todos de chocolates y dulces típicos de Alemania.  Decidieron también que convivirían en una sola habitación. Eligieron la habitación de Charles, la cual, en caso de necesitar huir era la más cerca. Es mejor 8 que 10. Lastimosamente pero para su gran fortuna ellos se podían ver como un equipo, desarrollando entre si una relación casi fraternal que los hacía sentir protegidos.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.